Las mafias retoman el control del fútbol italiano: drogas, asesinatos y el dominio de la 'Ndrangheta
El asesinato de Vittorio Boiocchi, líder la facción más radical de la hinchada del Inter a manos de unos sicarios, ha reabierto un capítulo muy oscuro.
2 noviembre, 2022 02:15El pasado sábado se produjo un funesto suceso en la ciudad de Milán. Vittorio Boiocchi, una de las personas más temidas del fútbol italiano, era asesinado una hora antes del arranque del partido de su equipo, el Inter de Milán. El conjunto de Filippo Inzaghi se enfrentaba a la Sampdoria, pero el líder de la grada ultra del Giuseppe Meazza nunca llegó al coliseo de la factoría neroazzurra.
Muchos de sus más fieles seguidores que sí estaban presentes en el estadio interista no conocieron el macabro suceso hasta que ya había comenzado el partido. Sin embargo, les importó muy poco que sobre el césped estuvieran los jugadores de su amado Inter. Tenían que rendirle tributo a su líder. Por ello, dejaron de animar, recogieron sus pancartas y enseres, guardaron silencio y decidieron abandonar en el descanso la Curva Norte del feudo, la zona más conocida, peligrosa y polémica del Giuseppe Meazza.
En su retirada, reinó el caos por completo. Como si la muerte de Vittorio Boiocchi hubiera hecho perder la cabeza a los ultras más bravos de la barra del Inter. A su paso, fueron destrozando todo lo que encontraban. Golpes, agresiones, cánticos y muchos inocentes que pagaron las consecuencias. Aficionados que habían adquirido su entrada y que fueron obligados a abandonar sus localidades para hacer más grande el vacío de los graderíos.
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Una conducta terrible que contó con la aprobación del club y de la policía, quienes decidieron no intervenir para no aumentar la tensión y hacer mayor el problema. Sin embargo, el desastre no estaba dentro del estadio, si no fuera. Poco a poco se fueron conociendo detalles sobre la muerte de Boiocchi, quien había recibido cinco disparos por parte de dos sicarios. Un crimen que había tenido denominación de origen: la mafia estaba de vuelta. Los peores presagios volvían a cumplirse y es que la confirmación de la unión entre el universo ultra y la proliferación de bandas criminales era una realidad que volvía a tocar al fútbol italiano muy de cerca.
El asesinato de Boiocchi
Vittorio Boiocchi era el capo mayor de la facción más radical de los ultras del Inter de Milán, una de las más temidas de Italia y de Europa, los Boys. Una organización conocida por sus delitos, por sus vínculos con el narcotráfico, por sus episodios violentos y como no, por sus conexiones con diferentes grupos mafiosos. Especialmente bajo el mando del patriarca recientemente ajusticiado.
El líder de los Boys fue asesinado este sábado a manos de dos sicarios que le descerrajaron cinco tiros hasta asegurarse de que habían terminado con él. Según las primeras hipótesis, se trata de un ajuste de cuentas propio de alguna rivalidad con otra organización mafiosa y es que ese era el hábitat habitual de Vittorio. Este criminal italiano estuvo durante 26 años en la cárcel, desde finales de los 90 hasta el 2018 por 10 penas diferentes.
Sin embargo, nunca dejó de estar al frente de los Boys del Inter a pesar de que le surgieron enemigos. Fue precisamente durante su estancia en la cárcel cuando se convirtió en una figura intocable, en un auténtico capo de la mafia y en un general para su ejército de ultras. Tenía detractores, pero también fieles que hubieran dado la vida por él si hubiera sido necesario.
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Durante su estancia en la cárcel comenzó a hacer tratos con dos importantes grupos mafiosos: la 'Ndrangheta' y la Cosa Nostra. Estas dos organizaciones, cada vez más importantes en el universo del narcotráfico, se dedican principalmente al tráfico de cocaína llegada desde Sudamérica por todo tipo de vías inimaginables. Así es como hacen su fortuna para financiar el resto de sus delitos.
En los últimos años, decidieron acercarse cada vez más al fútbol, ya que lo veían un punto clave para su negocio. Los estadios eran lugares de reunión de muchas personas para extender su comercio. Los ultras, ejércitos en la calle que disfrutan con la violencia y que son capaces de perseguir y extorsionar a todo aquel que molesta. Y los capos como Boiocchi, personajes idolatrados y bien posicionados con mano entre las altas esferas de los equipos, es decir, con empresarios con cuentas corrientes infinitas. Un negocio redondo e irresistible para todas estas organizaciones.
En su estancia en la cárcel, Vittorio también tuvo que hacer frente a algunos problemas como el germen de líderes que querían su puesto. El más destacado fue la aparición Franchino Caravita, con quien se jugó el trono de los Boys a golpes hasta quedar ambos al borde de la muerte. Este duelo provocó una fractura del grupo ultra del Inter entre una facción más joven y radical y la vieja guardia.
Aunque los más veteranos no eran partidarios de Boiocchi, ya que consideraban que se había quedado anticuado en sus métodos durante su tiempo en la cárcel, el capo de la barra interista seguía teniendo buena parte de su control. Así era hasta que este sábado alguien decidió cambiar el orden jerárquico del tablero que forman ultras y mafiosos.
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La mafia toma el control
Por desgracia, si de algo tiene tradición Italia es de haber sido un país históricamente marcado por la huella de la mafia. Ahora, las cosas no han cambiado, solo se han transformado. La policía se encuentra investigando en estos momentos cómo se produjo el asesinato de Vittorio Boiocchi: quién le disparó y, sobre todo, quién lo ordenó. Sin embargo, las primeras pesquisas apuntan a un ajuste de cuentas por un problema entre mafias y que terminó con un mandato hacia dos sicarios que no tuvieron piedad en su cometido como demuestran los cinco impactos de bala detectados en su cuerpo.
El asesinato de Boiocchi es el tercero de un líder o de un personaje importante dentro del movimiento ultra en el fútbol italiano en los últimos años. Y todos ellos relacionados con la sombra de las mafias, quienes cada vez tienen más poder en este deporte y en las curvas de los estadios. Se están haciendo de nuevo con el control, recordando a los tiempos en los que el Nápoles de Maradona era dirigido por la Camorra.
En el caso del líder de los Inter Boys, todas las miradas apuntan hacia los grupos de la 'Ndrangheta' y la Cosa Nostra. A pesar de que ahí era donde estaban sus mejores relaciones, los historiales de la mafia demuestran que eres necesario para ellos hasta que dejas de interesarles. Y en ese momento, cuando el sujeto se convierte en un problema o un estorbo, ejecutan sus planes más oscuros para eliminarlo de la ecuación. No obstante, también existe evidentemente la posibilidad de que la autoría del asesinato esté en alguno de los muchos grupos alternativos que existen en torno al crimen.
La ejecución de Boiocchi se une a los asesinatos de otros grandes personajes del universo ultra de la Serie A que también estaban relacionados con la mafia. Fabrizio Piscitelli, fundador de los Irriducibili de la Lazio y conocido como Diabolik, y Raffaello Bucci, ultra de alto rango de la Juventus.
El primero fue asesinado por un sicario en pleno día en un parque de Roma en agosto de 2020. Había crecido bajo el amparo de la Camorra y de bandas albanesas hasta que alguien se lo quitó de en medio. El segundo, apareció muerto bajo el puente de los suicidas de Turín en julio del año 2017. Su cuerpo apareció junto a su coche, un Jeep Renegade blanco que estaba con las llaves puestas y el motor en marcha.
Su caso fue realmente traumático, ya que a pesar de no estar considerado un líder como tal, sí era una persona clave en el organigrama de los ultras de la Juventus porque había sido colaborador del club y porque después pasó a ser informador de los servicios secretos italianos. Tras una operación, habían conseguido captarle para obtener datos de cómo operaban estos grupos a través de las bandas criminales que se organizan en las gradas de los estadios. Su vinculación más directa era con la mafia calabresa.
Todos ellos eran personas importantes dentro de sus entornos delictivos. Se consideraban intocables hasta que alguien que está por encima de ellos, los que realmente dirigen las organizaciones mafiosas, deciden eliminarles de la historia porque perjudican a sus intereses. En el caso de Vittorio Boiocchi, había contenido hacerse con un botín realmente grande participando de infinidad de negocios ilegales.
Bajo la bandera de la violencia y la extorsión, controlaba equipos que se dedicaban al narcotráfico o la reventa de entradas, llegando a embolsarse 10.000 euros por partido y 80.000 euros cada mes. Esa ambición desmedida por ganar cada vez más y por pasar a negocios mayores como el contrabando a gran escala, mercado controlado por mafias como la 'Ndrangheta', es lo que terminaba convirtiendo su figura en un problema.
La situación que se vive ahora mismo en el fútbol italiano, y especialmente en sus gradas, es crítica y preocupa a las más altas esferas del país. El Ministro de Deportes Andrea Abodi afirmaba lo siguiente tras el asesinato de Boiocchi: "Me informaré de lo que pasó. Esto no puede continuar". Mientras la policía y la fiscalía investigan el caso por separado, muchos sectores del país temen que la violencia de las mafias se convierta en una práctica habitual junto a los estadios.