La contundente goleada del Barcelona al Deportivo confirma una tendencia que se venía viendo en el equipo de Luis Enrique. Dos jugadores de segunda fila son la cara y la cruz de un equipo que funciona, pero que sufre contrastes. Por un lado, Rafinha, creciendo al ritmo esperado hace años. Las malditas lesiones cortaron la progresión al brasileño, que se quedó en el camino al estar tanto tiempo fuera. Pero ahora ya esta de vuelta. Por otro lado, Alcácer, negado ante el gol, hundido, comenzando a ser la pieza que más desentona. [Narración y estadísticas: Barcelona 4-0 Deportivo]
Rafinha marcó dos goles, los dos primeros, y desatascó el trámite para dejar las pesadillas gallegas (venía el Deportivo de dos 2-2 consecutivos en el Camp Nou). En el primero bien le ayudó Fernando Navarro, que se puso a jugar a un metro del área para acabar perdiendo el balón, y el portero Lux, con manos de mantequilla en el remate de Rafinha. Un cuarto de hora después, previo fuera de juego de Piqué, el brasileño, también adelantado, remató a placer.
A Luis Suárez, al que se le notó cansado tras la carga de minutos con Uruguay, le dio igual lo que tenía a su alrededor y volvió a marcar, esta vez con un precioso amago que fue medio gol.
Si dicen que el Deportivo pasó por el Camp Nou, se podría poner en duda. Los gallegos apenas aportaron a un partido de fútbol extremadamente fácil para el Barcelona, que recupera sensaciones cuando afrontará la primera semana más decisiva en lo que va de año, con dos exigentes enfrentamientos ante el City y el Valencia en Mestalla.
Le sirvió también el partido a Luis Enrique para repartir minutos y dar descansos a dos jugadores claves en el decisivo encuentro ante el Manchester City del próximo miércoles. Luis Suárez se fue al banquillo en el descanso y Busquets diez minutos después. La marcha del de Badía, capitán este sábado, provocó la entrada de Messi y un nuevo aire al partido. Casi un mes después, el argentino volvía al campo y claro, no podía aparecer de otra manera que con un gol. En el primer balón que tocó, tras asistencia de Neymar, Messi marcó. Fue como la aparición celestial para un partido que entraba ya en fase de siesta.
Quedó ver también una expulsión de Laure, que harto ya de la impotencia de ser superado en todo momento sacó el codo y se quitó de encima a Neymar. No sangró esta vez el brasileño pero sí expulsaron al defensa, diferencia considerable con el fútbol sudamericano.
El que no guardará buen recuerdo, al contrario, tendrá que reflexionar con su estado de forma, es Paco Alcácer. Se fue de Valencia a Barcelona para crecer y no sólo ha perdido la titularidad, sino que ha perdido el olfato. Falló dos ocasiones tan claras que comienza a preocupar su participación en el equipo. Dio también la casualidad de que las dos únicas paradas de Lux fueran ante remates de Alcácer, pero el segundo fue un tiro al cuerpo impropio de un delantero de primer nivel. El exvalencianista se fue como el gran señalado de un partido ultra fácil y no aprovecha ningún minuto de los que goza.
Trámite resuelto, el Barça se debe congratular por haber salido de uno de sus grandes males en los últimos años, los parones por selección. Regatea, con goleada, al virus FIFA y sigue en el tren de la Liga. Vuelve en el Camp Nou a ser fiable, aunque será más el duelo ante el City que el de este sábado el que le ponga ese calificativo. Mientras tanto, tres puntos más en un cómodo partido que eleva a Rafinha y Messi y deja tocado a Alcácer. Y a Luis Enrique preocupado por tantos fallos de su delantero. Esa fue la imagen final.