El futbolista más ‘desgraciado’ del mercado: 14 clubes en ocho años
Michael Héctor, a sus 25 años, busca encontrar la estabilidad en el Hull City tras muchas idas y vueltas. Está cedido por el Chelsea, equipo con el que no ha jugado ningún partido.
8 agosto, 2017 01:05Noticias relacionadas
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Alguien, en algún momento, durante la crisis, invitó a los jóvenes a pasar deambulando por el mercado laboral durante toda su vida. Lo de tener un empleo fijo para siempre, reconoció, formaba parte del pasado. Así, tal cual. Y lo cierto es que da un poco igual quién pronunciara aquellas palabras. En realidad, podría haber sido cualquier empresario. O, quizás, cualquier representante. Al fin y al cabo, en el fútbol también parece haberse acabado lo de permanecer en una entidad de por vida. Ejemplos hay de sobra. De hecho, se multiplican con el paso del tiempo. Como muestra, el recorrido de Michael Héctor, cedido al Hull City este curso, que ha jugado en 14 clubes en ocho años a sus 25 años. Una barbaridad y, desde luego -o, al menos, así se ve desde la distancia-, una 'desgracia'.
Su historia, en el origen, pertenece en su relato a la del común de los jugadores de fútbol. Michael Héctor, nacido en East Ham (Londres), hijo de jamaicanos, empezó a soñar pegándole patadas al balón en la calle, junto a compañeros de clase y de barrio. Pero a él se le daba mejor, qué se le va a hacer. Y el Millwall llamó a la puerta de su casa y le ofreció formar parte de las categorías inferiores del club. Eso sí, fue por poco tiempo, porque rápidamente entró en el Thurrock, donde siguió progresando sin parar. Hasta que el Reading llegó a su vida. Un equipo con historia y tradición. Y él aceptó la oferta sin saber lo que vendría después.
Fichó por el Reading en el año 2009 -desde aquí se pueden empezar a contar sus clubes-, en la que era, a priori, su primera experiencia como profesional. Tenía 17 años y mucho que aprender -en todos los sentidos-. Pero no lo iba a hacer en su club, sino en otros y en categorías de poco nivel. El Reading, nada más llegar, lo cedió para que se ‘fogueara’ en ligas amateurs. Michael Héctor pasó por el Braknell, Didcot Town, Havant & Waterlooville, Oxford City y Horsham. Por todas estas entidades circuló hasta que en la temporada 2011 llegó al Dundalk, ya en competiciones profesionales. Desde entonces, otros cinco clubes hasta el curso 2013/14 (Barnet, Shrewsbury, Aldershot, Cheltenham y Aberdeen).
Un periplo que, por fin, le permitió jugar con el Reading. Primero, como jugador en propiedad y después cedido por el Chelsea. En total, disputó 93 partidos hasta que la rueda volvió a empezar a girar. El conjunto blue lo cedió la temporada pasada al Eintracht de Frankfurt, donde jugó 27 partidos y marcó un gol, y este curso se ha ido a préstamo -para no acabar con la tradición- al Hull City. En total, 14 clubes en ocho años. Una locura. “Ya se sabe, ellos (en referencia al equipo de Antonio Conte), pueden fichar a quien quieran”. Y él, de momento, no forma parte de sus planes.
Puede que lo haga en el futuro. A sus 25 años, Michael Héctor todavía tiene margen de mejora -tal y como cree el Chelsea- y, sobre todo, mucha experiencia: ha jugado en hasta ocho competiciones profesionales distintas (Bundesliga, Championship, Premier League 2, Premiership, League Two, League One y la liga irlandesa). En total, 199 partidos, 16.071 minutos y alguna que otra anécdota un tanto vergonzante. Como cuando la FA (Federación Inglesa) lo sancionó con ocho partidos por ver tres tarjetas rojas en 11 partidos. Cosas que pasan.
Este curso, después de militar en la Bundesliga la temporada pasada, jugará en Championship (segunda división inglesa) con la esperanza de debutar algún día con el Chelsea en partido oficial, el equipo que lo tiene en propiedad -y del que es aficionado-. Al fin y al cabo, tiene 25 años. Es decir, todavía puede jugar en otros 14 clubes hasta que decida retirarse. O quizás en alguno más -o simplemente en uno para toda la vida-. Quién sabe cuándo volverá a girar la rueda y si él seguirá dejándose arrastrar por ella irremediablemente. Quién sabe. Quizás ni siquiera él mismo sabe dónde irá. A día de hoy, la única decisión que ha tomado en su vida es jugar con Jamaica y no con la selección inglesa. El resto es posible que no dependa de él.