En la Premier de las prisas y los proyectos a contrarreloj, el inicio de temporada del Manchester United de Mourinho levantó una expectación desmesurada. Más dura fue la caída tras el golpe de realidad que le dio el Manchester City, no tanto en el marcador (derrota por 1-2) como en la diferencia de su fútbol. Las dudas que ya se mostraron desde el primer día siguen vigentes, sólo que los resultados ya no acompañan. Se perdió en el debut en la Europa League (1-0 contra el Feyenoord holandés), que apenas motiva al técnico portugués, y también en Liga este domingo (3-1 ante el Watford).
Como no todo es blanco o negro, el United sigue mostrando mejorías respecto al curso pasado, pero la realidad todavía les muestra un largo camino por recorrer. Revisamos cuáles son algunos motivos de esta mala racha.
Potenciar a la estrella
En el complicado rompecabezas red hay un jerarca por línea: De Gea, Bailly, Pogba e Ibrahimovic. Todos menos el guardameta son recién llegados y necesitan encontrar el punto medio para ser protagonistas de manera armónica. Por ahora, hemos visto a Bailly brillar en algún cruce veloz, como contra Vardy; Pogba lo ha intentado y ha dejado claro que, con más o menos acierto, se sabe protagonista; Ibrahimovic ha sido fiable cara a puerta, pero no ha congeniado con el centro del campo.
Tanto Bailly como Pogba necesitan un apoyo en el medio. Para el central marfileño, el papel de un pivote que coordine sin balón y guarde la posición le permitiría exhibir su poderío saliendo a banda a cortar. Para Pogba, ese guardaespaldas en la medular que le permita desplegarse y ser más importante en ataque puede solucionar muchas dudas y potenciar a la supuesta estrella.
Contra el Watford, el francés sólo tocó el balón cuatro veces en el último tercio del campo y se inventó un latigazo al larguero. La opción de un pivote que sujete como Schneiderlin o, como contra el City en el segundo tiempo, Ander Herrera, da mejor salida y permite que Bailly y Pogba sean ellos mismos. Además, las subidas del francés le darían un socio y un llegador a Ibrahimovic, que, aunque sea un killer, gusta de salir fuera del área.
Poca adaptación al rival
Contra el Watford, el planteamiento de Mourinho se centró en el poderío aéreo de sus centrales y en la velocidad de las bandas, pero no frenó la mayor cualidad del cuadro de Mazzarri: las llegadas de segunda línea. De hecho, el choque se sentenció con subidas por banda del Watford y pases atrás, algo que Mourinho permitió con pocas ayudas laterales por el once más ofensivo con Martial-Rashford en extremos.
El Watford depende de sus laterales para ganar profundidad y de las llegadas de Capoue para generar peligro. Y así fue como cayó el United. Su apuesta en los extremos no ayudó lo suficiente a un sistema defensivo a medio hacer. Holebas y Janmaat, los carrileros del 5-3-2 del Watford, ganaron por los costados, y Capoue abrió la lata.
También lo hizo Zúñiga, con otra llegada que puso el 2-1. A Mourinho le sonaba la historia. En su primer choque de Europa League con el United, claudicó contra el Feyenoord con una llegada similar de Vilhena: superaron al lateral mancuniano, pase atrás y gol.
No es algo nuevo, ya que contra el City sus jugadores tampoco se adaptaron, yendo a presionar muy arriba contra un equipo que juega cómodo incluso con su portero, facilitando el 0-1 de De Bruyne. Otro fallo evitable.
Se buscan soldados
Además de estas apreciaciones, el mayor problema para Mourinho es la poca aportación de los menos habituales. El entrenador portugués dejó muy claro cuáles eran sus titulares, pero cuando quiso cambiar tampoco tuvo una reacción contundente de los suplentes.
Únicamente Rashford, goleador contra el Watford y revulsivo contra el Manchester City, rindió. Del resto, no hay demasiadas señales. Jugadores esperados como Depay, Lingard o Mkhitaryan han tenido pocas oportunidades, pero tampoco han merecido más.
Una situación difícil para el entrenador portugués, que necesita nuevos soldados desde el banquillo que demuestren que Wayne Rooney no debe jugar. O que los problemas actuales pueden encontrar una solución en la imaginación de Mata, la verticalidad de Depay o el poderío de Smalling. Mourinho no ha acertado tanto como le hubiese gustado, pero tampoco le han facilitado un cambio de rumbo.
La otra cara de la moneda
Todos los análisis sobre este Manchester United cuentan con un factor determinante: este año, a los de Old Trafford se les compara con el primero de la tabla, y hace seis meses se hacía el paralelismo con la cuarta plaza.
No hay que perder de vista que Mourinho ha devuelto la ilusión y, sobre todo, la sensación de ser un grande a un club que lleva años sin definir su identidad. El portugués no ha estado acertado en algunas decisiones, pero hay que reconocer que su actitud era necesaria para esta institución, y eso no tiene precio.