Desastre total el que se vivió en la previa de la gran final de la Copa del Golfo. Lo que estaba previsto que fuera una gran fiesta para el fútbol asiático, con las selecciones de Irak y Omán rivalizando por el ansiado título, se terminó convirtiendo en una tragedia de grandes proporciones tras producirse una espantosa avalancha.
La presencia de la selección anfitriona, Irak, en dicha final, terminó siendo una desgracia más que una alegría. El deseo de miles de aficionados por apoyar a su equipo superó todos los límites hasta provocar una masificación de personas que dejó momentos de pánico y de mucho dolor. Tanto es así que fuentes oficiales aseguran que se han producido ya al menos 4 muertos y más de 80 heridos.
Los aledaños del estadio que albergaba la final se convirtieron desde horas antes del partido en un ir y venir de grandes mareas de aficionados. La convocatoria fue tan grande que superó las expectativas de las fuerzas y cuerpos de seguridad encargados de que todo transcurriera bajo una cierta normalidad. Se vieron sobrepasados y la tragedia se abrió paso a golpe de avalancha.
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Los aglutinamientos de gente, unos encima de otros, pisándose y cayendo sin control en las proximidades del estadio de sucedieron durante minutos. Miles de personas intentaron colarse en el recinto deportivo para poder presenciar la final a pesar de no tener entrada. Y muchos de ellos quedaron aprisionados contras las vallas, sufriendo infinidad de golpes y situaciones de asfixia que terminaron provocando decenas de heridos y alguna víctima mortal.
Victoria en un día negro
La Copa del Golfo era el primer evento futbolístico que celebraba Irak en los últimos 40 años y ha quedado marcado por la sangre y por la tragedia. Tanto es así que incluso llegó a ensuciar la victoria del equipo local ya que, de manera sorprendente, el partido se jugó con cierta normalidad, como si fuera del estadio no se hubiera producido un caos que bien podría haber provocado la suspensión de la contienda.
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A medida que fueron avanzando las horas se fueron conociendo más detalles de lo sucedido. La culpa de tal desastre podría deberse a una caótica planificación tanto del dispositivo de seguridad como del sistema de venta de entradas. Un día que estaba marcado para ser histórico en Irak lo terminó siendo, pero no por cuestiones deportivas.
Sobre el terreno de juego, el triunfo fue para el cuadro local, entrenado por el español Jesús Casas. Una victoria que será recordada por la tragedia, pero también por tratarse de un brillante éxito deportivo para una selección que no es precisamente una potencia en el fútbol asiático. Llevaban más de 35 años sin conseguir el título.
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El torneo regional entre las regiones del golfo árabe terminó cayendo del lado iraquí por un marcador de 3-2 después de que el partido tuviera que irse a la prórroga. Los de Jesús Casas había dominado todo el partido tras el gol Ibrahim Bayesh. Omán empató de penalti fuera del tiempo añadido y en la prolongación, los locales terminaron llevándose el triunfo gracias a los goles de Amjad Attwan y Munaf Younus, este último en el 122', en un día histórico que quedó marcado por la tragedia.