El Real Madrid pierde el liderato pero es inmortal: otro milagro ante Las Palmas
Los blancos pierden el liderato de la Liga pero empatan de forma épica ante el cuadro canario (3-3). Perdían 1-3 en el minuto 85. Bale fue expulsado y a Morata le anularon tres goles.
1 marzo, 2017 23:48Noticias relacionadas
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El Madrid es, sencillamente, increíble. Para bien o para mal. Sus partidos no son normales. Cada encuentro es una locura total. Si viene de remontar de forma agónica ante el Villarreal, ante Las Palmas acabó por ser el surrealismo total. Con 10 jugadores (expulsión de Bale) empató un partido más que perdido, sacó un punto que le hace perder el liderato pero que le da más vida de la que tenía en el minuto 85. Antes había habido un penalti tonto de Ramos y tres goles anulados a los blancos, los tres a Morata. [Narración y estadísticas: Real Madrid 3-3 Las Palmas]
A falta de cinco minutos, el Madrid estaba en la ruina. Perdía 1-3 y no había manera de resucitar. Llevaba 45 minutos con un jugador menos, porque Bale recordó a Pepe con Casquero. Dio una patada peligrosísima sin sentido a Jonathan Viera y después le empujó. Roja y a la caseta. En ese momento iban 1-1 (goles de Isco en el minuto 8 y de Tana en el 10'). Tras quedarse con 10, el Madrid se autodestruyó y entró en coma. A un disparo cruzado, Ramos se creyó Keylor Navas e hizo un paradón de época. Fernández Borbalán le vio y penalti. Lo anotó Viera.
Pero por si eso fuera poco, un pelotazo de Viera desde su propio área sacó todas las miserias de la defensa del Madrid. Boateng corrió desde su campo y se quedó solo, corriendo Marcelo por detrás como el que sabe que nunca llegará. Keylor, nervioso, salió antes de tiempo y acabó regalando el gol al delantero de Las Palmas. Era el 1-3 y el Bernabéu se incendiaba. La Liga también.
El Madrid venía de coquetear con el desastre en Villarreal el pasado domingo y tres días después repitió jugada. Lo increíble es que otra vez saliera vivo. El Madrid tiene una capacidad de autodestrucción casi admirable, pero más sorprendente es la forma en la que sale de ese coma y despertarse en el momento justo. Porque no se sabe como (lo reflejó bien Marcelo después: "No sé ni cómo hemos sacado el empate"), pero el Madrid acabó empatando. Fue a la épica, con un jugador menos, con Las Palmas fallando todo a la contra, con Benzema errando las dos que tuvo, con Cristiano cansadísimo, sin orden en el centro del campo y sin ideas para remontar. Y, también hay que decirlo, con un arbitraje que, esta vez, le quitó mucho más de lo que le dio.
Hasta tres goles anuló el equipo arbitral al Madrid, los tres a Morata. Y, de lo que se pudo ver en televisión (otra vez no repitieron con detalle las jugadas polémicas), mínimo uno era legal. Pero el partido llegó por momentos a ser surrealista, y tanto fuera de juego lo ejemplificaba: remate de Morata, fuera de juego. Gol de Morata, fuera de juego.
Pero el Madrid se sobrepuso a ello. Con un ambiente enrarecido, un Bernabéu a medio llenar y sin ese ambiente de las grandes remontadas, ya al final del partido, en el 86', los blancos se encontraron con un penalti que lo transformó Cristiano. Con ese 2-3 ya sí se vio las grandes noches del Bernabéu. El Madrid se fue con todo, sacó la poca fuerza que le quedaba... y volvió a salirle cara. Un gran cabezazo de Cristiano a la salida de un córner (89') puso el empate. Y no hubo victoria porque no quedaba tiempo. Dos minutos más y el Madrid hubiera conservado el liderato. Con 10, atacó más que cuando tenía 11 y que Las Palmas, que también tenía un jugador más.
Porque la épica oculta que el equipo de Zidane ha perdido la primera plaza, aunque eso sí, con un partido menos todavía. Los siete puntos de ventaja virtuales han acabado siendo dos. Y lo que se viene es de aúpa: tiene que enfrentarse todavía a Barcelona, Atlético, Valencia, Sevilla, Athletic, Celta... Por ahora, el Barcelona en el que Luis Enrique dijo basta, es líder, le saca un punto al Madrid y ya depende de sí mismo.
En un partido vital en la lucha por la Liga (el Barcelona venía de ganar y colocarse líder), el Madrid se hizo el harakiri. Pero resistió como tantas otras veces. Esta vez el milagro solo le valió un empate. No es poco para lo que se vio.