“Sabemos que no hay viento, que no hay lluvia, que no hay pasto mojado…”. Simeone instó a los suyos, antes del partido, a volver a la calle, a “jugar sin camiseta (aunque aquí no se pueda)”, como cuando uno es pequeño y va a la plaza. Se esperaba calor, se conocía la hora, definida por la siesta, y el rival, peligroso en este arranque (victoria ante Las Palmas y empate contra el Madrid). Era un partido bonito y, a pesar de todo lo anterior, lo fue. Sin goles, pero con intensidad. Con ese sabor de la Liga de antaño, esa en la que cualquiera podía sacar un buen resultado, incomodar y apretar la tabla. La misma que ofreció este sábado Mestalla, en un recuerdo a aquel fútbol, y, pocos minutos antes, el Bernabéu, con un empate del vigente campeón [narración y estadísticas: 0-0].



El Valencia, pese a sus antecedentes, confirmó desde el minuto uno que lo visto en el Bernabéu no fue casualidad. Con Marcelino, el equipo se parece poco al de años pretéritos. Está ordenado, sabe lo que hacer con la pelota y es capaz de jugarle de tú a tú a cualquiera. Lo demostró contra el Madrid y, de nuevo, repitió frente al Atlético. En otro escenario y con diferencias en lo estilístico. Ante los colchoneros, el conjunto ché tomó la iniciativa. Buscó el balón, mantuvo la posesión y creó peligro. No demasiado, pero suficiente como para que Mestalla, por fin, recupere el optimismo y autogenere una ilusión basada en la propuesta de los suyos, en el fútbol.



Pero, claro, al otro lado estaba el Atlético, que apenas concedió dos ocasiones en toda la primera mitad: un lanzamiento lejano de Pereira, que debutó como jugador ché, y otra de cabeza de Rodrigo. El resto de opciones de gol fueron para los colchoneros, que tuvieron las dos más claras: un disparo de Correa que se marchó fuera y otra de Vietto, que recibió dentro del área, se dio la vuelta y, con toda la puerta abierta de par en par, la lanzó fuera.



La tónica del partido, sin embargo, cambió en la segunda mitad. Así lo quiso el Atlético, menos conservador, más valiente. Con más pelota, pero pocas ocasiones. Mucho toque, pero poca profundidad. Aunque, eso sí, con Neto evitando el primer gol del partido en un disparo de Vietto y, posteriormente, en un remate de Gaitán, que saltó al terreno de juego en la segunda mitad. Él fue el primero en salir desde el banquillo. Después, llegó el turno de Torres y Gameiro. Dio igual. Los colchoneros marcaron cinco en Las Palmas y dos en Girona. Han cosechado una victoria y dos empates en los tres primeros partidos fuera de casa en Liga. Ahora, al equipo de Simeone le tocará viajar a Roma y después inaugurar el Wanda Metropolitano.



Comparte puntos y resultados el Valencia, que acumula dos empates y una victoria. Aunque, eso, a estas alturas, es lo de menos. En Mestalla eso les importa poco. Lo realmente importante es que el equipo da la cara, tiene una idea de juego y margen para crecer. Con Marcelino, en Valencia creen. Y es normal: no era fácil sacar un punto del Bernabéu ni salir airoso contra el Atlético. La Liga, definitivamente, confirma que tiene un cuarto contendiente para luchar por la Liga. O, al menos, esa es la sensación. Más allá del resultado, ojalá y un cuarto peleando por todo. 

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