A Chema de Aquino
No es de extrañar que el debate sobre el arranque de temporada del Madrid se centre en algo tan aparentemente pueril como la suerte de Zidane, porque el Madrid es ahora mismo una moneda al aire. El Madrid del marsellés ha depositado desde siempre un determinado porcentaje de sus expectativas en la Diosa Fortuna, pero nunca hasta ahora se había sometido a ella de manera tan patente.
Ya no procede analizar el encuentro ante el Alavés consignando que el Madrid jugó a ratos bien y a ratos mal (fue así, pero ya decimos que no es ese el tema), sino apuntando que tuvo ratos de buena y mala suerte, incluso de muy buena y muy mala. Las crónicas del Madrid ya no deben centrarse en la relación de méritos y deméritos de los futbolistas a lo largo del choque, con las proverbiales puntuaciones para cada uno. Ahora corresponde hacer el seguimiento de un solo jugador: se llama azar, y contra el Alavés, como en cada partido, alternó favores y barrabasadas.
El Madrid tuvo muy buena suerte porque el Alavés estrelló dos balones en los postes, pero tuvo muy mala suerte porque Cristiano la mandó al palo también y Sergio Ramos a las nubes con toda la portería para él. Por su parte, Undiano Mallenco trajo muy mala suerte a su propio crédito (si es que éste existe) perdonando una expulsión de libro a Manu García e invalidando injustamente un gol del propio Ramos. El Madrid, eso sí, tenía a Ceballos: buena suerte. El azar es un péndulo.
Mirando la historia personal de Ceballos, el protagonista del partido, salta a la vista un detalle relativo a la suerte y sus caprichos. Dani Ceballos debutó en Primera División, con el Betis de Humberto Calderón, en un partido contra la Real Sociedad en el cual el equipo sevillano consumó su descenso a Segunda. No hace falta ser el hombre más supersticioso del mundo para concluir que ese futbolista estaba destinado a traer mal fario al Madrid, ese equipo ahora domeñado por el azar.
Sin embargo, la Diosa Fortuna es tan veleidosa que a veces reserva para el mayor de los gafes el destino de la mejor de las suertes. Acusan a Zidane de tener oxidada la flor y puede que haya algo de eso, pero Ceballos ha aparecido ahora para regarla.
Lo que estamos llamando dependencia de la suerte, que en realidad es la falta de solvencia o empaque que caracteriza este arranque de temporada en los de Concha Espina, debe corregirse a punta de trabajo y de olvidarse de la suerte. "Zamorano se ha olvidado de la suerte y por eso ahora tiene buena suerte", sentenció el Valdano entrenador ante el fin de una mala racha de Zamorano, que por fin había dejado de mandarla al poste.
El control consiste en minimizar el peso del factor suerte, y Ceballos es un futbolista de control. Contra el Alavés, en el día de su debut liguero como titular en el Madrid, logró además dos goles, algo que no había conseguido nunca en Primera. La fortuna cambia, es bien sabido por todos, y el mismo que debutó en un equipo con descenso lo hace en otro (como titular) destapándose como el goleador que nunca fue.
Buena suerte, Dani.