Los primeros guantes que le regalaron a Kepa Arrizabalaga (Ondarroa, 3 de octubre de 1994) le quedaban grandes. Pero él se los ajustó y dijo que le valían. Sus padres insistieron: “Hijo, se pueden cambiar”. “Que no, me gustan estos”.
Kepa quería ser portero a toda costa, costara lo que costara. Aunque algunos le consideran el heredero de José Ángel Iribar, el mítico portero del Athletic de Bilbao que defendió las redes de San Mamés en la década de los 60 y los 70, él dice que eso son palabras mayores.
La comparación es inevitable. Los dos se criaron en Lezama, la cantera del Athletic, debutaron con la zamarra del club de su vida y se convirtieron en ídolos de la afición local. Kepa llegó a esa casa con nueve años. Fue en 2003, cuando, acompañado de tres amigos de Ondarroa, fue a hacer las pruebas del club. A los cuatro les ficharon, y los cuatro decidieron que abandonarían su pueblo costero para ingresar en el club de la elástica rojiblanca.
Desde entonces ha ido pasando por todas las categorías del club defendiendo las redes de las categorías inferiores. Solo una vez salió de la portería. En un partido de infantiles (13-14 años) varios de sus compañeros se lesionaron y le tocó a él ocupar su posición a mitad de partido. Ese día marcó dos goles. Pero su entrenador lo tenía claro: el fin de semana siguiente Kepa volvió a enfundarse los guantes.
El club también. A los 16 años hizo su primera temporada con el primer equipo del Athletic, aunque para debutar tuvo que esperar al 11 de septiembre de 2016. El escenario: Riazor. El resultado: portería imbatida y victoria del Athletic.
La temporada pasada alternó la titularidad en la portería con el veterano Gorka Iraizoz, pero esta temporada fue el elegido por José Ángel Ziganda para defender las redes del club. Fue la recompensa a años de trabajo y esfuerzo en Lezama, Ponferrada y Valladolid (donde se marchó cedido para rodarse en Segunda División), y las categorías inferiores de la selección.
La primera vez que defendió la elástica nacional fue en el Europeo sub-19 de 2013, en el que después de un 3-3 y una prórroga en semifinales contra Francia, detuvo dos penaltis a Umtiti y a Kondogbia que sirvieron de billete para la final. Quien le llamó esa vez fue Julen Lopetegui, el actual seleccionador del combinado nacional, que también le tuvo a sus órdenes en la sub-20 y en la sub-21.
El 21 de marzo de 2017, mientras estaba concentrado con la sub-21, Pepe Reina sufrió una lesión y recibió la llamada de Lopetegui que le abrió las puertas de la selección absoluta.
Solo ha jugado un partido con el equipo que irá a Rusia (el amistoso disputado contra Costa Rica que España venció por 5-0), pero sus actuaciones durante este año y la confianza que tiene puesta en él el seleccionador hacen que se dispute con Pepe Reina las opciones de ser el segundo portero del equipo.
Kepa es alto (mide casi 1.90 metros), rápido y transmite seguridad a sus compañeros. A pesar de su juventud, juega con la mentalidad y la organización de un veterano. El portero vasco transmite seguridad a sus compañeros: no duda en gritar para colocarles, en corregirles, en echarles una bronca si uno de ellos se despista. Piensa que eso es lo que hace bueno a un portero más allá de las paradas. Pero, si fallan, ahí está él para salvarles, para anticiparse a las ocasiones y los movimientos de sus rivales.
Solo tiene 23 años, pero Kepa está llamado a ser el futuro portero de la selección.