La vida de las estrellas del deporte, y en especial del fútbol, da muchas vueltas. Unas veces se está arriba, en la cresta de la ola. Después, pasa el tiempo y llegan las dificultades. O muchos, sin embargo, deciden hacer un giro de 180 grados y transformar directamente una carrera entre galácticos para dedicarse a un negocio completamente nuevo. Es el caso de Stéphane Guivarc'h.
Stéphane Guivarc'h es un histórico delantero del fútbol francés que durante buena parte de su carrera estuvo considerado como uno de los goleadores más eficaces de Europa. Un terror para las defensas. Uno de esos killer del área que cada balón suelto que recogía en la zona de máximo peligro lo introducía en la meta rival.
Su éxito fue tan grande que incluso llegó a ser parte de la plantilla que levantó la Copa del Mundo del año 1998 y en la que junto a él brillaron otras estrellas como Zinedine Zidane, Laurent Blanc, Didier Deschamps o Thierry Henry. Sin embargo, su día a día ahora ha cambiado mucho y es que se gana la vida con un negocio bastante curioso: la venta de piscinas.
De ganar el Mundial del 98 con Francia a vender piscinas
Stéphane Guivarc'h es un exfutbolista francés que nació en Concarneau. Jugó de delantero centro y destacó por su gran faceta como goleador. De hecho, terminó como pichichi de la Ligue-1 en las temporadas 1997 y 1998, por lo que llegó al Mundial de ese año como una de sus grandes estrellas.
Ahora, a sus 53 años, su vida ha cambiado por completo. Alejado del fútbol, su universo son las piscinas. Desde que se retiró en el año 2002 fruto de varios problemas físicos de gravedad, decidió reconducir su vida y entró a formar parte de Tanguy Piscines Bretagne, una empresa de piscinas que regentaba un amigo suyo en su Concarneau natal.
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Su historia ha vuelto a la primera plana después de haber concedido una extensa entrevista al medio galo RMC donde ha contado cómo ha cimentado su vida durante las últimas dos décadas. Así explica cómo su relación con esta amistad de su Concarneau natal llegó en un momento trascendental para él a nivel profesional.
Y no esconde que ha sabido encontrar en el negocio de vender piscinas la pasión que en su día sintió por ser uno de los mejores goleadores del fútbol francés. "Llevo 17 años en el negocio de las piscinas. El jefe de la empresa es un amigo mío, que me dijo que estaba pensando en crear una división de piscinas y que estaba buscando un representante de ventas".
En ese momento, Stéphane vio una gran oportunidad para reengancharse al universo laboral y comenzar una nueva etapa. Estaba en el paro, alejado del fútbol y le pareció buena idea probar una nueva aventura. Esa que no ha dejado en más de tres lustros: "Como entonces estaba desempleado, le dije que le echaría una mano y, 17 años después, sigo trabajando con él".
Guivarc'h pasó de valer millones de euros y ser campeón del mundo a intentar realizar grandes operaciones de ventas con sus vecinos, ya que Concarneau es una comuna francesa del departamento de Finisterre, en la región de Bretaña, de poco más de 20.000 habitantes.
Para muchos podría ser pasar de lo máximo a lo mínimo. Pero para él ha supuesto un acierto que nunca hubiera imaginado. "Llevo una vida equilibrada. No necesito buscar constantemente estar delante de una cámara o un micrófono para poder existir". Aunque en su día era feliz estando en el centro de los focos, ahora valora el anonimato y la cotidianidad de quien ya no es una estrella del fútbol mundial.
Además, tanto a Stéphane como a la empresa de su amigo les va muy bien y han conseguido crear un negocio activo y próspero: "Estoy todo el día viajando, todo va muy bien y por la noche vuelvo a casa". Antes de su paso por RMC, el exdelantero de la selección francesa también habló con The Times donde reconoció que le sigue emocionando que los aficionados le paren por la calle, reconozcan sus hazañas deportivas y le muestren su admiración. Es la parte positiva de su legado.
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Tanto es así que muchos de sus clientes empiezan siendo aficionados que no pierden la oportunidad de tener un contacto directo con quien un día fue su ídolo: "Mi número de móvil está en la web de la empresa y los aficionados me llaman para cantar el himno del Mundial de Francia, I Will Survive".
Stéphane Guivarc'h ahora vende piscinas, pero en su día consiguió formar parte de la Francia campeona del mundo del año 1998 y pasar por equipos tan importantes como el Auxerre o el Rennes e incluso tener una aventura en la Premier League defendiendo los colores del Newcastle.