El Celta logró su primera victoria de la temporada al derrotar en Balaídos al Alavés (1-0) con un gol del delantero uruguayo Maxi Gómez, en un partido poco vistoso en el que la puntería del conjunto gallego contrastó con la falta de pegada en ataque de los visitantes, que siguen sin puntuar en esta Liga.
El Celta recuperó el equipo de la primera jornada -volvieron los centrales Cabral y Fontás-, aunque, por la baja de última hora de Radoja, con la novedad de Lobotka en el centro del campo.
Los primeros minutos mostraron el Celta que quiere Unzué: un equipo que acapara la posesión de la pelota y la saca jugada desde atrás para iniciar sus ataques. Pero esa idea futbolística está en época de construcción, aún poco rentable en ataque y castigada por los desajustes defensivos.
Su producción ofensiva se redujo en los primeros veinte minutos a un par de lanzamientos flojos de Maxi Gómez y Jozabed. Sus errores defensivos fueron más preocupantes. El Alavés estaba cómodo, bien posicionado. Cedió el balón pero tuvo las mejores ocasiones.
La primera fue un mano a mano de Bojan contra Sergio (min. 14): una pérdida de pelota de Iago Aspas cerca del área vitoriana continuó con un pase largo de cuarenta metros hacia Bojan, que pilló descolocada a la defensa pero llegó lento y con dudas ante el portero gallego, que evitó el gol con una pierna salvadora.
Unos minutos después, tras una buena diagonal de Pedraza, otra vez Bojan malgastó una gran oportunidad ante Sergio (min.24). Esas dos claras ocasiones espabilaron al Celta, que encontró principalmente soluciones desde los costados. Primero fue Jonny: una recuperación suya no supo culminarla Jozabed dentro del área (min. 25). Después, funcionó a la perfección la conexión Sisto-Maxi Gómez: un centro preciso desde la izquierda que cabeceó a gol desde el área pequeña el delantero uruguayo, tras evitar el marcaje de Alexis (min. 33).
Ese tanto de Maxi Gómez, el único goleador del equipo gallego en liga, mostró una vía con peligro para el Celta, pues rozó un segundo tanto con un centro de Hugo Mallo desde la derecha que cabeceó solo pero mal Jozabed (min. 36).
El Celta mantuvo con comodidad la ventaja del marcador. Poco ofreció en ataque el Alavés durante la segunda mitad: un tiro desviado de Burgui (min. 57) y un centro de Bojan que no alcanzó Munir (min. 64). Poco más. No fue capaz, pese a la presencia de Munir o Ibai en el campo, de crear peligro el conjunto de Luis Zubeldía. Ni con fútbol directo ni en acciones a balón parado.
El equipo de Unzué manejó el ritmo del partido, aunque tuvo menos posesión de pelota, y se sacudió las dudas mediada la segunda mitad, con una peligroso cañonazo desde veinte metros de Wass que fue al poste (min. 67) y con un potente lanzamiento de Maxi Gómez que acabó en el lateral de la portería vitoriana (min. 69).
No tuvo ideas el Alavés para buscar el empate; el Celta controló bien los últimos veinte minutos, sin apenas asumir riesgos en un encuentro, trabado por numerosas pequeñas faltas en la fase final, de ritmo discontinuo.