Este lunes durante la fiesta de España en las calles de Madrid por la victoria contra Inglaterra con goles de Nico Williams y Oyarzabal, María, la 'princesa futbolera guerrera' tuvo la oportunidad de sostener el trofeo de la Eurocopa y acompañar a los jugadores en el escenario gracias al capitán del equipo, Álvaro Morata.
La pequeña salmantina posó con el trofeo junto al '9' de España antes de la fiesta en el Palacio de Comunicaciones, sede del Ayuntamiento de Madrid, y también fue homenajeada por todo el equipo delante de los miles de aficionados que se concentraron en la Plaza de Cibeles.
"Te lo he dicho muchas veces. Al final nosotros jugamos al fútbol. Tú nos enseñas cada día lo que es luchar y ser un superhéore en la vida", dijo Morata antes de fundirse en un abrazo con la pequeña.
Vivió en primera persona toda la celebración sobre el escenario, al que saltó con Baena y se marchó tras levantar el trofeo al cielo de Madrid, como hizo su amigo Morata al de Berlín. "Vi la final con mis abuelos, en Salamanca", aseguró ante toda España.
Antes, María fue una más de la Selección y tuvo la oportunidad de cantar junto a Aitana. La artista, que amenizó la celebración, se dirigió hacia la pequeña destacando la ilusión que le generaba estar con ella y le prometió una inmortalizar el momento cuando los festejos acabasen. Pero quién es María.
María y Álvaro Morata se conocieron por primera vez en octubre del año pasado, cuando María cumplió su sueño de conocer al delantero del Atlético de Madrid. En esa ocasión, Álvaro no solo le dio un abrazo, sino que también le regaló un balón y una camiseta firmada. La relación se fortaleció en marzo, cuando coincidieron nuevamente durante el saque de honor en el Cívitas Metropolitano.
La admiración de María por Morata es mutua. El delantero ha expresado en varias ocasiones su respeto y cariño hacia la niña, destacando su fortaleza y valentía. En una entrevista en la Cadena Ser, María recordó con emoción las palabras de Morata: "Me dijo que la verdadera luchadora era yo, que ellos solo salían al campo". Este vínculo ha sido inspirador no solo para ellos, sino también para muchos seguidores del fútbol.
María, de nueve años, ha estado luchando contra el sarcoma de Ewing durante los últimos cuatro años. Este tipo de cáncer raro afecta los huesos y el tejido biológico. A pesar de los desafíos que enfrenta, María sigue demostrando una increíble tenacidad y optimismo. Su historia ha conmovido a muchos, y el apodo de 'princesa futbolera guerrera' refleja su espíritu indomable.
La influencia de María se extiende más allá de Álvaro Morata. Durante el partido del Atlético de Madrid contra el Alavés en octubre, los jugadores rojiblancos le firmaron un balón y Morata le regaló su camiseta. María describió este encuentro como uno de los momentos más especiales de su vida.
Pero su conexión con el mundo del fútbol no termina ahí. En el partido del FC Barcelona contra Unionistas de Salamanca en la Copa del Rey, María también tuvo la oportunidad de conocer a varios jugadores culés.
Tras la victoria del Barça, pudo posar con los jugadores y recibió la camiseta de Pedri como regalo para su hermana. Ferran Torres también interactuó con ella, haciendo que la noche fuera aún más especial.
María continúa con su lucha y la de muchos más niños que tienen problemas como ella, por eso sigue recaudando fondos y concienciando sobre la importancia de la investigación del cáncer infantil a través de la fundación.
A pesar de los obstáculos que ha enfrentado, María tiene sueños y aspiraciones claras. Su amor por el fútbol es evidente, y sueña con seguir jugando como centrocampista. Sin embargo, su mayor objetivo es convertirse en oncóloga para ayudar a otros niños que enfrentan desafíos similares. "Todas mis oncólogas son del Real Madrid, a ver si cambian", bromeó en una entrevista.
María también fue protagonista del último Atlético de Madrid - FC Barcelona. Una iniciativa, organizada por la Fundación Atlético de Madrid, buscó brindar visibilidad a la lucha contra el cáncer infantil y recaudar fondos para la investigación.
María, junto con otros pacientes oncológicos infantiles, representó la esperanza y valentía en esta batalla. Su historia es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más oscuros, la fuerza y la resiliencia pueden iluminar el camino hacia un futuro mejor.