Qué tendrá esta Anoeta de San Sebastián en el que el Barcelona muestra su peor versión cada año. Qué tendrá Anoeta que ya son nueve años en los que no gana el Barça. Qué tendrá Anoeta que los culés pierden o empatan. Qué tendrá Anoeta que los azulgrana se quedan secos, anulados, superados. Lo que tiene, bien se podrá contestar, es a un equipo que baila al son del balón, que borda el fútbol. Este domingo lo volvió a demostrar en un precioso partido de fútbol, en el que no solo mereció la victoria sino la goleada. Pero se quedó en el empate. [Narración y estadísticas: Real Sociedad 1-1 Barcelona]
El baño fue descomunal. El de la Real al Barça, claro. Las ocasiones llovían y llovían, como si no hubiera tiempo para otras cosas. La Real dignificó al fútbol con unos 30 minutos que bien podrían ser catalogados como los mejores de la temporada. La superioridad fue tal que dejó a cero al Barça en esa primera media hora: cero remates a puerta, cero remates totales, cero toques en el área contraria. Los azulgranas quedaron anulados como pocas veces se había visto, pero se salvaron de recibir una goleada de escándalo. Por no recibir, no recibió ni gol, y eso fue un éxito rotundo. La Real la tuvo de todos los colores, con Carlos Vela, Oyarzabal o Xabi Priteto como protagonistas de fallos. Hasta Iñigo Martínez se unió al asedio. Pudo haber hasta cinco ocasiones muy claras, todas ellas sin gol.
El Barça, totalmente noqueado, solo se recuperó cuando paró el juego, todo lo contrario a lo que lleva demostrando en los últimos años. El Barça respiró cuando Jordi Alba y Piqué se lesionaron y pidieron los cambios. Al final no fue nada, pero se paró el ritmo. Y lo hicieron bien, eso también es fútbol. El último tramo de la primera mitad dejó al Barça sacudiéndose tantos golpes, aguantando como un herido. Fue el único momento en el que Luis Enrique no perdió el duelo táctico ante su amigo Eusebio, que se coronó otra vez y que demostró que es un entrenador muy a tener en cuenta.
El fútbol puede ser de lo más impredecible de todos los deportes y cuando el Barcelona había comenzado a controlar el partido, a acercarse al área de Rulli llegó el gol de Willian José, que se aprovechó de todos los desastres que el Barça lleva acumulando en su defensa ya años. A Mascherano se le fue Vela y el mexicano remató con suma facilidad ante Ter Stegen. Le ganó la partida el portero alemán, pero el rechace le llegó a William José, que disparó solo y el balón entró a la vez que Piqué se golpeaba con el palo. Explotaba Anoeta y era el justo premio a un equipo con el que se disfruta del fútbol.
Excepto esos primeros diez minutos de la segunda mitad, que fue más control del balón que otra cosa, el Barça no había hecho nada. Pero un equipo de este nivel, la primera que tiene, la marca. Esa es la gran diferencia con tantos equipos. Neymar cogió el balón por banda, y como en Glasgow, le brindó el gol a Messi, que entró como quiso por el área y machacó a la Real. Los vascos, en cambios, no se agacharon. Se vinieron arriba porque ellos mismos vieron que eran muy superirores al Barça. Y, como en la primera mitad, bordaron el fútbol y atacaron por todos lados. Así llegó el gol de Juanmi, que incomprensiblemente anuló el linier del extremeño Gil Manzano. Carlos Vela se inventó un disparo que pegó en la cruceta. En la misma escuadra se estrelló el balón del mexicano, en una de esas acciones con tanto talento que deja de vez en cuando. El rechace le llegó a Juanmi, al que habilitaba claramente Piqué. Pero se anuló y el 2-1 no subió. La jugada, entenderán, es clave. No es lo mismo empatar que ganar, llevarse un punto que cero.
Y poco quedó. La Real volvió a anular al Barcelona y le dejó otra vez seco. Los azulgrana se quedan a seis puntos del Madrid y con un Clásico en seis días. O cambian o el repaso que se pueden llevar de los blancos puede ser histórico. Entró en barrena en San Sebastián, lugar en el que solo le salvó un fallo arbitral y los fallos de los jugadores blanquiazules. El Barça estuvo cerca de entrar en coma. Poco le faltó.