Al término del partido del Real Madrid frente al Girona, que fue más revelador de lo que parece, aposté con mis compañeros de La Galerna que acertaría el once de Zidane en Turín. Tan seguro estoy de los jugadores que el marsellés dispondrá en el campo frente a la Juve que he prometido cambiar mi avatar en Twitter si yerro en mi pronóstico. En lugar de aparecer allí mi foto, saldrá una de Sergio Dalma.

No tengo nada contra Sergio Dalma. Musicalmente hablando, eso sí y hasta la fecha, Sergio Dalma y yo hemos ido por caminos paralelos (paralelos en el sentido más puramente matemático del término, es decir, que sólo se encontrarán en el infinito). Hace poco el bardo de Sabadell anunció, en respuesta a la versión del himno de España urdida por Marta Sánchez, que se proponía perpetrar, por su parte, una reinterpretación rockera de Els Segadors. Decidí que poco podía perjudicar su prestigio tan noble iniciativa.

-Dices que sustituirás tu foto por la de Sergio Dalma con cierto desdén hacia dicho artista- reflexionó uno de mis compañeros.- Pero quizá no sepas que Dalma es el único cantante catalán de declarado madridismo, salvo error u omisión.



-Lo sé- repliqué.- Por eso, y pese a la rotunda opinión que me merece Bailar pegados, lo pondré en mi avatar si fallo. No estoy tan seguro de acertar con el once como para comprometerme a hacer lo mismo con una foto de por ejemplo Stoichkov. Pero vamos, que el tema me preocupa poco porque en Turín van a jugar Keylor, Carvajal, Marcelo, Varane, Sergio Ramos, Casemiro, Modric, Kroos, Lucas Vázquez, Cristiano y Benzema. No voy a equivocarme.

Todos se me echaron encima.

-Zidane no va a volver a un 4-3-3 cuando los mejores partidos de la temporada tienen en común un 4-4-2 de manual- objetó uno.

-¿Acaso he dicho yo que los jugadores que he indicado vayan a jugar con arreglo a un 4-3-3?

-¿Con qué esquema va a jugar entonces?- contestó mi compañero, algo aturdido.- El once que has puesto sugiere un 4-3-3 cristalino.

-¿De verdad? No tenía ni idea. Lo digo en serio, sin sarcasmos. No entiendo mucho de esquemas y no pienso que sean la prioridad de Zidane, quien se fija en los hombres mucho más que en la pizarra. No sólo no sé con qué tipo de formación saldrán al campo esos futbolistas. Quizá no lo sepa ni Zidane, o si lo sabe le interesa poco. Yo lo que te digo es que los once son esos.

-No veo ni por asomo un 4-4-2 en la enumeración de jugadores que has hecho- intervino otro compañero. Antes de que yo insistiera en que tampoco vinculo mi lista de titulares a ese orden sobre el campo, se afanó: .- ¿Cómo sería ese 4-4-2? ¿Lucas por la derecha y Modric por la izquierda? En todo caso, creo que jugaría Asensio en lugar de Lucas.

-Lucas se ha convertido en absolutamente imprescindible- aseveré.

- No tanto aún Asensio, pese a ser la gran apuesta de futuro del club. El partido ante el Girona confirmó esta tendencia. Asensio aparece con pinceladas de genialidad, pero el que se faja los noventa minutos y persiste y golea y asiste y apunta a líder es Lucas.

-No descarto que te equivoques y jueguen los dos, Asensio y Lucas- apuntó un tercero.

-¿Y a quién dejas fuera en ese caso? Veo que os escandalizáis ante el once que profetizo pero nadie se lanza a combatirlo proponiendo otro.

-Pueden ser los que apuntas pero con Asensio en lugar de Benzema- aventuró el anterior.

-Zidane no ha quitado a Benzema ni cuando el Bernabéu le dedicaba pitadas que no merece ni Sergio Dalma cantando esa versión rock de Els Segadors con la que nos amenaza. Si no le ha dado la espalda a Karim ni cuando estaba mal, ¿cómo va a dejarlo en el banquillo ahora que ha recuperado el tono? No el tono goleador, claro, como no hay que exigirle al bajista de la banda de Dalma que sea un maestro al piano, pero sí en cuanto al juego. ¿Viste su partido ante el Girona? Orquestó los ataques del Madrid como le dio la gana y dio varias asistencias. La que le puso a Lucas Vázquez, que el gallego falló al comienzo del partido, la van a repetir en Turín, y esta vez con suerte.

- La Juve es muy fuerte físicamente- reflexionó otro colega.- Yo apostaría por la velocidad y el poderío aéreo de Bale.

Gareth Bale, durante un partido con el Real Madrid.

Nadie quiere a Bale más que yo. Le quiero tanto que vivo en su ciudad natal y veo los partidos del Madrid en su pub, el Elevens. El del Girona, por cierto, lo presencié junto al barman en un Elevens prácticamente vacío. Cuando marcó el jefe, sugerí una ronda gratis. Siempre lo hago y nunca cuela. Como el barman y yo estábamos virtualmente solos, tuve la sensación de que Bale marcaba su gol para nosotros dos.

-Mira que me haría ilusión verlo de titular ante la Juve- confesé,- pero no lo concibo. Puedo contemplar alguna duda entre Lucas o Asensio, e incluso contemplar la opción de que jueguen ambos y se caiga… ¿se caiga quién? ¿Benzema? ¿Kroos, con la comprensible devoción que le profesa su entrenador? Me extrañaría muchísimo pero podría ser. Al que saco totalmente de la ecuación de la titularidad es a Bale. Veo imposible que juegue de salida, por muy hermético que sea Zidane y crípticos sus designios. Es más. Si Bale juega como titular en Turín no será la cara de Sergio Dalma lo que ponga en mi avatar de Twitter.

-¿Qué será entonces?

Decía al principio que no tengo nada contra Sergio Dalma. Todo aquel que se pone delante de cientos (¿miles?) de personas para desgranar -con voz aguardentosa o no- una serie de grandes éxitos -que pueden serlo realmente o no, que pueden ceñirse a Bailar pegados y sus múltiples remixes o no- me merece gran consideración. Es por ello que solo llevado de un gran respeto personal por su figura me comprometo ahora, como en ese momento hice con mis compañeros, a tomar una determinación bizarra. Si no acierto con el once, pondré en mi avatar de Twitter una foto de Sergio Dalma en lugar de la mía propia. Si no acierto y además es titular Bale, lo que pondré en mi avatar es (el Señor nos proteja y nos guarde en todo momento y en todo lugar) una foto de los glúteos de Dalma. La única cláusula que establezco en el contrato -tanto en el verbal rubricado el domingo con mis amigos como en el que por la presente establezco por escrito- es que eventuales lesiones no previstas, y que afectaran a algún futbolista de mi once, resultarían en la inmediata resolución del acuerdo.

Pero vamos, que no va a suceder. Nada temo.

Keylor, Carvajal, Marcelo, Sergio, Varane, Casemiro, Kroos, Modric, Lucas Vázquez, Cristiano y Benzema. Y a dejar las cosas fáciles para la vuelta en el Bernabéu.

PD: ¿Durante cuánto tiempo he de mantener la foto de Dalma en mi avatar si Zidane se vuelve loco y no saca exactamente a esos once? ¿Durante cuánto tiempo he de mantener la foto del culo de Dalma si no sólo ése no es el once, sino que además Bale forma parte del mismo? No hemos establecido una duración determinada del castigo, así que permítaseme que tampoco la establezca ahora. No negaré que esa vaguedad o indefinición conforta grandemente mi alma en momentos de zozobra.

Que ya los hay.

"Cuando Cristiano está bien, el equipo está bien"