Pasaban pocos segundos de las seis de la tarde y por la página web del Madrid aparecía una de las noticias que más se cocinaban en las entrañas de Chamartín. Cristiano Ronaldo, renovado. El portugués estará hasta 2021, un año menos que Gareth Bale. Los dos son indudablemente los líderes del Madrid desde 2013, momento en el que llegó el galés.
Bale siempre ha permanecido por detrás de Cristiano, respetando los galones. Él fue el que marcó el gol decisivo que dio la 10ª Copa de Europa (el 2-1 en Lisboa) o el que dio la, por ahora, última Copa del Rey que tiene el Real Madrid (también el 2-1, la famosa carrera por la banda de Mestalla). También el que marcó el único gol de los blancos en las pasadas semifinales europeas (1-0 vs City). Pero aún así aceptó que la estrella en el Madrid es Cristiano. También lo hizo en esta temporada y lo sigue haciendo, a pesar de que no se diferencian ya como hace años. Bale llegó a unas semifinales de la Eurocopa con una selección que jamás había disputado ese torneo.
Crecimiento en silencio
Gareth Bale es de esos jugadores que hablan más en el campo que fuera de él, quizá porque todavía no se atreve en público con el español. No es una cosa baladí, porque cada vez a muchos les gusta más un micro que un balón para reivindicar su figura. El galés, poco a poco, se hace más necesario y decisivo en el equipo de Zidane. Lo hace a la vez que baja Cristiano, que tocó fondo en la victoria ante el Leganés (3-0) con su primer partido de toda la temporada en la que no remató a puerta.
El domingo en el Real Madrid fue de contrastes. Primero arrancó por la mañana con una goleada en un feo encuentro, en el que no destacó pero sacó los puntos, y acabó por la tarde con el mencionado anuncio de renovación de Cristiano. El club blanco vivió dos caras. En las primeras horas fue protagonista Bale; en las últimas, Cristiano. Ambos son los estandartes de un equipo que pilota por las dos bandas en las que juegan ellos y que en este 2016 bien se merecen estar en el podio del Balón de Oro.
Es indudable el crecimiento del galés, que encima coincide con los días más bajos del portugués en sus siete años de blanco. El partido ante el Leganés volvió a demostrar que Bale está hoy bastante por encima de Cristiano. En un encuentro en el que apenas pasó nada, Bale hizo de todo. No solo marcó los dos primeros goles, decisivos ambos (el de Morata fue ya el 3-0 en la segunda parte), sino que estuvo en todas las facetas de juego. Lideró al equipo y fue el que más ocasiones tuvo. Su completo partido, sin duda el mejor de todos, no solo puede quedar en el análisis simplista de los goles. Hace de todo y casi todo bien. Remata de cabeza, dispara desde fuera, corre con criterio... y hasta tira las faltas. En definitiva, es el nuevo líder del Madrid, ejerce ya como tal.
Que Bale lance alguna que otra falta (son ya varios los partidos en lo que lo hace), bien podría servir de ejemplo de cómo poco a poco le está comiendo terreno a Cristiano. Es una representación del papel que está adoptando el galés en un momento de clara flaqueza de Cristiano. Ante el bajón físico, anímico y futbolístico del portugués, Gareth irrumpe como el líder que desatasca partidos y lleva al Madrid a evitar tropiezos. Es decir, Bale se viste de Cristiano, ejerce de salvador, de 'desatascador'.
A Zidane le preguntaron por este intercambio de papeles, por la nueva función de Bale, pero el francés, como siempre cauto, no quiso decir nada. "Estoy pensando siempre en el equipo, es lo que más me importa, no en un jugador en particular", se limitó a decir Zizou. Pero no puede ocultar el técnico del Madrid que quizá se abre una nueva era en su equipo, con Bale por delante de Cristiano, justo en el momento en el que se renueva al segundo. Pero a día de hoy, se hace difícil que el Madrid sufra un cambio tan radical como el liderazgo, también mediático, en su plantilla.
Lo que es una realidad es que ambos son perfectamente compatibles. Ya lo llevan haciendo tres temporadas, sacrificándose más Bale, que no juega en la banda donde más asombró al mundo, para que sí lo pueda hacer Cristiano. Dos Copas de Europa reforzaron esa idea de juego, pero hay veces que las cosas se acaban, que los tiempos pasan y los jugadores cambian. Bale va hacia arriba y Cristiano... hacia abajo. Por lo menos, en este arranque de temporada en el que el galés, al margen de goles o puntos, está sosteniendo a un Madrid dudoso, parsimonioso y lento.
No celebra un gol el Bernabéu de Cristiano desde mediados de septiembre, lo que ya es el peor arranque goleador de Ronaldo como local desde que llegó a Madrid. Y últimamente el estadio madridista se irrita ante los fallos del portugués porque es preocupante ya, y no es cosa de un día, la actitud del portugués. El partido ante el Leganés posiblemente no sea el mejor para exhibirlo como ejemplo, pero fue el primero en toda la temporada en el que no remató a puerta. Estático y parsimonioso, Cristiano se limitó a esperar. Lo poco que se le vio fue una revuelta contra el árbitro Mateu Lahoz por no pitarle una falta. Fue eso lo que más le enchufó.
A la hora del vermú, a Bale se le puso más que nunca cara de Cristiano. Se erigió en líder, se echó al equipo encima y marcó dos goles en siete minutos a la postre salvadores para el Madrid. Cada vez está cogiendo un rol ganado en el campo y que viene de semanas al máximo nivel. Bale cumple siempre, aunque no marque. Difícil es el partido en el que se recuerde a un Bale alicaído o desesperado, todo lo contrario a Cristiano, que es la cara amarga, solo salvada por una renovación que le dejará hasta los 36 años en la capital de España.
Más le vale al portugués cambiar de cara tras el parón de selecciones. Y al galés no 'estropearse' en el mismo tiempo. Lo que le viene al Madrid no es precisamente sencillo como para dejarse esfuerzos por el camino: Atlético, Sporting de Lisboa, Barcelona, Dortmund... Por ahora, Bale salva el honor de la maltrecha BBC. El 11 blanco reafirma su crecimiento y lo hace en el mejor momento de la temporada, que coincide con el declive, quién sabe si momentáneo, de Cristiano Ronaldo. En resumen, Bale ya es Cristiano. Solo le falta el "siuuuu".