Julen Lopetegui (Guipúzcoa, 1966) no era el técnico favorito para suceder a Vicente del Bosque en el banquillo de la selección española de fútbol; de hecho, semanas antes de su nombramiento se daba por segura la elección de Joaquín Caparrós (una vez pasada la ola de popularidad de Paco Jémez). El aterrizaje en la ‘Roja’ del exentrenador de la sub-21 (y del Oporto) podía ser cualquier cosa menos tranquilo: seis semanas después de firmar el contrato tenía ya un partido oficial, y un mes después un choque contra la Italia que había vapuleado a España en París en la Eurocopa.
Su primer partido (0-2 en Bélgica, amistoso) fue una inyección de entusiasmo para una afición desorientada por un equipo que jugó muy bien dos partidos en Francia, pero despejó después cualquier duda sobre la necesidad de un cambio profundo. Tres victorias y un buen empate (con superioridad) en Italia para la clasificación al Mundial 2018 han certificado posteriormente la buena salud del equipo, cuyo empate postrero en el amistoso de Inglaterra -su partido más flojo- permitió mantener las sensaciones durante el largo descanso hasta el próximo partido de la selección: 24 de marzo, en Gijón, contra Israel. Lopetegui recibe a EL ESPAÑOL en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas para conversar sobre el presente de un equipo que parece haberse acostumbrado ya a no ser el mejor del mundo.
¿Qué balance ofrece la selección tras este año tan irregular? Llegó usted sin tiempo para hacer muchas pruebas...
El balance es positivo... Evidentemente, es cierto lo que dice, llegamos y hemos tenido una intervención prácticamente mensual de dos partidos, con la máxima exigencia, como no puede ser de otra manera en esta selección. Es positivo a nivel de resultados, a nivel de compromiso, de actitud, de sensaciones, de respuesta de los jugadores (que es lo más importante). Ahora tenemos un periodo de cuatro meses sin competición; algo que no nos gusta demasiado, pero que tenemos que aceptar. Nos adaptaremos y aprovecharemos también ese tiempo: hay otro tipo de actividades y responsabilidades, sacaremos conclusiones y cogeremos aire.
De la famosa transición de la selección española se habla desde aquella dura derrota contra Chile en el Maracaná, hace dos años y medio. ¿Está ya finalizada?
No creo que haya una transición que empieza un día y termina otro. La selección, por estar abierta a la aparición de un jugador nuevo en cualquier momento, está en constante evolución. Sí ha habido un momento en que un grupo de jugadores concreto ha hecho historia durante mucho tiempo, a nivel nacional y mundial. No hay una generación de tantos jugadores de la misma edad (más o menos) que haya ganado tanto y de esa manera... Lo hemos disfrutado, y ahora lo que tratamos es de aprovechar jugadores que todavía, entendemos, están con una salud fantástica para conseguir objetivos, mezclándolos con jugadores que por edad y por el orden natural de las cosas están apareciendo. La selección es un ciclo abierto permanentemente.
Podría decirse que la generación llamada a sustituir a Xavi y a Alonso en el mediocampo (Thiago, Isco, Koke) todavía no ha desarrollado la misma personalidad que sus predecesores, o quizá se siente impresionada por el peso de sustituir a los mejores de nuestra historia. El pésimo partido de Thiago en Wembley fue particularmente preocupante. ¿Cuál es su valoración sobre estos jugadores?
Cualquier análisis es válido, salvo el de que no tengan personalidad. Al contrario... Para empezar, son jugadores diferentes. La comparación con los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial es injusta. Creo que si estamos continuamente en ese ejercicio hacemos un flaco favor a los chicos que vienen y a la propia evolución de la selección. Lo que hay que hacer es mirar para atrás para estar orgulloso, para disfrutar de los mayores logros de nuestro fútbol, y no compararlos. Unos jugadores eran de una manera, y ahora son de otra. Eso no significa que los de ahora no tengan ni capacidad ni personalidad ni nivel para poder liderar la selección española, y habrá que dejarles hacer su camino. Sin mirar para atrás y sin comparaciones. Y estoy seguro de que van a hacer un camino brillante. No sé si de ganar o no, porque ganar solamente gana uno. Y en toda nuestra historia ya ve lo que hemos ganado. (O en la historia de cualquier otro país). Es complicadísimo... Pero sí que son buenos jugadores, con presencia y carisma para estar en la selección. Son diferentes, eso sí. No por eso menos válidos.
Son buenos jugadores, con presencia y carisma para estar en la selección. Son diferentes, eso sí.
¿Podemos concluir que no han terminado todavía su progresión?
No... Son jugadores que están empezando a ser importantes en la selección y lógicamente tienen que hacer su camino. En estos seis partidos que llevamos juntos han estado a un nivel altísimo. Ha mencionado el partido contra Inglaterra, pero yo le puedo hablar del de Bélgica o Italia: sinceramente, creo que su respuesta ha sido muy buena.
Tras el partido contra Italia cundió la sensación entre la afición, y desde luego entre la prensa, de que hubo una gran diferencia entre la Italia de junio y la de octubre. Entre la España de junio y la de octubre... ¿Qué cambió en el equipo?
Lo primero a decir es que nos hemos encontrado una selección con muy buena salud. El hecho de no ganar no significa que se esté muy mal. Sólo gana uno. Portugal, la campeona, ni siquiera hubiese llegado a cuartos de final con el formato antiguo. Conviene recordarlo para hablar del tipo muy peculiar de competición que son las fases finales de los grandes campeonatos, donde hay momentos puntuales en los que necesitas ese puntito de suerte y de acierto.
Dicho eso, nosotros intentamos preparar los partidos siendo fieles a nuestro entendimiento futbolístico de cómo contrarrestar a Italia, que evidentemente había sido superior en el partido anterior, y matizar algunas cosas, tanto con balón como sin balón. Pero a partir de ahí lo más importante fue la respuesta de los jugadores en el campo. El fútbol es de los futbolistas, son los que ejecutan las cosas en el campo. Nosotros tratamos de ayudarles, de darles guías. Pudimos entrenar dos días, y el segundo en el campo, sabiendo que como estás siendo observado no puedes casi hacer nada. Tuvimos prácticamente un solo entrenamiento de calidad.
Por eso sorprende tanto la diferencia... Se veía un equipo con otro tono, con otra actitud. ¿Quizá también por el momento de la temporada?
Hicieron un gran partido, pero también se demostró lo que es Italia: un equipo capaz de convivir durante 75 minutos con el hecho de ser nítidamente inferior y ser capaz de empatarte un partido. Son aprendizajes que hay que sacar para tener respuesta a esas situaciones, que son las que te llevan a lograr grandes objetivos. Tenemos la sensación de que necesitamos ser muy, muy superiores para poder vencer los partidos. Y en cambio Italia sabe vivir en el límite del abismo y sobrevivir con naturalidad.
Hasta el gol de Perisic España estaba dando una buena sensación.
Visto en retrospectiva, ¿el gol de Perisic en la Eurocopa fue un crujido definitivo para aquella selección?
Evidentemente, cambió los cruces... Y nunca sabes. Nunca sabes... Sacar conclusiones mirando para atrás, en el mundo del fútbol, es trampa. Sí es cierto que hasta ese momento España estaba dando una buena sensación.
Pensando en el Mundial de Rusia, ¿la presencia de Aduriz en las convocatorias significa que el cuerpo técnico opina que podría llegar fresco al verano de 2018?
Nosotros, sinceramente, no hacemos cálculos a año y medio. Hacemos cálculos para dar respuesta al siguiente partido. Esa máxima de 'partido a partido' que parece estar de moda ahora ha sido así toda la vida. El trabajo del entrenador es así: puedes planificar a medio o largo plazo, pero los envites que tienes son tan importantes que no te dejan aplazar nada para el futuro, sino darle respuesta.
Sinceramente, no hacemos cálculos sobre la edad con la que van a llegar los jugadores a determinado campeonato. El único cálculo es llegar y dar respuesta al camino de clasificación. Aduriz ha venido porque entendíamos que nos podía aportar cosas en estos dos últimos partidos. Su estado de forma nos lleva a creer en él. Lo que pueda pasar en el futuro no se sabe. Lo primero es lograr la clasificación, que va a ser muy ajustada, muy dura, por Italia... Es la clasificación más complicada que se ha podido tener para un Mundial, por el tipo de grupo y de clasificación. Ése es el objetivo prioritario.
¿La recuperación deportiva de Casillas podría abrirle de nuevo las puertas a la selección? ¿O es un tema cerrado?
En su momento decidimos que no viniera a la selección, por una serie de motivos que explicamos. Pero siempre hemos sido muy respetuosos y muy justos con nuestra convicción de no cerrar la puerta a nadie. Y por supuesto a Iker. Está compitiendo en un equipo de máxima exigencia y nuestra obligación es estar atentos a la evolución de todos los jugadores.
Vitolo termina 2016 de manera ascendente en la selección, de la misma forma que Alcácer sería candidato a jugador cuya relevancia más ha descendido. ¿Hay forma de superar la inactividad con un club y venir a la selección de todas maneras?
Tampoco sería yo tan contundente... Depende del momento de la temporada. No es lo mismo no jugar en septiembre u octubre, que todavía tienes bagaje de la anterior temporada y los minutos están más repartidos, a no competir durante más tiempo: evidentemente, la falta de competición te hace estar en clara desventaja con tus contrincantes. Pero no me atrevería a decir que hay una regla sobre el que no juega no viene. Hemos hecho excepciones a veces, como con Isco en octubre, porque creíamos que era bueno para nosotros; entendemos que es un jugador que va a estar cerca de nosotros.
Isco va a estar cerca de nosotros.
Vitolo está siendo un jugador sólido. A veces hay apariciones de jugadores que están muy bien, pero para estar en la selección tiene que hacer algo más, ser sólido. Y Vitolo lo está siendo, en su club y en la selección, en sus respuestas. Los jugadores sólidos son fiables y tienen más opciones de estar en la selección.
Hay algunos jóvenes jugadores españoles que triunfan en el extranjero y no han ido todavía a la selección. Marcos Alonso es un ejemplo claro. ¿Hay tanta competencia?
Marcos debutó conmigo como profesional en el Castilla, le conozco bien, jugó como lateral y en la Fiorentina y el Chelsea con defensa de tres como carrilero. Está haciendo muy bien las cosas y está dentro del radar que tenemos de laterales izquierdos. Es una posición en la que realmente tenemos bastante opciones.
¿Le ha sorprendido las dificultades de la sub-21 para clasificarse al Europeo, con semejante (a priori) equipazo?
A las clasificaciones se les resta importancia, nos hemos acostumbrado a dar por hecho que nos vamos a clasificar. Francia, por ejemplo, no está en ese Europeo sub-21. Muchas veces hay desconocimiento sobre la dificultad y la realidad de las clasificaciones. Conocemos lo nuestro, pero no conocemos lo de fuera. Yo creo que eso forma parte de la cultura deportiva, en ese aspecto tenemos un margen de mejora: respetar más a los rivales, darle la importancia que tiene a cada partido. La sub-21 se ha clasificado con mérito, hará un papel brillante con Albert al mando. Es una buena generación, sin ninguna duda, pero las clasificaciones son complicadas. Tú puedes ser superior, pero ganar no es fácil.