No eran las sensaciones que esperaba España al terminar primera de grupo ni eran los resultados que se esperaban de ella tras los partidos con Rusia, Irán y Portugal. Nada se parece lo más mínimo a lo que se presuponía debía pasar en Rusia en esta primera fase pero a pesar de ello la selección española terminó liderando el grupo B -demos gracias al VAR- y tendrá, a diferencia de la pasada Eurocopa, el camino 'fácil' hacia el título.
'Fácil' entre comillas. Unas comillas muy grandes en vista del juego del equipo de Fernando Hierro en estos primeros tres partidos. Unas comillas gigantes ante el ritmo de juego, ante la capacidad de creación y, sobre todo, la falta remate continua entre los futbolistas españoles, no sólo de sus delanteros. 'Fácil', al fin y al cabo, por que el otro camino, al que nos conducía terminar segundos de grupo, era mucho más complicado. Mucho más, muchísimo, y sin comillas.
Con el recuerdo aún fresco en la memoria de la Eurocopa 2016 -victorias primero ante República Checa y Turquía- y de aquella derrota ante Croacia en el último encuentro de la primera fase es imposible comparar. Hace dos años aquel golazo de Perisic en el 87 nos llevó a un lado del cuadro donde esperaban Italia en octavos, Alemania en cuartos, Francia en semifinales y, supuestamente, Bélgica en la final. Aquella derrota nos mandó al infierno cuando un empate nos habría enviado al otro lado del cuadro. Y allí esperaban, por este orden, Portugal, Polonia y Gales antes de una final en la que habrían estado Alemania o Francia.
Esa misma situación afrontaba España en Kaliningrado. Todo lo que no fuera ganar o empatar en conjunción con un resultado positivo de Portugal mandaba a España por una parte del cuadro absolutamente indeseable. En ese lado esperaba ya la Uruguay más parecida al Atlético de Madrid del Cholo Simeone y no sólo por su pareja de centrales, una absoluta amenaza arriba con Luis Suárez y Edinson Cavani. Después, en cuartos el ganador del encuentro entre la Francia de Griezmann, Pogba, Kante y compañía o la Argentina de Leo Messi a la que se le presupone la victoria ante Nigeria. Y en semifinales, la penta, la Brasil de Neymar.
Nada que ver con lo que, ahora mismo, tiene ante sí la selección de Fernando Hierro.
De primero, en octavos de final, Rusia. Sí, es la anfitriona y seguro que lo de Luzhniki del domingo a las 16.00 horas será una encerrona, con un árbitro seguramente casero en la mayoría de decisiones y un estadio totalmente en contra de La Roja. Sin embargo, el 3-0 encajado ante Uruguay dice mucho del equipo local, de sus defectos y debilidades, indica caminos por los que España puede meterle mano y, sobre todo, abre una puerta a la esperanza, pues las goleadas de los chicos Cherchesov han sido ante Arabia Saudí y Egipto.
Si España pasa de ahí, lo más normal es que se encuentre con aquella misma Croacia de la Eurocopa 2016 después de que los Modric, Rakitic y compañía hayan terminado primeros del grupo D y hayan superado a Dinamarca o Australia en octavos de final (aquí también se presupone que Francia será primera de su grupo y no se dejará ganar por Dinamarca para irse al lado fácil del grupo, precisamente en el que está ahora España).
Y ya si alcanzamos las semifinales tras Uruguay y Croacia aquí España se enfrentaría, hipotéticamente, al perdedor del Inglaterra - Bélgica en el último partido de su grupo, los dos equipos más fuertes de ese tramo del cuadro. O Harry Kane y los jóvenes cachorros de los tres leones o la arrolladora selección de Bob Martínez con Lukaku rematando todo el fútbol que generan De Bruyne, Hazard y Mertens.
Un camino 'fácil' que tendría su colofón en la final contra la Brasil de Neymar o Alemania, la actual campeona del mundo, pues lo normal sería que ambos se midieran en octavos de final, aunque en este Mundial loco, Inglaterra y Bélgica podrían especular para jugarse a los dados quién termina segundo y se viene por nuestro lado del cuadro; o las carambolas podrían terminar en un triple empate en el grupo de Alemania para mandarlo también a nuestro lado. Por lo menos, el VAR y España hemos puesto todo de nuestra parte para ir por el lado 'fácil'.