El Barça no juega bien, pero gana. Cumple con la máxima del fútbol, que es la de la victoria. Ese fútbol virtuoso y alegre que durante tantos años encabezó ahora se ha difuminado y, en su parte positiva, el propio Barcelona se ha dado cuenta que se podía ganar de distintas maneras. En Leganés se llevó los tres puntos gracias a la pegada. Y a su portero. Como viene siendo habitual. [Narración y estadísticas: Leganés 0-3 Barcelona]
En el fútbol la justicia la dan los goles y ahí el Barcelona tiene mucha más artillería. En Butarque irrumpió Luis Suárez, que fue más Suárez que nunca y se quitó al fin todos los fantasmas del mal inicio de temporada. El uruguayo apareció cuando más lo necesitaba su equipo y sus dos goles pueden ser clave a final de temporada.
El Barça no lució ante el Leganés pero ganó con facilidad por su pegada y de la misma manera que hizo en otros partidos de esta temporada. Ahí radica la diferencia en esta Liga. El Barça gana cuando juega mal o regular y el Madrid, en partidos muy similares, no. Los culés en Butarque no hicieron un partido muy distinto al del Madrid ante el Levante o el Betis, pero los azulgrana si sacaron los puntos.
En este Barça son decisivos los goles... y las paradas de Ter Stegen. El alemán mantuvo al Barça vivo y paró con 0-0, con 0-1 y con 0-2. Con el 0-3 final puede parecer excesivo creer que el portero tuvo relevancia en el resultado final, pero la película del encuentro así lo dice. Evitó que el Leganés marcara en algunos acercamientos de mérito y mandó el mismo mensaje de seguridad que en San Mamés, donde también regaló los tres puntos a su equipo. Ter Stegen es un portero que gana Ligas.
Visto lo visto, el 0-3 resulta abultado, pero este Barcelona vive de la pegada y del buen hacer. En Butarque también lo hizo de los fallos del 'Pichu' Cuéllar, portero del Leganés, que no estuvo especialmente acertado. Relevancia tuvo el primer fallo, en la primera mitad, cuando rechazó en dirección contraria un centro de Jordi Alba. El balón quedó en línea de gol y Suárez solo tuvo que empujar el balón.
Ya en la segunda parte, el delantero uruguayo, que agredió anteriormente a un rival con un peligroso pisotón, volvió a aprovechar un despiste defensivo de un Leganés que estaba con los esfuerzos puestos en ataque. En el segundo palo, Suárez golpeó bien y sentenció el partido a la vez que dejó una imagen poco pero también propia del culé. Celebró el gol en la cara de Cuéllar, en un gesto humillante y de burla. La cara y la cruz de la figura en Butarque.
En los últimos minutos marcó Paulinho para redondear un resultado engañoso pero una victoria merecida. Es la ley del gol y también la ley del grande y el pequeño. El Leganés luchó y peleó y con eso se quedó lejos de sacar algo positivo ante un Barcelona a medio gas pero que seguirá líder.
A los de Ernesto Valverde les espera una semana importante: la Juventus en Champions y el Valencia en Mestalla, en un duelo directo por el título. En Mestalla no estará Piqué, que llegó a las cinco amarillas en Liga, completando así un mal inicio de temporada.