Desde que Guardiola irrumpiera con mucho éxito en 2008, el fútbol español se impregnó de la idea de dar sus banquillos a exjugadores del club. Se cambió la tendencia de traer técnicos de fuera para apostar por gente de la casa, aunque estos no tuvieran apenas experiencia.
No solo lo hizo el Barça, que después repitió la fórmula con Luis Enrique tras el fracaso del 'Tata' Martino. También 'copió' la idea el Atlético con Simeone. Y el Celta con Berizzo. Y el Sporting con Abelardo. O el Deportivo con Víctor Sánchez del Amo. Y el Espanyol con Mauricio Pochettino y Sergio González. Y el Valencia, en su momento, con Pellegrino o el Málaga con el 'Gato' Romero. Muchos lo hacían, pero el Real Madrid se resistía: Pellegrini, Mourinho, Ancelotti, Benítez... Cuando las cosas ya no tenían alternativa, se tuvo que tirar de Zidane. Y se abrió una nueva época en el club blanco.
Actualmente, los tres primeros equipos del Real Madrid están entrenados por exjugadores. El primero, por Zidane. El Castilla, por Solari. Y el Juvenil A, por José María Gutiérrez 'Guti'. Este último ha sido el que se ha coronado este sábado como campeón de campeones. El juvenil madridista ganó en Orense la Copa de Campeones, el torneo que reúne a los vencedores (más el mejor subcampeón) de los siete grupos de la División de Honor Juvenil.
La victoria al Málaga en la final, jugando con uno menos 90 minutos y con un gol en la prórroga (116') de Óscar Rodríguez Arnaiz, deja en el club blanco, al margen del séptimo título, la sensación de que están descubriendo a un entrenador. Guti, que también ganó esta copa como jugador, da ya sus primeros pasos.
Un ascenso por año
Uno de los grandes talentos que ha tenido el fútbol español en los últimos años intenta ahora dejar sus pinceladas a los jóvenes talentos que aparecen por Valdebebas. En sus manos están los que tienen que ser los nuevos 'Guti'. Y por ahora todo le sale bien. En 2016 ascendió y pasó del Juvenil B, con el que ganó la Liga, al Juvenil A, sustituyendo a Solari, que subió al Castilla. En su primer año en el Juvenil A llevó al Madrid a la 'Final Four' de la Youth League, en la que cayó eliminado ante el Benfica en semifinales, y ganó la Liga (grupo V) y esta Copa de Campeones. Le falta la Copa del Rey, que comienza la próxima semana.
Al igual que el verano pasado, Guti ascenderá este año y subirá otro escalón más en su carrera en los banquillos. El fracaso de otro exjugador blanco, Santiago Solari, en el Castilla, que se ha quedado sin ninguna opción de jugar los playoffs de ascenso a Segunda y que está actualmente décimo en el grupo II de 2ªB, provocará un cambio en el filial madridista. Guti cogerá las riendas de un equipo en el que todavía entrará más en contacto con los que deben ser el futuro del Madrid. Y también tendrá el deber de subir al Castilla a 2ª, que es al fin y al cabo donde mejor se curten los talentos.
La verdad es que Guti sigue conservando ese aire de jugador que tan bien rindió, cuando quiso, en el Madrid. Al fin y al cabo, son 40 años los que tiene, no tantos como para estar ya en los banquillos, aunque la tendencia de los últimos años lleva a contratar a técnicos cada vez más jóvenes. Y no conviene olvidar lo que fue de jugador, un Balón de Oro en los pies al que le restaba su cabeza. En el Madrid hasta 2010 y en el fútbol hasta 2012, el 'gusanillo' del banquillo es que le hace seguir en contacto con el fútbol.
Si durante un partido se le ve más como un jugador más (celebra los goles con sus jugadores y se abraza a cada uno de ellos), también va perfeccionando ese chip de entrenador, sobre todo cuando le ponen el micro. "La capacidad que tienen estos jugadores para hacer las cosas bien, para tener un sacrifico dentro del campo, para estar unidos es algo impresionante", comentó Guti después de la victoria.
"Estoy muy orgulloso de ellos. Les dije que confiaran en ellos, sabían que éramos un buen equipo, que teníamos opciones de ganar. Ha sido el sacrificio de todos, de ellos y de sus familias". El discurso, correcto y medido, se diferencia mucho de aquel Guti que rompía los códigos del futbolista, amapolas incluidas, con unos tópicos cerrados.
Guti es un madridista de los que relucieron y que dejaron huella para siempre. Miembro, junto a Raúl y Casillas, de una generación que hizo mella en la afición, cariño entre los aficionados blancos siempre lo tendrá. En eso se parece a Zidane. Si no triunfa en Madrid, no será por el ambiente que tendrá alrededor.
Por ahora, todo le va bien, pero el camino acaba de empezar. Campeón con el Juvenil A, el año que viene tendrá el reto de recuperar a un Castilla en crisis. Y el filial ya puede ser un escaparate mayor. Díganselo a Zidane, que estaba ahí y de golpe pasó al primer equipo. Demasiado sería eso ahora para Guti, el '14' que enamoró tantas veces al Bernabéu. Por ahora, está bautizado en el banquillo, que no es poco.
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