¿Está estancado Marco Verratti?
El medio italiano sigue dejando muestras de su gran talento, así como de su descontento. Tanto el PSG como Unai Emery le necesitan en un proyecto que todavía busca su hoja de ruta.
6 noviembre, 2016 02:18Noticias relacionadas
París todavía está aprendiendo a vivir sin los goles de Ibrahimovic y no está siendo un proceso sencillo. Además del cambio de entrenador, ciertas modificaciones en el plan de juego y el pésimo rendimiento de los fichajes más ilusionantes de su verano (Hatem Ben Arfa y Jesé), la intranquilidad de verse en el tercer puesto liguero agrava el mal momento. El último torbellino que ha azotado los dominios de Unai Emery, quien poco a poco va apagando fuegos internos, ha sido Marco Verratti. El jugador italiano está obligado a dar un paso al frente sin Ibrahimovic, asumir galones y demostrar que puede liderar el proyecto parisino, aunque las últimas semanas no invitan al optimismo.
Un enfrentamiento con el cuerpo técnico, las inoportunas declaraciones de su agente ("Si sigue el acoso, pensaremos en irnos") y las del seleccionador italiano (“Marco no está feliz en el PSG”) le sitúan en el punto de mira. El propio Verratti ha negado cualquier problema, pero sobre el terreno de juego seguimos esperando el paso definitivo de un talento especial al que le está costando evolucionar.
El dilema con Marco Verratti
El centro del campo del PSG está plagado de opciones de primer nivel: Verratti, Matuidi, Rabiot, Krychowiak, Motta y Javier Pastore. Seis nombres para tres puestos. Pese a las múltiples combinaciones posibles, no hay ninguna en la que el italiano deba ser suplente atendiendo al talento de cada uno y a los problemas del PSG para tener imaginación con el balón. Marco sigue siendo ese jugador habilidoso, regateador hasta el exceso y creativo, pero le sigue faltando mentalidad y regularidad para sostener 90 minutos a su equipo y a su cabeza. Si repasamos sus datos, él ha ido evolucionando desde que aterrizó en Francia con 20 años, pero no al nivel esperado.
Esa magia adherida a sus fallos de concentración y a su físico de 1,65 metros casan poco con la idolatría de Unai Emery por los medios fuertes y el orden, así que apostó por el mismo plan que el de Banega en Sevilla: cubrirle las espaldas y adelantarle para que tenga libertad. A diferencia de los experimentos previos, Marco es un futbolista que quiere más balón, más toque –incluso en exceso- y sentir que tiene el ‘tempo’. Y Ventura, seleccionador italiano, destapó el enfado de Verratti hace aproximadamente un mes: “La última semana jugó fuera de posición, justo por detrás de los delanteros. Está triste en el PSG y es una lástima porque es un jugador excepcional”.
Desde aquella rueda de prensa, su agente reconoció que “está feliz en París”, pero que “veremos los planes del PSG, ya que de vez en cuando está bien probar nuevas aventuras”. Esto se ha sumado a los sendos enfados con Emery en las últimas dos jornadas de Ligue 1, cuando con el marcador empatado a cero fue sustituido a la hora de partido.
La misión de Emery
Está siendo difícil el inicio de aventura en París. Primero apartando a Hatem Ben Arfa por falta de actitud y luego mandando dardos a Jesé avisando de que “tiene que trabajar más”. Para colmo, uno de los fijos, como es Verratti, demuestra su descontento, aunque Unai le quita importancia: “Prefiero jugadores que se enfadan con los cambios”. El italiano ya ha dicho que “no se lleva mal” con su míster, pero esta supuesta confrontación deja otro debate en torno al estatus del jugador y su potencial: ¿Está siendo todo lo importante que puede?
Desde su llegada, ha ganado en protagonismo dando más pases (casi 30 más por partido), aunque no ha mejorado su falta de consistencia en los metros finales: cuatro goles en más de 170 partidos. Cierto que no es su cometido, ni siquiera ser el último pasador (su mejor temporada en ese aspecto dio un pase de gol cada cuatro partidos), pero debería haber progresado en un equipo tan dominador como el PSG.
Ese fuerte carácter para improvisar y tomar riesgos casi de manera impulsiva es la que le llevó al PSG, pero también la que le limita su ubicación actualmente. Su habilidad en el regate va a más (2.1 por cada 90 minutos este curso, en su primer año promedió 0.9), pero también el número de pérdidas (actualmente pierde 3.9 balones por cada 90 minutos cuando el curso pasado eran 2.4), muchas de ellas cerca de su propia portería.
Por comentar aspectos positivos, el número de ocasiones que crea ha aumentado casi el doble (de 0.9 en su primer curso a 1.6) y su implicación realizando entradas también destaca (3.6 entradas buenas por choque con un gran 65% de acierto cuando va al suelo). Aunque sigue teniendo esos fallos infantiles. Primero, de concentración con pérdidas; segundo, de disciplina: apenas promedia una falta por partido, pero recibe muchas tarjetas, la mayoría por protestar (este año ya van dos amarillas y una roja, que llegó por encararse).
Conociendo todos los defectos del PSG, Unai Emery podría darle más importancia en la base de la jugada. Más aún viendo sus malos números en los metros finales y su mejoría sin balón, pero todavía debe encontrar cómo contrarrestar esos fallos infantiles (igual con Krychowiak pendiente a un lado) que lastran al jugador y al proyecto. En este sentido, Marco Verratti y el PSG se parecen. Hay talento y potencial, pero falta madurar.