España, eliminada en octavos del final del Mundial. En penaltis, donde más duele. Merecidamente, porque su partido fue pésimo. La anfitriona Rusia se cargó a la selección española en una agónica tanda de penaltis en la que fallaron Koke e Iago Aspas, a los que ni mucho menos hay que culparles de este desastre. España está fuera del Mundial en octavos. Fracaso sin excusas. [Así te hemos contado el España 1-1 Rusia (3-4 en penaltis)]
España se ridiculizó así misma con un fútbol pésimo, inaguantable y muy poco inteligente. No pudo en 120 minutos con una Rusia muy inferior, a la que fue incapaz ni de crear peligro. Se amenazó el duelo con que era la anfitriona y ahí no estaba la clave, sino en lo que es esta selección española, muy fuera de onda, con poco fútbol, sin ideas ni alma. España se va a casa por sus propios problemas, que son muchos.
Por ejemplo, el de querer llegar al 100% de posesión y al 0% de remates. España volvió a la peor época en la que amasar el balón sin sentido te llevaba a la desesperación total. Sin crear ocasiones es imposible, por mucho que tus jugadores estén entre los mejores del mundo. Esta generación tenía mucho nivel, tanto como para llegar a la final, pero la descabezaron sin ningún pudor. La destitución de Lopetegui se demuestra ahora que fue un error de bulto.
Tocó y tocó España y aunque ese fútbol era aburrido y desesperante valía para ganar, porque Rusia apenas creó peligro y 'La Roja' se puso por delante con otro gol de rebote entre Ramos e Ignashevich. Si esa forma de jugar estaba preparada, la idea era buena, porque al final el resultado era a favor, pero todo lo echó abajó Gerard Piqué. El central del Barcelona cometió un penalti tontísimo, de esos infantiles que son inexplicables a este o cualquier nivel. Brazo levantado en un balón áéreo (que no tenía peligro) y penalti claro. Las manías de Piqué, con las que ha jugado toda su carrera futbolística.
Ni con 1-0 ni con 1-1 España tiró a puerta. Una posesión inútil, sin sentido y sin profundidad, con la que Rusia se sentía muy cómoda. El control del balón era total de 'La Roja', con hasta dos y tres minutos amasando el balón, un tiempo en el que no se pisaba ni el área. Para ellos el empate era un premio fantástico porque la diferencia entre España y Rusia es inmensa. Cualquier ruso hubiera firmado eso. Les llegó el regalo del fallo grosero de Piqué y bien que lo agradecieron.
Irán, Marruecos y Rusia. Tres rivales muy menores contra los que España no ha sabido jugar. 'La Roja' es un equipo sin ideas, fruto de un entrenador, Fernando Hierro, al que le falta mucho conocimiento. Al seleccionador no se le puede pedir milagros, porque cogió al equipo a dos días del Mundial, sin tiempo para poder preparar algo. Rubiales hoy se dará cuenta del grave error que cometió: descabezó a su equipo por su ego, que estuvo por delante del trabajo de dos años, que destruyó en un minuto para poner a alguien sin ideas.
España jugó con su propio aburrimiento. Parecía como si estuviera contento con tanto toque en la frontal del área. Más de 1.000 pases en el partido, ni un 1% de ellos con peligro. Solo la salida de Rodrigo, ya en la prórroga, alegró algo a un equipo parsimonioso y aburrido. Aspas apareció en la segunda parte, pero tampoco modificó nada. España 'regaló' al Mundial el partido más soporífero del torneo.
Fracaso de España, que se va en octavos y ante un rival tan menor como Rusia. Su partido bien lo mereció. No supo jugar, no supo atacar y se dedicó a tener una posesión inútil que te lleva al abismo. Los penaltis, aquellos que ayudaron a España a ganar la Eurocopa 2008 y 2012, ahora les condenan. Y es lo que se merece. Todo ha sido un desastre.