Jon Rahm sigue escribiendo con letras doradas su trayectoria en el golf. Su última hazaña fue la consecución de la Ryder Cup. Lo hizo liderando a Europa en su enfrentamiento ante Estados Unidos y consiguiendo así la segunda Ryder en su palmarés. Fue un éxito para el de Barrika y para su combinado que reconquistó el título con la esencia y el espíritu de Severiano Ballesteros.
El español parece tener un idilio con la Ryder Cup. Ha participado en tres ediciones y ha conseguido alzarse con el título en dos de ellas. El primer entorchado llegó en 2018. Allí, un inexperto Jon Rahm fue clave en el triunfo ante Estados Unidos. Tenía 23 años, el más joven del equipo y no ganó ningún encuentro hasta el momento de los choques individuales.
El destino quiso que le deparara Tiger Woods como su rival. Su ídolo. Rahm apenas estaba empezando, pero sacó su mejor juego y consiguió imponerse al estadounidense. El triunfo supuso el 12.5 - 9.5 para el combinado europeo, que terminaría alzándose con duodécimo título. Rahm entró al golf mundial por la puerta grande.
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Este domingo amplió siguió agrandando su leyenda después de firmar una Ryder Cup 2023 fantástica. El vasco, que se reservó el sábado para estar a plenas condiciones en el día decisivo, no perdió ninguno de los cuatro partidos que jugó. Ganó dos y empató otros dos.
El viernes Rahm ganó por la mañana el foursomes junto a Tyrrell Hatton frente a Scheffler y Burns, y empató por la tarde en el fourballs (cada uno disputa su bola y solo computa en cada hoyo el mejor resultado de la pareja) junto a Hojgaard contra Scheffler y Koepka. En ambos firmó los golpes clave. Y el sábado repitió triunfo matinal en el foursomes con Hatton contra Schauffele y Cantlay, antes de descansar por la tarde por decisión del capitán europeo, Luke Donald.
Finalizó su participación en la mañana del domingo en un duelo individual ante Scheffler, número 1 del mundo. El español volvió a desplegar un juego formidable y firmó las tablas en un choque que dejó muy encarrilada la victoria de Europa.
Seve, en la memoria
En el día inaugural de la Ryder Cup Rahm firmó dos 'eagles' sensacionales en los últimos hoyos del encuentro ante Sheffler-Koepka que dieron la victoria a Europa. Al final de su nueva exhibición le preguntaron que cómo es posible que hiciera eso. Que cuál era su secreto. Y fue entonces cuando recordó una charla con Nicolai Hojgaard, su compañero en el partido.
"Me dio la libertad de poder ir a por el eagle. Que intentara lograrlo para tirar un putt así", cuenta. "Me dijo, '¿qué haría Seve? Hazlo por Seve'. No sé si lo habría hecho así, pero me alegro de que haya entrado".
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Y es que el nombre de Severiano Ballesteros ha estado muy presente en el combinado europeo durante toda la Ryder. Así lo confirmó Jon Rahm en la conferencia de prensa posterior al final al ser preguntado cuantas veces había pensado en él: "Muchísimas, pero toda la semana. Sobre todo teniendo a José María (Olazábal) al lado. Muchísimas. Y, sobre todo, al final. Cada vez que las cosas se quedan apretadas es un poco el espíritu que mueve a este equipo, nunca rendirse, agarrarse como sea posible e intentar salvar todos los puntos que se puedan. Gracias a Dios, no sólo yo mismo, sino todo el equipo, lo hemos hecho perfecto".
Así afrontó Europa la Ryder Cup, con el espíritu de Seve Ballesteros. No se confió después de una primera jornada magistral, no le temblaron las piernas cuando Estados Unidos recortó distancias el sábado y tampoco perdió los nervios en el tímido acercamiento de los norteamericanos en la jornada del domingo. Junto a Seve, Europa logró hacerse con la Ryder Cup cinco años después.
Sin embargo, la figura de Seve Ballesteros no estuvo presente únicamente en la mente y los corazones de los golfistas europeos. La afición italiana también se acordó de él en la jornada del sábado. Le homenajearon desplegando una pancarta gigante que ocupó buena parte de la grada con un sentido mensaje: "Per sempre nei nostri cuori" (Para siempre en nuestros corazones).
Un homenaje que fue contemplado atentamente desde el verde por su hijo Javier y por otra leyenda española, José María Olazábal, ambos acompañados también por el inglés Luke Donald, capitán europeo. Todos quedaron alucinados viendo el despliegue de esa pancarta dedicada a Seve, con una foto del golfista persiguiendo una bola con la mirada enfundado en una camiseta azul representando a Europa.
Seve Ballesteros es un emblema de la Ryder Cup. El cántabro participó en nueve ediciones, ocho como jugador y una siendo capitán del conjunto europeo. En total se alzó cinco veces con el título, la última de ellas en su estreno de la capitanía.