"Mucho se ha hablado sobre el hecho de que Jordan y yo ganamos tres grandes antes de los 24. Pero si os fijáis bien, él ya tiene 11 torneos profesionales y yo sólo había ganado ocho a esa edad". A Jack Nicklaus, el más grande de todos los tiempos (77 años, 18 grandes), se le caía la baba con su compatriota Jordan Spieth (24 años, 3 grandes) después del Abierto Británico. El mundo entero suspiraba tras su reacción y vibraba con su rush final en Royal Birkdale, birdie-eagle-birdie-birdie-par, pero sobre todo se hacía una pregunta: ¿hasta dónde podrá llegar, cuántos majors logrará?
Tan lícita es la pregunta sobre Jordan Spieth como lo fue sobre Tiger Woods a principios de siglo. De hecho, a estas alturas de su carrera, con apenas 24 años en el DNI, el joven texano tiene en el zurrón un grande más de los que tenía el californiano a idéntica edad. Es más, sólo el propio Nicklaus y un mito del golf como Gene Sarazen habían ganado tres títulos de Grand Slam antes de cumplir los 25. Y más allá incluso: Spieth podría convertirse en Quail Hollow, donde desde este jueves y hasta el domingo se disputa el US PGA, último grande de la temporada, en el jugador más joven de la historia en ganar los cuatro grandes al menos una vez.
Nicklaus, Woods, Sarazen, Ben Hogan y Gary Player -también Bobby Jones, aunque él lo hizo cuando sólo había dos torneos profesionales y se jugaban el US Open Amateur y The amateur Championship- son los únicos, grandes entre los grandes, que conquistaron los cuatro grandes. Eso sí, si Woods lo hizo con 25 años, Nicklaus con 26 y Bobby Jones con 28, Player cerró el círculo a los 30, Sarazen lo logró a los 33 y Ben Hogan lo consiguió superados ya los 40.
Después de conquistar Masters y US Open en 2015, Spieth se convirtió en el nuevo heredero de las esperanzas de un nuevo 'GOAT' (Great Of All Times), en el hombre llamado no sólo a robar todos los récords a Tiger y Nicklaus sino en el jugador que dejaría en nada a los Rory McIlroy, Jason Day, Adam Scott, Rickie Fowler o Sergio García. Incluso antes, en septiembre de 2014, con apenas 21 años, ya era el rey del mundo, la bandera yanqui en la Ryder Cup en Gleneagles, donde logró dos puntos y medio de tres posibles haciendo pareja con Patrick Reed. Por eso le colocó Tom Watson en el primer duelo de los individuales.
Jordan Spieth, sin un solo pelo en toda la barba, ejerciendo de punta de lanza de un equipo con Phil Mickelson, Bubba Watson, Fowler, Zach Johnson, Hunter Mahan... ¡Y cómo respondió!
En cinco hoyos Graeme McDowell enfilaba una derrota segura por 3 abajo, hundiendo a Europa y encumbrando aún más a un chico que tenía por caddie a quien fuera su profesor de matemáticas en el instituto. Un vendaval que se acabó en el hoyo 9, la primera muestra de su lado oscuro, pues Spieth mostró al universo que, como Bolt en su carrera final en el Mundial de atletismo de Londres, también es humano. El descenso a los infiernos fue tan pronunciado que Spieth no llegó ni al 18. McDowell se impuso en el green del 17 por 2&1 abortando por completo la reacción estadounidense.
Fue aquel su primer tropiezo, aunque no el único y ni mucho menos el más sonado. Ya en 2016, el día que defendía el título en Augusta con una ventaja holgada el hundimiento fue absoluto: mental, físico y, especialmente, de actitud. Bogey en el 10, bogey en el 11 y cuádruple bogey en el 12, en el corazón del Amen Corner, con dos bolas al agua.
Tan grandes fueron aquellas decepciones que sirven hoy para poner en valor lo que Spieth hizo hace unos meses en Royal Birkdale, cuando en el Abierto Británico pasó de ser líder indiscutible antes del inicio de la última jornada con 11 bajo par y tres golpes de ventaja sobre Matt Kuchar, a situarse en el abismo uno por detrás del estadounidense en el hoyo 13 después de cinco bogeys y ni un solo acierto. Tan grandes fueron aquellas decepciones, aquellos clicks mentales en clave negativa, que la espoleta que se activó esta vez en sentido inverso convirtió a Spieth en la cabeza mejor amueblada del golf mundial, lo único que le faltaba a sus 24 años.
En este último British, Spieth remontó con esa serie impecable birdie-eagle-birdie-birdie-par de los últimos cinco hoyos, que si bien no le convierte en favorito indiscutible en Quail Hollow este fin de semana, si hace de él el jugador más completo del momento y en el que mayor proyección tiene en los años venideros.
Porque si después de los primeros años de Sergio García hubo que esperar a Rory McIlroy para encontrar un número uno sólido candidato a destronar a todos, con Spieth no ha habido que esperar tanto. De hecho, él es quien tiene a tiro convertirse en el jugador más joven de la historia en conquistar el Grand Slam y, según los números, ahora mismo es el único en condiciones de igualar, o quizás superar, los estratosféricos registros de Nicklaus. Y no lo decimos nosotros.
En un cálculo matemático básico, hemos tomado como referencia a los 10 jugadores que más grandes han conquistado a lo largo de la historia. Desde los 18 de Nicklaus hasta los 7 títulos profesional de Bobby Jones, pasando por Woods, Walter Hagen, Player, Hogan, Watson y demás. Con sus victorias como referencias, hemos diseccionado por franjas de edad los triunfos en los majors de cada uno de ellos: cuántos lograron antes de cumplir los 25, cuántos entre los 25 y los 30, entre los 30 y los 35 y así hasta los 50, pues Nicklaus conquistó su último grande a los 46 y mantiene el récord del jugador más veterano en conseguirlo. De ahí hemos extraído una media de victorias por cada franja de edad y hemos aplicado una proyección a la carrera profesional de Spieth en función de lo que ya ha conseguido.
El resultado, obviamente, no es una evidencia científica, pero sí un muestreo bastante representativo de cómo y cuándo lograron sus títulos los más grandes de todos los tiempos. Y si bien es verdad que antes de los 25 Tiger ya tenía cinco de sus 14 grandes no lo es menos que Nicklaus, Sarazen y Jones tenían los mismos que ya atesora Spieth -una cifra que podría incrementar en esta franja, pues no cumple los 25 hasta julio de 2018-. Además, el dato más revelador es que los más grandes obtuvieron el grueso de sus victorias entre los 25 y los 35 años: casi un 24% de las victorias (23 de 97) llegó entre los 25 y los 30 y la cifra se disparó hasta el 34% (33 de 97) de los 30 a los 35 años.
Un cálculo tan básico como efectivo, pues la aplicación de una regla de tres simple establece una correlación perfecta que concede a Jordan Spieth 18,2 victorias en torneos de Grand Slam de aquí al final de su carrera (al menos hasta los 50 años) con algo más de seis triunfos en su período más fructífero, que se correspondería con las temporadas de 2024 a 2028, sus años dorados y donde debería alcanzar el cenit de su juego y de su dominio del golf profesional.
Cálculos todos los anteriores apegados a la matemática más básica, aquella que no contempla el ruido ni los factores externos, la que no considera posibilidades como el cambio de marca de palos que frenó la progresión exponencial de Rory McIlroy, quien también se vio afectado por problemas extradeportivos como su tormentosa relación sentimental con la tenista Caroline Wozniacki. Lo mismo podría decirse de Sergio García, ahora felizmente casado y con una chaqueta verde en el armario, tras sus altibajos a raíz de la relación de pareja que mantuvo con la hija de Greg Norman. Incluso cosas mucho más triviales como lesiones muy simples o tremendamente complejas como la de Tiger Woods.
Elementos que, por suerte, hacen del deporte algo imprevisible y que, como en el PGA que comienza hoy mismo, ni siquiera cuentan con Spieth como máximo favorito, un papel que, por lo cercano de su exhibición en el Bridgestone Invitational, recae sobre el japonés Hideki Matsuyama, quizás el primer nipón capaz de conquistar un grande. Sin embargo, todas las miradas son para Rory McIlroy. El norirlandés no sólo ha ganado dos veces en el campo de Charlotte en torneo regular del PGA Tour, sino que es el dueño del récord del campo en una sola vuelta (61 golpes) y en el total de cuatro vueltas de competición (267 golpes). Él será el rival a batir este fin de semana y en los próximos 15 años donde se decidirá quién domina el golf mundial y si ese jugador, McIlroy o Spieth, superan los récords de Woods y Nicklaus.