La cantante qatarí Dana Al-Fardan fue la única mujer que actuó en la polémica ceremonia de inauguración tras la renuncia de grandes estrellas como Shakira o Dua Lipa. Lo hizo sin enseñar su rostro mientras los aficionados pintaban las gradas del estadio de blanco y negro, según los colores de los trajes típicos qatarís para hombres y mujeres respectivamente.

Tras el rechazo generalizado por los principales artistas internacionales, como Rod Stewart que no aceptó una oferta de más de un millón de dolores, el peso de la actuación musical recayó en Jungkook, del famoso grupo surcoreano BTS. De padrino de ceremonias ejerció un Morgan Freeman que pasó de interpretar a Mandela en la película Invictus a ser el gran reclamo de Qatar. El actor estadounidense, uno de los mejores pagados del mundo, fue contratado por la organización para afirmar que "lo que une es más grande de lo que divide". 

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Estas palabras fueron escuchadas en el palco de honor del Estadio Al Bayt por el príncipe saudí Mohammed Bin Salman, presunto máximo responsable del asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi. El miembro de la familia real de Arabia Saudí se sentó en un trono junto al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y dio pie a una de las imágenes más criticadas de la ceremonia de inauguración. 

En Inglaterra, la BBC decidió no emitirla y en su lugar ofreció entrevistas críticas con Qatar con el exfutbolista Gary Lineker como presentador. Junto al exjugador del Barcelona estaban otras leyendas como el goleador Alan Shearer o la internacional durante 13 años Alex Scott. 

La opulencia de Qatar estuvo presente también en la ceremonia de inauguración. La Copa del Mundo llegó en una maleta Louis Vuitton y el palco presidencial estuvo repleto de tronos con la única presencia femenina de tres directivas de la FIFA y ninguna representante de Qatar. Ellas fueron Fatma Samoura, secretaria general de FIFA, Sonia Bien-Aime, miembro del Consejo de la FIFA, y María Sol Muñoz, miembro del Consejo de la FIFA y representante de la Confederación Sudamericana. 

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La escasa presencia femenina en los actos del Mundial Qatar es la tónica habitual. El país ha sido duramente criticado por la ausencia de derechos humanos y la muerte de más de 6.500 trabajadores, según fuentes de diversas ONGs, durante la construcción de los estadios. Además, ha pedido a la comunidad LGTBI que "no muestre públicamente gestos de afecto" durante el torneo.

Inglaterra y Dinamarca desafiarán a Qatar y a la FIFA portando el brazalete arcoíris. Ambas selecciones están decididas a llevarlos a pesar de la prohibición de la FIFA como gesto hacia la comunidad LGTBI y las personas marginadas por Qatar. 

Trabajadores sin comida ni bebida

Las condiciones laborales de los migrantes también están siendo muy criticadas. En la ceremonia de inauguración más de 200 trabajadores tuvieron que aguantar durante más de siete horas sin comida ni agua, según informó The New York Times. La organización pidió que se presentasen antes de las 10:00 para trabajar en el partido entre Qatar y Ecuador. 

Trabajadores migrantes durante el partido inaugural del Mundial de Qatar Reuters

Durante la espera intentaron contactar sin éxito con algún encargado del evento para conocer qué funciones debían desempeñar durante la ceremonia inaugural y el primer partido de la Copa del Mundo. En este tiempo no comieron, no bebieron y tampoco pudieron ir al baño. 

El grupo de trabajadores, mayoritariamente masculino y de migrantes llegados desde la India, dieron más datos a The New York Times sobre las condiciones laborales durante el Mundial de Qatar. Cobrarán 966 euros por los 55 días de trabajo y la organización solo les garantiza una comida al día. Una imagen que contrasta con la que quiere mostrar Qatar al exterior con un país lleno de lujos en los palcos, en los estadios y hasta en el transporte público. 

La polémica ceremonia de inauguración estuvo marcada por el oscurantismo, ya que no se sabía quién estaba actuando y el discuro del emir no tuvo traducción simultánea. De hecho, se tardaron minutos en conocer el nombre de la artista femenina que había cantado, ya que el velo y la máscara hacían imposible identificar a Dana Al-Fardan.

No pasó lo mismo con Jungkook, el famoso cantante del grupo BTS, que compartió el papel protagonista de la ceremonia junto a Morgan Freeman. El actor apareció con Ghanim Al Muftah, un joven discapacitado que gana millones en redes sociales siendo imagen de Qatar.

Hasta el momento se desconoce el dinero que ha llevado al ganador de un Oscar a aceptar el papel más criticado de su vida, aunque fuentes del sector apuntan a que podría haberse embolsado casi dos millones de euros por 'apadrinar' el Mundial de Qatar en una ceremonia de inauguración con tronos en los palcos y con trabajadores sedientos y hambrientos fuera del estadio.