Estaba lleno el Coliseum Alfonso Pérez y eso ya era una victoria. El Getafe consiguió reenganchar a la afición que acabó cansada de Primera e hizo de su estadio una especie de caldera en la eliminatoria final en la lucha por el ascenso. Y lo consiguió. Los azulones regresan a la máxima categoría del fútbol español solo un año después de descender.
El Getafe remontó al Tenerife (3-1) e hizo inútil el 1-0 con el que los canarios tomaron ventaje en el partido de ida en el Heliodoro Rodríguez López. Lo consiguió tras una excelsa primera parte en el Coliseum, en la que tuvo muy claras las ideas y entendió que rápidamente había que ir a por la victoria. Y también lo logró con sufrimiento, tras estar una segunda mitad a expensas de los arreones visitantes, que nunca llegaron a creerse que era posible marcar el gol que les hubiera dado la alegría del ascenso. Lo intentaron, pero les faltó corazón.
A los 12 minutos ya tenía el Getafe un resultado que le mandaba a Primera (2-0) y los madrileños no se vinieron abajo ni con el gol intermedio del Tenerife. Al contrario. Los de Bordalás tuvieron siempre claro lo que tenían que hacer y antes del descanso habían conseguido el tercer tanto, a la postre clave. Lo que el Getafe demostró fue sobre todo experiencia. Supieron leer muy bien la eliminatoria y centraron sus esfuerzos cuando más éxitos podían conseguir y después se limitaron a leer bien el partido.
El héroe del Getafe llegó desde Málaga. Dani Pacheco, el jovencísimo chaval que se fue hace ahora ocho años a Liverpool y que después pasó por infinitud de equipos, marcó dos de los tres goles del Getafe, los dos más decisivos. El segundo, definiendo de primeras tras una jugada muy rápida, y el tercero, recogiendo el rechace que había dejado una parada de Dani Hernández. La remontada la comenzó el argentino Faurlín, que aprovechó un balón suelto en el área tras un córner. Entre medias, el gol de Lozano para el Tenerife que mantuvo vivo el sueño canario, pero que acabó por deshacerse ante la superioridad madrileña.
Es el segundo ascenso consecutivo a Primera División del entrenador Bordalás, que ya subió el año pasado con el Alavés, aunque ahí no pudo continuar el trabajo ya que le destituyeron. Cogió al equipo a principio de temporada después de que el Getafe estuviera en puestos de descenso a Segunda B. Experto de esta competición, fue reanimando al equipo hasta llevarle a lo más alto.
Es, además, el regreso del Getafe a Primera tras un solo año en Segunda. Eso tiene mucho mérito. Regresar una temporada después del golpe de un descenso pocos lo hicieron, pero el equipo azulón se mantuvo férreo todo el año. Acabó tercero, abocado a los duros playoffs de ascenso y ahí demostró que tenía más equipo que para sufrir en Segunda.
Con un Coliseum hasta arriba que recordaba a aquellos años mágicos en los que este equipo llegó dos años seguidos a la final de Copa y tocó el cielo (y el infierno) en Europa, el Getafe recuperó viejas glorias y firmó su segundo ascenso a Primera de su historia. Lo hizo ante el equipo contra el que subió en 2004, el Tenerife. Sin duda, el equipo canario es ya talismán para el Getafe.
Ahora tiene tres retos: mantenerse en Primera, rescatar a la afición que perdió en los últimos años de la anterior etapa y recuperar el poderío del sur de Madrid. Ahora tiene por delante al Leganés, con el que próximo año protagonizará un vibrante derbi jamás visto en Primera.