Alemania, la selección de los cuatro Mundiales, la de la fiabilidad, el equipo férreo por excelencia, el de los once contra once y siempre ganan ellos, es eso, Alemania. Y siempre lo será. En un momento en el que estuvo al borde de la eliminación, con prácticamente los dos pies fuera de Rusia, apareció Toni Kroos para un gol celestial y el final más épico de todos los existentes en este Mundial. Alemania sigue viva tras estar muerta. [Así te hemos contado el Alemania 2-1 Suecia]
Es Alemania. Y con eso está todo dicho. Durante 15 minutos, los que fueron del primer gol de Suecia (Toivonen, de vaselina) al empate de Reus (nada más comenzar la segunda parte), la actual campeona del mundo estuvo fuera. Con el 1-1 estaba prácticamente fuera, porque necesitaba ganar en la última jornada a Corea del Sur (factible) pero que México y Suecia no hicieran un 'biscotto' y firmaran un empate que les valía a ambas. Y solo en el útimo segundo estuvo dentro.
Durante 45 minutos agónicos, Alemania tenía las tarjetas de embarque ya preparadas, porque agonizó de una manera pocas veces vistas en esta selección. Atacaba y atacaba y no tenía resultados. Pero al final el fútbol fue justo, porque los alemanes lo merecían, y apareció San Toni Kroos con una falta que debe ser ya patrimonio de este Mundial. El centrocampista del Real Madrid, en el 95', marcó el gol hasta ahora del torneo por lo que evitaba y por lo que da. Alemania está ahora con tres puntos, los mismos que Suecia. México lidera con seis. Puede haber triple empate al final. Una locura.
Ese remate de rosca de Kroos es ya otra demostración de que los grandes futbolistas salen en momentos decisivos. Cuando no lo hace nadie, lo haces tú. Son los futbolistas señalados y elegidos para ser grandes. Con un país prácticamente fuera, lanzó una falta, que se la tocaron, y la colocó dentro. Un gol precioso y muy importante. Fue el premio para una Alemania infinitamente superior, con multitud de ocasiones (más incluso que el día de México, que también tuvo muchas) y un merecimiento claro para ganar (y golear).
Kroos con un lanzamiento que rozó el palo, Thomas Müller con un cabezazo que se fue fuera, Jonas Hector con un remate que paró Robin Olsen, Reus con un tacón que no llegó a ser tal en un centro de Kimmich, Timo Werner con una jugada por banda que sacó con sufrimiento la defensa sueca, otra vez Kroos con un remate por encima de la portería, Mario Gómez en un horrible remate estando a dos metros, y solo, de portería... y, sobre todo, un cabezazo de Mario Gómez que mandó a córner con un paradón Olsen en los últimos minutos y un remate al palo de Brandt en el tiempo de descuento.
Todo eso generó Alemania, que agonizó viendo que su eliminación, sin merecerlo, estaba ya muy cerca hasta que apareció San Toni Kroos, héroe de un país que bajó a la tierra, que fue humano y que tras esto es aún más peligrosa. La Alemania de siempre, la que nunca falla.
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