La semana pasada, Rory McIlroy quiso dejar a un lado las cuestiones políticas para jugar un simple partido de golf con el hombre más poderoso del mundo. Un encuentro que ha suscitado numerosas críticas por parte de la prensa y de sus fans, que no entienden que su reunión con Donald Trump el pasado 19 de febrero en Florida sólo haya sido un acercamiento deportivo.
Por eso, McIlroy ha roto su silencio este miércoles para hablar sobre las críticas recibidas y, de paso, para defender su decisión de encontrarse con Trump. "Supongo que simplemente lo entendí, como dije en mi nota de prensa, como un partido de golf", ironizaba el noirlandés preguntado al respecto. "Las creencias o la ideología de cualquiera de los dos, simplemente las dejamos a un lado por un minuto", agregaba.
"Ir allí y ver a 30 miembros del servicio secreto y 30 francotiradores subidos en los árboles... Fue una experiencia surrealista para mí ver algo como aquello. Era parte de lo que me motivaba a jugar con él", explicaba McIlroy, quien no dudaba en recordar: "Si hubiera sido Obama, habría ido a jugar. He jugado al golf con el Presidente Clinton y he pasado tiempo con el Presidente Bush".
"Puedes respetar al tipo, no respetarlo, me da lo mismo; pero si alguien tiene la oportunidad de jugar en ese escenario... No es como si estuviéramos hablando de política exterior. Hablamos acerca del golf y la hierba del green [...]. Hablamos de golf el día entero. Creo que él estaba feliz por poder hablar de golf más que cualquier otra cosa", confesaba McIlroy.
Por último, se defendió alegando que su condición de norirlandés le impide inmiscuirse en los asuntos de Estados Unidos. "No soy americano. No puedo cambiar el sistema político o intervenir en lo que vaya a ocurrir. No puedo votar", afirmaba McIlroy.