El deporte estadounidense está profundamente marcado por los casos de abusos sexuales en cadena que han protagonizado personajes tan deleznables como Larry Nassar. Sin embargo, no solo en disciplinas como la natación o la gimnasia se han producido este tipo de situaciones. También en deportes mucho más mediáticos como el fútbol. Una disciplina reconocida en todo el planeta y que lleva décadas intentando abrirse paso al otro lado del Atlántico.
El balompié estadounidense ha tenido casos muy escabrosos en los últimos años, pero seguramente pocos comparables al de Brad Evans, quien bien podría ser conocido como el Larry Nassar del fútbol en Estados Unidos. Este técnico ha pasado toda su carrera entrenando primero a chicas jóvenes y después a equipos profesionales.
Sin embargo, ha construido su carrera deportiva en los banquillos de un modo muy espantoso. Tal y como desveló hace unos meses The Guardian, lo hizo a través de ocultar una serie de abusos sexuales. Cada vez que se veía en una situación comprometida cambiaba de club para volver a repetir el mismo modus operandi.
El miedo de las víctimas y el silencio cómplice de entidades e instituciones, que no querían ser relacionadas con este criminal, ha permitido que muchas de sus fechorías quedaran ocultas y, por tanto, impunes. Ahora, el citado medio británico ha dado a conocer cómo se las ingeniaba este entrenador estadounidense para poder ir formando su trayectoria personal sin dejar de cometer atrocidades contra niñas y mujeres a las que iba destrozando la vida a su paso.
El modus operandi de Evans
Los primeros pasos de Brad Evans estuvieron en la University of Toledo. Allí permaneció durante varios años entrenando a varios equipos femeninos. Sin embargo, tuvo que dimitir de su puesto cuando empezaron a surgir rumores que relacionaban su figura con unos supuestos abusos sexuales. Una situación, la de la dimisión, que lógicamente era la menos mala para él.
Brad había sido denunciado por una mujer. Sin embargo, ni la University of Toledo ni el US Center for SafeSport completaron la investigación antes de cerrar un caso que quedó en el aire. Evans aprovechó para macharse antes de que fuera tarde para poder trabajar en otra entidad consiguiendo que el escándalo se tapara sin que la bola de nieve fuera más grande. Una falta de transparencia que ahora se ha convertido en un claro ejemplo de vergüenza nacional y más tratándose de un centro universitario.
Era el año 2015 y el técnico estaba al frente de un exitoso programa de fútbol del centro cuando decidió marcharse a cambio de que el motivo de su renuncia fuera una 'relación inapropiada' con una miembro de la Universidad. A pesar de que muchas jugadoras y sus familias pidieron una profunda investigación para que este tuviera una pena ejemplar, Evans nunca enfrentó a cargos penales por estas acusaciones.
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Lo más llamativo de todo es que Evans consiguió silenciar su situación de tal forma que no le costó encontrar nuevos trabajos en el mundo del fútbol. Así fue cómo formó parte de la Ohio Youth Soccer Association North y del Internationals Soccer Club. La maniobra de Evans fue tan buena que, tal y como reconoce Keri Sarver, quien le abrió las puertas del ISC, nunca conoció realmente su pasado y por le contrató sin remordimiento alguno.
La versión de una relación inapropiada con una compañera de trabajo caló tan hondo en la opinión pública y en los corrillos del fútbol femenino en Estados Unidos que nadie sospechó que Brad fuera el protagonista de un gran escándalo sexual y el culpable de varios delitos graves. Sarver, que ahora es entrenadora asistente de la selección femenina de Nueva Zelanda que se prepara para la Copa Mundial Femenina de 2023, lamenta el grave error que cometió en aquel momento debido a su falta de información.
Ahora, Sarver va más allá y apunta a una de las instituciones responsables de que Brad Evans pudiera construir una carrera entre abusos sexuales. Se trata del US Center for SafeSport, que se encarga de trabajar y hacer un seguimiento a todos los entrenadores para que precisamente no pasen este tipo de cosas. Este organismo da formación a todos los técnicos para mantener una buena salud social dentro del deporte americano. Sin embargo, Evans consiguió burlar todos sus controles para seguir teniendo un hueco en el mundo del fútbol.
Muchas vidas destrozadas
La carrera de Brad Evans terminó el pasado mes de julio gracias a una investigación del medio The Guardian que consiguió destapar todo lo que había hecho el técnico durante su carrera. Especialmente en la University of Toledo, donde se cree que todo comenzó. Esta investigación permitió que muchos padres y madres, y sus hijas, pudieran respirar un poco más tranquilos sabiendo que los días de peligro habían terminado.
Entonces, mostraron su malestar a través de las redes sociales denunciando que había tenido que ser un medio de comunicación quien se encargara de detener aquello cuando centros universitarios, clubes y organizaciones especializadas habían permitido que se produjeran todo tipo de sucesos relacionados con la figura de Brad.
Estos padres aseguraban que muchas de sus hijas habían tenido que dejar el fútbol por culpa del trato inapropiado que recibían por parte de este peligroso técnico. Y maldecían el hecho de que además hubiera podido seguir trabajando después de haber salido de la University of Toledo.
La situación alrededor de los casos con los que se relaciona a Evans sigue siendo motivo de conflicto. Por ello, muchas personas que admiten errores y culpabilidad en los movimientos entre clubes que realizó no se atreven a dar la cara de manera pública por miedo a las repercusiones profesionales y personales que se pueda producir dentro de la comunidad del fútbol estadounidense. Desde la Ohio Youth Soccer Association North se reconocen errores relacionados la llegada del entrenador.
De hecho, extraoficialmente se asume que las historias relacionadas con los abusos de Evans se conocían, pero que se prefirió mirar hacia otro lado aludiendo a "invenciones juveniles". De hecho, los pocos que se atrevieron a cuestionar sus decisiones fueron silenciados. Si la situación en la University of Toledo provocada por el entrenador fue muy complicada, más lo terminó siendo lo sucedido en la Ohio Youth Soccer Association North y que más tarde pasó a ser la Ohio Soccer Association (OSA).
Allí, Evans dirigía el Programa de Desarrollo Olímpico y fue coleccionando una acusación de abuso tras otra hasta tener un total de seis a sus espaldas. Sin embargo, no fue cesado de su cargo hasta que la investigación del medio británico fue sacada a la luz. Hasta ese momento, se mantuvo la versión oficial de que no se tenía constancia de las prácticas habituales realizadas por parte de Evans.
Terminó siendo cesado el 29 de julio de 2022 y desde entonces se ha borrado todo su paso por las diferentes entidades por las que ha transitado en estos años. Ahora, las acusaciones están bajo la jurisdicción del Centro de Seguridad Deportiva que deberá completar las investigaciones que no se hicieron en su momento.
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Michelle Sandor, quien jugó bajo las órdenes de Evans en la Universidad de Ashfield, en Ohio, de 1996 al 2000, asegura que los comportamientos y conductas del técnico se han conocido siempre, pero que nadie entiende por qué se le ha permitido dimitir y abandonar los sitios en los que ha tenido problemas para poder continuar con su carrera en otros lugares. Aunque, como reconoce, seguramente sea para poder limpiar lo máximo posible la imagen de todas instituciones por las que ha pasado.
El papel del US Center for SafeSport
Esta institución fue creada en el año 2017 para investigar y poner de relieve cuestiones relacionadas con el abuso sexual y otras conductas indebidas en los deportes olímpicos y paralímpicos. El caso de Brad Evans fue uno de los primeros grandes estudios que tenía que realizar. Sin embargo, decidieron darlo por concluido antes de tiempo sin advertir de las situaciones que habían sido denunciadas.
Ya en el año 2019, recibieron un informe completo de la trayectoria que había llevado a cabo este ordenador al que los casos de abusos sexuales le habían perseguido de manera constante sin que fuese salpicado de lleno por ninguno de ellos. Pero decidieron que tampoco era el momento de continuar con la investigación. La situación llegó a ser tan grave que SafeSport tenía conocimiento de una acusación contra Evans, pero la agencia decidió no investigarlo y lo pasó por alto a pesar de que había sido denunciado por la exentrenadora asistente de la University of Toledo Candice Fabry.
Esta entrenadora se vio acorralada en una situación increíble ya que cada vez que aportaba información sobre Brad Evans, todos los organismos implicados le decían que necesitaban todavía algo más para poder abrir una investigación. Nunca era suficiente, siempre necesitaba un caso más, una víctima más. Algo que llegó a desesperarla porque comprendió que el técnico nunca iba a enfrentarse a la gravedad de sus actos. Al mismo tiempo, Fabry sabía que todo el mundo, y en especial Evans, conocían que ella estaba detrás de la campaña que trataba de desprestigiarle y de que pagara por sus actos.
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En relación con las informaciones que ha aportado The Guardian durante todos estos meses con la trayectoria de este entrenador, una investigación de ABC News este mismo curso ha probado cómo el sistema actual permite a los presuntos abusadores en serie volver a sus deportes sin apenas aviso público.
Esto, responsabilidad total del US Center for SafeSport, ha socavado la fe de decenas de deportistas en aquellos que les tienen que defender de estas situaciones y en el trabajo de la institución. Nadie cree en su eficacia y eso propicia que cada vez más tipos como Larry Nassar o Brad Evans puedan campar a sus anchas por el deporte estadounidense. Ahora, Evans ha sido incluido desde el mes julio en una lista de 'suspensión temporal' a la espera de que se resuelva su situación con la esperanza de que pueda pagar por todas sus fechorías.