Tiger Woods (California, Estados Unidos; 1975) conmocionó al mundo del deporte tras sufrir un accidente de tráfico en Los Ángeles. La salud del ganador de 15 majors pasó a copar la actualidad deportiva, temiéndose lo peor después de ver el estado en el que quedó la camioneta que conducía. Su pierna derecha acabó destrozada, con múltiples fracturas abiertas de las que fue intervenido de urgencia en el Hospital Harbor-UCLA Medical Center tras ser atendido, primero, por una ambulancia que llegó al lugar solo seis minutos después del accidente.
Tiger, que se dirigía a una grabación para un patrocinador, perdió el control del SUV, una camioneta de unos 50.000 euros que había recibido cortesía de la organización del PGA Tour. Precisamente, la moderna tecnología de seguridad del 'tanque' le salvó. El sheriff Alex Villanueva apeló también a otro factor: "Tiene suerte de estar vivo", dijo con unas palabras que seguirán resonando en más de uno.
Woods sobrevivirá y lo podrá contar, pero a un precio alto. Su pierna derecha, hecha añicos, se tuvo que reconstruir con una larga cirugía en pie, tobillo, tibia y peroné. Importantes lesiones ortopédicas que le mantendrán mucho tiempo convaleciente y ponen en boca de todo aficionado al golf una pregunta: ¿Podrá volver Tiger?
Quizás es pronto para conocer si tras el accidente será un adiós definitivo, pero los pronósticos no son buenos si se atienden a las circunstancias que rodean al golfista estadounidense. A sus espaldas, nunca mejor dicho, tiene un amplio historial de lesiones que han requerido cirugía y no hay que olvidar tampoco sus múltiples excesos, que han ido desde el sexo hasta los medicamentos.
Woods no es Hogan
Ya por sí sola, la edad podría ser un factor definitivo. Tras conocerse que la vida de Tiger no corría peligro, muchos recordaron la historia de Ben Hogan. El milagro de Hogan ocurrió en 1949 cuando sufrió un accidente de tráfico al ser su vehículo arrollado brutalmente por un autobús. Hogan se rompió la pelvis por dos partes, varias costillas, la clavícula, el hombro izquierdo y un tobillo y su ojo izquierdo quedó seriamente dañado. Un año después, 16 meses más tarde, ganaría el US Open.
Pero Woods no es Hogan porque, principalmente, uno cumplirá este año los 46 y el otro, en aquel momento, tenía 37. Además, Hogan no tenía el expediente clínico de Tiger. No hay que retroceder mucho tiempo para situarse en su última operación de espalda, una disectomía para recolocar uno de los discos que pinzaba el nervio ciático, con la que pretendía 'arreglarse' para volver antes del Masters de Augusta, que se celebra en abril.
El historial clínico de Tiger Woods refleja otras cuatro cirugías de espalda, la penúltima en abril del 2017, y cinco procedimientos realizados en su rodilla izquierda, entre otros problemas físicos que le han condenado. La suma de las múltiples fracturas sufridas por el accidente de este martes completan un amplio catálogo de lesiones, seguramente demasiado pesado para una persona de 45 años.
Tiger ha acostumbrado a sus seguidores a los milagros, como cuando ganó el Master de Augusta en 2019, pero esto ya parece demasiado. Solo hay una persona que haya ganado un major con más edad y es, justamente, el único profesional que posee en su palmarés más 'grandes' que él: Jack Nicklaus. El 'oso dorado' puso en sus vitrinas su último major, el de Augusta también, en 1986 con 46 años.
Enésima caída de Tiger
"Correr más de 30 millas a la semana durante mis primeros cinco, seis años, en el Tour, destruyó mi cuerpo y mis rodillas", confesaba hace un par de años Tiger Woods.
El resto de la culpa de su caída al infierno la tuvieron sus adicciones al sexo y al alcohol, que le costaron su matrimonio y protagonizar varios escándalos, y su consumo de calmantes y ansiolíticos en su momento más complicado. Otro accidente de tráfico en 2010 y su detención en 2017 tras aparecer medio dormido al volante en una cuneta 'adornan' su colección de líos extradeportivos.
Un aparente exceso de velocidad ha vuelto a poner la vida de Tiger contra la espada y la pared. Ahora que se disponía a volver y justo cuando había recuperado la estabilidad junto a su pareja Erica Herman. El hombre que se hizo leyenda y que trascendió más allá del deporte se enfrenta a su más que posible adiós y el golf nunca será lo mismo sin él.
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