Guillermo Echeverría David Vicente

Contra la historia y con una presión mayúscula. Así afronta Inglaterra la final de la Eurocopa contra España. Lo hace, inevitablemente, con el recuerdo de lo ocurrido en la última edición y con la imperiosa necesidad de convertirse de una vez por todas en el rey de Europa.

Parece mentira, pero no lo es. Inglaterra, el inventor del fútbol, todavía no sabe lo que es proclamarse campeona de Europa. Aunque la realidad es que tampoco ha estado demasiadas ocasiones cerca de serlo. Se ha perdido seis de las 16 ediciones disputadas hasta el momento y tan solo en seis de sus 10 presencias ha conseguido superar la fase de grupos. 

En 1968 y 1996 estuvo muy cerca de tocar metal, pero en ambas ocasiones la selección inglesa fue apeada en las semifinales. En 2004 y 2012 no superó los cuartos de final y en 2016 sucumbió en octavos. Unos resultados bastante irregulares que han cambiado por completo tras los últimos resultados.

Y es que Inglaterra afronta este domingo en Berlín su segunda final de Eurocopa consecutiva. Hace tres años perdió de la forma más cruel, en la tanda de penaltis y ante su público, pero se han vuelto a presentar en el último paso antes del trofeo con un equipo plagado de estrellas y que, en la teoría, puede asustar a cualquiera.

Un grupo que llega con sed de venganza. Es cierto que varios de los futbolistas que perdieron en Wembley contra Italia ya no forman parte del combinado británico, pero nadie olvida en el vestuario inglés, menos aún Southgate, lo ocurrido hace apenas tres años.

Una colección de estrellas

A Inglaterra le sobra talento. Lo tiene a raudales. Bien es cierto que no ofrece un fútbol excelso, pero tener sobre el terreno de juego a jugadores tan talentosos supone una amenaza para España, que deberá estar muy atenta a cada uno de los atacantes de los de Southgate.

Porque es así, en la zona ofensiva, donde Inglaterra cuenta con varios de los mejores jugadores del planeta. Sin duda, los más destacados son Jude Bellingham, Phil Foden y Harry Kane. Tres jugadores totales, móviles, con capacidad de asociación y con un colmillo al alcance de muy pocos en esta Eurocopa. Además, los tres han sido de los mejores jugadores de la temporada y llegaban al torneo en un gran estado de forma.

Eso era sobre el papel. En la práctica se ha visto que la combinación de tanto talento ha sido finalmente un cóctel difícil de digerir. O por lo menos lo fue durante la fase de grupos y los octavos de final ya que la imagen contra Suiza y Países Bajos ha sido mucho más competitiva y convincente.

El cambio de sistema le ha venido muy bien al equipo de Southgate. Foden y Bellingham ya no se pisan sobre el terreno de juego, Kane puede participar más y la elaboración de los ataques es mucho más fluida. Los espacios se ocupan mejor y eso ayuda mucho a todos los cracks británicos. 

Pasar a un dibujo de tres centrales ha servido también para ver la mejor versión de Bukayo Saka, el cuarto en discordia del ataque británico. Su actuación como carrilero le hace ver más metros por delante suya y le libera de algunas marcas rivales. Puede encarar, fintar, conducir hacia dentro... Se siente como en el Arsenal. Y eso no es una buena noticia para España. 

Más allá de los ya mencionados también existe hueco como revulsivos para Palmer y Watkins, dos de los mayores goleadores de la Premier League en la última temporada. Southgate tiene fondo de armario y ese es un arma que puede utilizar en caso de que la final se marche a la prórroga.

Un muro en defensa

Como decíamos, sobre el papel Inglaterra tiene un ataque que asusta. Sin embargo, donde realmente está obteniendo resultados en esta Eurocopa es en defensa. El fútbol de Southgate nunca se ha caracterizado por ser demasiado atractivo, pero lo que nunca ha faltado es un rigor táctico en defensa de máximo nivel. 

Han permitido a sus oponentes solo 5,3 goles esperados en sus seis partidos hasta ahora. Su tasa de 0,8 goles esperados en contra por cada 90 minutos jugados es la más baja de todos los equipos del torneo. Eso significa que están restringiendo a sus oponentes a oportunidades en las que el oponente promedio tendría dificultades para marcar un gol en 90 minutos.

No solo están permitiendo pocos disparos, sino que también están logrando forzar a sus rivales a tener ocasiones de baja calidad. Cada disparo que han recibido en la Eurocopa ha tenido una calidad media de 0,09 xG (un 9 % de posibilidades de ser anotado), y solo tres equipos han permitido disparos de menor calidad en promedio. Ninguno de esos equipos llegó a las semifinales (Bélgica, 0,06 xG; Ucrania y Suiza, ambos 0,08 xG).

Del mismo modo, Inglaterra se ha convertido en una selección que pocas veces está por detrás en el marcador. Tan solo se ha visto por debajo en el marcador en 81 de los 600 minutos que ha disputado en este torneo. Ahora bien, tanto en cuartos como en semis se ha visto obligado a remontar convirtiéndose así en el primer equipo de la historia que llega a la final logrando esta machada.

Southgate ha hecho mucho por mejorar la mentalidad de sus jugadores. No hay pánico cuando van perdiendo, sino una fe real y honesta en que pueden encontrar la manera de volver al partido.

La chilena agónica de Bellingham contra Eslovaquia, el gol Saka en el tramo final y el posterior triunfo en la tanda de penaltis ante Suiza, la gran reacción frente a Países Bajos con un tanto en el último minuto... Inglaterra se ha abonado a la épica en este torneo y está más que preparada para levantar la primera Eurocopa de su historia.