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Donald Trump, camino a su regreso a la Casa Blanco, quiere lograr la paz en el fracturado mundo del golf profesional en "apenas 15 minutos". En un escenario donde la rivalidad entre el PGA Tour y LIV Golf ha polarizado a los mejores jugadores, el presidente electo de Estados Unidos parece dispuesto a asumir un rol de mediador.

Durante el último fin de semana, Trump se reunió con las figuras clave de ambos bandos, desatando especulaciones sobre su capacidad para unificar el deporte antes de retomar su papel en la Casa Blanca.

El enfrentamiento entre el PGA Tour, símbolo de la tradición en el golf, y LIV Golf, la liga respaldada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF), comenzó en 2022 cuando esta última irrumpió en la escena con cuantiosos premios y fichajes millonarios.

Desde entonces, ambos circuitos han competido ferozmente, dejando a los aficionados sin la oportunidad de ver a todas las estrellas reunidas más que en los torneos mayores.

La división no solo ha sido deportiva, sino también política y económica. En junio de 2023, ambas partes sorprendieron al mundo anunciando un acuerdo preliminar para trabajar juntas, pero las negociaciones han sido complicadas.

Además, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha expresado preocupaciones sobre posibles violaciones antimonopolio debido a la participación saudí en la estructura del nuevo proyecto.

Mohamed bin Salmán, Donald Trump y Greg Norman

Golfista, empresario y mediador

Donald Trump, conocido amante del golf y propietario de varios campos que han albergado torneos tanto del PGA como de LIV, parece decidido a desempeñar un papel central en la resolución de esta disputa.

Hace unos días, Trump jugó una partida de golf con Jay Monahan, comisionado del PGA Tour, en su club en Florida. Al día siguiente, asistió a un evento de UFC en Nueva York acompañado de Yasir Al-Rumayyan, gobernador del PIF y presidente de LIV Golf.

Aunque los detalles de estas reuniones no han sido revelados, un portavoz del PGA Tour confirmó la partida de golf con Monahan, describiéndola como una muestra del interés mutuo en el deporte.

Por otro lado, la cercanía de Trump con Al-Rumayyan refuerza su relación con Arabia Saudita, un vínculo que ha cultivado tanto durante su presidencia como en sus negocios.

¿Un trato en 15 minutos?

Durante su campaña, Trump aseguró que podría resolver las tensiones entre el PGA y LIV en cuestión de minutos. Su confianza radica en su experiencia como negociador y su historial de relaciones tanto con Arabia Saudita como con figuras prominentes del golf.

Rory McIlroy, uno de los principales jugadores del PGA Tour, admitió que Trump podría desempeñar un papel importante gracias a sus conexiones. "Tiene una gran relación con Arabia Saudita y con el golf. Tal vez pueda lograr algo, ¿quién sabe?", dijo McIlroy.

Elon Musk, quien también estuvo junto a Trump durante el evento de UFC, ha sido señalado como un posible aliado en este esfuerzo. Según McIlroy, la participación del magnate tecnológico podría aportar un enfoque innovador a las negociaciones.

La unificación

A pesar del optimismo de algunos, lograr un acuerdo entre el PGA y LIV no será sencillo. Además de las preocupaciones legales, existen tensiones entre los jugadores que permanecieron leales al PGA y aquellos que se unieron a LIV atraídos por lucrativos contratos. Reunificar a estos golfistas bajo un mismo circuito requerirá no solo voluntad política, sino también un esquema que recompense a ambas partes.

Por otra parte, el contexto político tiene un cometido crucial. Con Trump a punto de regresar a la presidencia, es probable que cualquier decisión relacionada con el golf esté influida por su administración. Esto podría incluir un enfoque menos agresivo hacia las inversiones saudíes, en contraste con la postura del gobierno de Joe Biden.

Trump no es ajeno a la controversia en el mundo del golf. En 2016, el PGA Tour retiró un torneo de su campo en Doral, Florida, alegando dificultades para encontrar patrocinadores tras los comentarios incendiarios del entonces candidato presidencial. Más recientemente, sus campos han sido escenario de eventos de LIV, lo que subraya su apoyo a la liga saudí.

A pesar de su historial conflictivo, Trump ve en el golf una oportunidad para consolidar su legado como negociador. En su discurso de victoria electoral, incluso llamó al escenario a Bryson DeChambeau, una estrella de LIV, destacando su conexión con el deporte.

Mientras las negociaciones entre el PGA y LIV continúan, el papel de Trump como mediador podría ser decisivo. Si bien es escéptico sobre dedicar mucho tiempo a esta tarea, su influencia y conexiones lo posicionan como una figura clave. Al final, lograr la paz en el golf no solo beneficiaría a los aficionados, sino que también consolidaría a Trump como un negociador capaz de superar desafíos aparentemente insalvables.

La pregunta que queda en el aire es si realmente puede cumplir su promesa de resolver este complejo conflicto en tan solo 15 minutos. Por ahora, el mundo del golf observa con interés cada movimiento de Trump, esperando que, esta vez, el exmandatario pueda superar las expectativas.