En Vitoria, un hat-trick. En Varsovia, a cero. Ante el Leganés, también de vacío. Con Portugal ante Letonia, un doblete. Seis días después, en el Calderón, otro hat-trick. Ante el Sporting de Lisboa, a cero. Y, este sábado, ante el otro Sporting, un doblete. Ese es el día a día en el último mes de Cristiano Ronaldo, que igual pasa de 'emborracharse' a goles que de irse sin tanto, algo raro en él, pero cada vez más común esta temporada. La irregularidad es ahora su principal característica.
Vaya por delante que Cristiano ya no es aquél que se frustraba y desesperaba consigo mismo cuando nada le salía y todo lo que remataba lo fallaba. La imagen del portugués ha cambiado. Sigue sin estar en el nivel que mostró tantas veces, pero no es ni mucho menos el peor Cristiano. Donde mejor se refleja el cambio es en la cara. Ronaldo ya sonríe y cuando se queja, lo hace como cualquier persona a la que algo le sale mal. Lo que todavía le falta es acumular una serie de buenos partidos consecutivos y no aparecer a cuentagotas, con pinceladas cada tres o cuatro partidos.
Al igual que se podría hacer con el Real Madrid en general, que va dando tumbos sin un rumbo claro (aunque sigue sin perder), la pregunta con el jugador es sencilla: ¿Cuál es el verdadero Cristiano, el que marca hat-trick ante Alavés o Atlético o el que hace discretísimos partidos ante el Sporting o Legia? Zidane resalta que no es un desastre que Cristiano se quede sin marcar en un partido y que su nivel en los últimos tiempos provoca que un partido sin gol ahora sea visto, por el público en general, como un desastre. "Siempre se espera que marque tres goles en cada partido", comentaba el francés en una rueda de prensa. "Cuando no lo haces es verdad que la gente piensa que ha hecho un mal partido", añadió este sábado tras la victoria al Sporting de Gijón. No le falta razón, aunque enfocar solo el debate en el número de goles sería ocultar el fondo: no se trata de marcar, se trata de aportar.
Cristiano pasa del negro al blanco esta temporada. Solo una vez ha encadenado tres partidos seguidos marcando y dos de esos encuentros fueron con Portugal (vs Andorra e Islas Feroe y después con el Madrid vs Betis). Si únicamente le juzgamos de blanco, lo máximo que ha conseguido ha sido dos partidos seguidos marcando: ante Osasuna y ante el Sporting de Portugal, allá por mediados de septiembre. Eso en goles. Pero en juego no se diferencia mucho más allá. Salvo en el encuentro ante el Legia, en el que a pesar de no marcar completó buen partido con asistencias y ocasiones, los otros duelos en los que no marcó, tampoco apareció. Fue así el pasado martes en Lisboa, donde no hubo noticias de Cristiano en su regreso al José Alvalade. También ante el Leganés, antes del último parón por selecciones, día en el que ni llegó a rematar a puerta. Coincide su falta de relevancia en el Real Madrid con su falta de gol, demostrando que Cristiano vive del gol.
Un año más superando los 50 goles
Si nos atenemos a los datos generales, Cristiano estaría a la altura de cualquier otra temporada. Lleva 12 goles en 15 partidos (10 en Liga, en la que es Pichichi) y casi va a tanto por partido. Pero como todos los datos, hay que acompañarlos o de otros o de un contexto para saber si reflejan la realidad total. Porque en estos tres primeros meses de temporada, en la que ha jugado 15 partidos (todos de titular), en más de la mitad (8) se quedó sin marcar. Contrasta la irregularidad de esta campaña con la regularidad estratosférica por años naturales, acumulando ya seis años consecutivos marcando más de 50 goles: 60 en 2011, 63 en 2012, 69 en 2013, 61 en 2014, 57 en 2015 y 51, de momento, en este 2016.
Esta última semana puede ser la que mejor represente el actual estado de Cristiano. Se lució en el Calderón, se durmió en Lisboa y volvió a salir al rescate del Madrid ante el Sporting. En el partido ante los asturianos, el portugués marcó los dos goles de los blancos, uno de penalti, otro de cabeza, y fue de lo poco salvable, junto a Kovacic o Nacho, de un Madrid adormecido. Salió cojeando, aunque no se espera que sea nada. No estará ante la Cultural Leonesa, porque no es partido para que lo juegue, y llegará en buen momento goleador (cinco en dos partidos, tres si se añade el de Champions) al Camp Nou. Serán ese, y el siguiente ante el Dortmund en Champions, buenos partidos para juzgar a Cristiano, más que por la dureza de los mismos, por la capacidad que pueda tener el portugués para repetir dos buenos partidos seguidos, algo que se le sigue resistiendo este año.
Los dos hat-trick que tiene Cristiano esta temporada son ante Alavés y Atlético, que, traduciéndolo, significa rival a priori flojo y rival a priori duro. Queda pues descartada la idea de que, hasta el momento, Ronaldo solo se crezca ante rivales fáciles o partidos cómodos. También habría que descartar que rinde mejor con Benzema o con la BBC al completo, ya que en este doblete ante el Leganés faltaba Bale, ante el Atlético faltaba Benzema y ante el Alavés estaban los dos. Es decir, los tres partidos más goleadores de Cristiano han sido con todas las posibilidades de ataque: con la BBC al completo o sin una de las piezas del tridente.
¿Y qué opción quedaría? La tan humana como el cansancio acumulado o el no saber repartir sus minutos. ¿Está Cristiano para jugar al máximo nivel, como hacía antes, dos partidos consecutivos? Por lo visto ahora, no. Y así se demuestran en estos últimos partidos. Tras marcar tres en Vitoria, jugó cuatro días después en Varsovia y ni marcó ni aportó. Tras marcar tres en el Calderón, jugó tres días después en Lisboa y ni marcó ni aportó.
No importa todo esto en el club blanco a lo visto con la última renovación que ha firmado "una de las más grandes leyendas", según Florentino, que le cataloga repetidamente como el "sucesor de Alfredo Di Stéfano". Y seguramente la renovación no sea equivocada, visto que lo que Cristiano pierde en dos partidos lo recupera en uno solo. Pero, ¿contar con el mejor Cristiano un día sí y otro no le valdrá al Madrid en un futuro cercano? Lo veremos. En el fútbol todo se acaba viendo.