El Manchester United es un club histórico camino del caos. La entidad mancuniana va rumbo al desastre más absoluto en todos los aspectos. Nada funciona en Old Trafford. El equipo es una calamidad en defensa y solo Cristiano Ronaldo da la cara en ataque. El fichaje de Ralf Rangnick ha sido un fracaso absoluto y en la dirección reina el desgobierno.
Por si fuera poco, la afición se ha levantado en armas y ha decidido no aguantar ni un minuto más el bochorno que les hacen pasar sus jugadores y sus dirigentes. Por ello, han pasado de protestar fuera de los terrenos de juego a hacerlo también dentro. Una situación que ha provocado imágenes muy tristes teniendo en cuenta la trascendencia histórica que tiene el club más prestigioso del Reino Unido.
En los últimos partidos, parte de los hinchas más habituales de los red devils han decidido dar la espalda al equipo de manera literal y se han negado a ocupar sus asientos en Old Trafford. Por ello, en partidos como los disputados ante el Norwich o ante el Chelsea, las gradas del estadio del Manchester United han estado casi vacías como señal de protesta. Eso no ayuda evidentemente a los jugadores, que se retrotraen a tiempos pasados donde en los campos reinaba el silencio por culpa de la pandemia.
Sin embargo, estas protestas van lanzadas directamente con los propietarios del club, los Glazers. Ellos son el principal blanco de las críticas y es que los aficionados del Manchester exigen su salida y les piden que vendan el club a un nuevo dueño. Así se lo han hecho saber introduciendo en Old Trafford pancartas en las que se pueden leer mensajes como 'Glazers OUT' o 'Love Manchester, hate Glazers'. Algunos no entran y los que entran, lo hacen para protestar y generar todavía más caos.
Guerra contra los Glazers
Malcolm Irving Glazer era un empresario estadounidense dueño de la marca First Allied Corporation, el holding donde alineaba todos sus negocios. Además del mundo empresarial, también era un amante de los deportes, por eso se hizo con el control de los Tampa Bay Buccaneers de la NFL. Y en el año 2005, decidió convertirse en el accionista mayoritario del Manchester United.
Durante la recta final de su vida, falleció en 2014, cedió la gestión de estos equipos a sus hijos, en especial a Avram Glazer. Y es él precisamente quien se ha convertido en el objetivo número uno de la ira de todos los aficionados del club inglés. A pesar de que ni siquiera reside en Manchester, lo hace en Luisiana, intenta gestionar la actualidad del club ayudado por su gran equipo de trabajo y se deja ver por las Islas Británicas cada vez que puede.
Ahora solo lo hace para recibir críticas y para testar en primera persona la animadversión que siente la hinchada de Old Trafford hacia su figura. Casi desde un primer momento, los fans del United, especialmente los más radicales, se han mostrado muy contrarios a sus propietarios. Sin embargo, este sentimiento de odio se ha acentuado desde que Avram se ocupa principalmente de los asuntos del club.
Desde el año 2014, momento del fallecimiento de Malcom, el Manchester solo ha ganado cuatro títulos y ninguno de ellos ha sido la Premier League o la Champions. Una sequía que va camino de convertirse para ellos en otra pandemia. Además, desde la salida de Sir Alex Ferguson, el club cada vez está más lejos de ser lo que fue. Han tenido años de cierta mejoría, pero siempre vuelven a aparecer los peores fantasmas. Y eso ha provocado la crispación suprema de la hinchada contra los dueños.
La gota que colmó el vaso de la afición fue la decisión de los Glazers de secundar, y casi liderar, el proyecto de la Superliga Europea. A pesar de que se unieron a los otros cinco clubes importantes de Inglaterra, la grada de Old Trafford no se tomó para nada bien una decisión que consideraron como una ofensa al fútbol más tradicional. Los inventores del deporte traicionando sus principios. Así fue cómo lo vendieron y el motivo que dieron para liarla, provocando destrozos en la ciudad deportiva del club y asaltando por la fuerza el estadio de Old Trafford.
Ya en ese momento, los Glazers estuvieron a punto de caer, pero Inglaterra se desmarcó rápidamente de la Superliga, asunto que todavía tiene que aclararse legalmente, y consiguieron salvar la cabeza. Sin embargo, los malos resultados de este año a pesar de haber fichado a jugadores como Jadon Sancho, Rapahel Varane o Cristiano Ronaldo están volviendo a provocar que la familia de empresarios esté en el ojo del huracán. Cada domingo, las protestas van a más y la situación está a punto de provocar una desgracia.
El caos deportivo
La crispación de la grada de Old Trafford está también incentivada por el mal rumbo que lleva el equipo. Llevan muchos años sin estar entre los grandes de Europa y el panorama en Inglaterra cada vez les queda más grande. En los últimos años, el Chelsea y el Liverpool han conseguido ganar la Champions. Además, el propio Liverpool, el Manchester City y hasta el Tottenham han conseguido ser finalistas. Este curso, citizen y reds vuelven a estar entre los cuatro mejores de Europa con serias opciones de volver a dar una final británica. Y mientras tanto, el United solo acumula fracasos.
Su lugar ha estado más en la Europa League, competición que ganaron en el año 2017 de la mano de José Mourinho y en la que el pasado curso fueron finalistas, derrotados por el Villarreal en la tanda de penaltis. En 2021, además, volvieron a recuperar algo de cartel en Inglaterra, ya que terminaron segundos en la Premier League tras un buen final de temporada. Suponía el regreso a la Champions.
Sin embargo, este año está siendo para olvidar. En la máxima competición continental consiguieron pasar la fase de grupos como primeros, pero fueron eliminados en octavos por el Atlético de Madrid. Y en liga, la situación es dantesca. Son sextos y tienen casi imposible entrar en la Champions. Pero lo que es peor es que terminar en la Europa League ahora mismo no es fácil y podrían caer a la Conference. Si así se produjera, sería dramático intentar crear este verano un proyecto competente e intentar convencer a jugadores para ir a un equipo que estaría fuera de las dos competiciones más importantes.
El mal rumbo del equipo provocó el despido de Ole Gunnar Solskjaer, un técnico que alternó momentos buenos con momentos malos, pero que se había ganado al vestuario. De interino entró Michael Carrick, que a punto estuvo de quedarse el puesto tras las buenas sensaciones mostradas. Pero finalmente terminó llegando el alemán Ralf Rangnick, quien no tardó en tener tensas broncas con las estrellas por imponer sus métodos. Pero ni tampoco con sus lecciones el equipo ha levantado el vuelo, si no todo lo contrario.
El Manchester de Ralf es el más desastroso de todos. Ya han encajado 52 goles en 35 partidos cuando el curso pasado en toda la liga solo recibieron 44. Esto ha hecho que la tensión en la grada vaya en aumento. Pero ahora solo queda terminar la temporada lo mejor posible e intentar, por enésima vez, crear un nuevo proyecto en una entidad que ha fichado en los últimos años a jugadores como Bruno Fernandes, Pogba, Maguire, Cavani, Wan-Bissaka o Telles, más los citados anteriormente, para nada.
El curso que viene Rangnick cambiará el banquillo por el palco, ya que pasará a ser una especie de asesor o de director deportivo para intentar crear el mejor equipo posible. En su lugar llegará Erik Ten Hag, uno de los máximos representantes del fútbol moderno en Europa que ha deslumbrado en los últimos años en el Ajax. Sin embargo, una cosa es hacerlo en Ámsterdam y en la Eredivisie y otra en un gigante en ruinas como el Manchester. El holandés tiene ganas y dispondrá de una potente inversión en fichajes para poder solventar la papeleta.
El 'caso Cristiano Ronaldo'
El primer gran dilema que tendrá que resolver es el de Cristiano Ronaldo. El crack luso aterrizó este verano procedente de la Juventus de Turín, otro gigante en horas bajas, para intentar hacer resurgir al club que le convirtió en estrella. Estuvo a punto de firmar por el City, pero finalmente terminó eligiendo con el corazón y no con la cabeza. Seguramente se equivocara mirando hacia lo poco que le queda de carrera en la élite, pero lo hecho, hecho está.
Cristiano Ronaldo ha alternado momentos muy buenos con otros no tan acertados. Sin embargo, pocas veces ha fallado a su cita con el gol y ha salvado al equipo en varias ocasiones en la Champions. Se podría decir que ha sido de lo poco salvable del club este curso sin haber sido su mejor año. No obstante, en febrero cumplió los 37. Quizás deberían ser otros los que tendrían que estar tirando del carro, o por lo menos ayudando. Ronaldo acumula este curso 23 goles, 6 de ellos en Champions en 7 partidos.
A su irregular rendimiento, se ha unido también su mala relación con Rangnick, algo que ha afectado al vestuario. No se pueden ni ver y eso no ha ido en beneficio del portugués. El alemán seguirá en el club y está por ver si el luso lo hará. Él parece que quiere seguir, pero las últimas informaciones apuntan a que ni Rangnick lo quiere ni Ten Hag, el nuevo entrenador, tampoco. Por eso ya habrían dado luz verde a su salida al mercado.
De momento, Ronaldo sigue ajeno a todo, marcando goles e intentando superar el golpe que le ha dado la vida con la pérdida de uno de los hijos que estaba esperando. Pero en cuestión de semanas tendrá que decidir si busca un nuevo club, como podría ser el PSG, o si apuesta por seguir en un United que puede jugar la Conference el año que viene. Eso si el clan Rangnick-Ten Hag le dan la opción de continuar. Lo que está claro es que todo son guerras ahora mismo en el Manchester United.
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