Gran parte de los más de 80.000 aficionados que fueron este sábado al Camp Nou a ver el derbi catalán de la Liga española entre Barcelona y Girona, además de montar otra performance con cánticos de "Llibertat" en referencia a los políticos independentistas en prisión, gritaron en varias ocasiones el ya famoso grito de "independencia". Estaban, pues, apoyando que los dos equipos a los que habían ido a ver jugaran en otra liga a la actual. [Narración y estadísticas: Barcelona 6-1 Girona]
Y los equipos, en el campo, les demostraron a ellos y todos los aficionados a este deporte cómo sería una liga catalana de fútbol. La independencia de Cataluña tendría un fútbol con continuas goleadas del Barcelona, con la única duda de la diferencia en goles de las mismas. Ni en la Bundesliga con el Bayern, en la Ligue 1 con el PSG o la Premier este año con el Manchester City existe una diferencia como la que habría en una triste liga catalana.
El Barça arrasó al actual segundo mejor equipo catalán, el Girona, que fue un juguete para los azulgranas, que tras cuatro partidos en el alambre recuperó el sello de las goleadas. Un resultado de tenis para un partido sin historia. En esas circunstancias, y sin quitar mérito a lo que consiguieron, era normal que Luis Suárez hiciera un hat-trick y Messi un doblete.
El Girona fue a Barcelona a disfrutar, es decir, a no competir. Si retrocediéramos en el tiempo, este partido sería el típico que criticaría, con razón, José Mourinho, porque el rival de los azulgranas apenas se esmeró en sacar algo positivo del Camp Nou a pesar de que empezó el partido ganando. Una cosa es perder y otra es ir a perder con tu actitud. Son dos cosas diferentes. La mal llamada valentía.
Pero no se debe entender mal esto último. Lógicamente el Girona, equipo revelación de esta Liga (está noveno, a 15 puntos del descenso y a uno solo de la séptima plaza, puestos europeos en la actualidad), no fue al Camp Nou con el deseo de perder, pero su planteamiento, sus ganas y su intensidad fue lo que les llevó a la goleada. Y eso no se debe a que quieran beneficiar al 'hermano mayor' catalán, sino que su situación en la tabla les da aire para ir con tranquilidad.
El Girona fue a Barcelona sabedor de que no tenía ninguna urgencia. Ya está salvado, su único objetivo a inicio de temporada, y todo lo que le llegue a partir de ahora es para disfrutar. Se puede permitir arriesgar, jugar con menos presión, probar cosas... y todo ello le llevó a no competirle al Barça. Si los de Machín se estuvieran jugando caer al descenso, posiblemente también habría perdido en el Camp Nou, pero no de esta manera.
Luis Suárez, en modo depredador, con el olfato goleador al 100%, marcó tres goles. Messi, con dos goles, dio otro clinic de fútbol. Uno de los tantos fue de una falta que la tiró rasa, por debajo de la barrera. Después marcó Coutinho en un disparo desde fuera del área con rosca. Y aún quedó tiempo para que Ter Stegen hiciera dos buenas paradas.
Con Jordi Alba y Luis Suárez desesperados por ver una tarjeta amarilla (el primero la vio, el segundo no) para cumplir ciclo, el Barça se sacudió las dudas de los últimos cuatro partidos para seguir líder sólido de una Liga que solo ellos dirán que será de ella.