Simon Whitfield, campeón olímpico en Sídney 2000, dijo de él que era el “Tiger Woods del triatlón”; los hermanos Brownlee, sus máximos rivales a corto plazo, lo compararon con Roger Federer; y mientras, en España… es uno más. Goméz Noya (Basilea, Suiza, 1983) no pisa el terreno celestial de Pau Gasol o Rafa Nadal a los ojos de la opinión pública ni se zambulle en masas bajo el neopreno de su anonimato. Sus hazañas ni siquiera son televisadas. Sin embargo, se ha proclamado cinco veces campeón del mundo –el único que lo ha hecho– y es el favorito para colgarse el oro en triatlón en los Juegos Olímpicos de Río. Antes, atiende a EL ESPAÑOL.



¿Cómo es Gómez Noya?



Es difícil describirse a uno mismo. Pero puedo decir que soy un deportista trabajador, meticuloso y me apasiono con lo que hago. Y quizás ya no soy un chaval, pero quiero seguir progresando y haciéndolo cada vez mejor. Y en lo personal, puede que sea un poco tímido y prudente. Pero me transformo en competición, cambio y soy más echado para delante.



Si usted fuera periodista, ¿qué le preguntaría a Gómez Noya?



Pues imagino que hablaría con él sobre triatlón, sobre su carrera y quizás le preguntaría por algo de su vida. Pero, en general, charlaría con él sobre deporte.



Empezando por su vida. Cuentan de usted que es muy metódico. ¿Ha tenido vacaciones este año?



Sí, estuve en Nueva Zelanda con mi novia después de ganar el campeonato del mundo. Es fundamental descansar. Es bueno relajarse físicamente, dejar de entrenar un tiempo y cambiar la rutina. Sobre todo cuando hay Juegos Olímpicos este año.



Y cuando no descansa, ¿cuántas horas entrena a la semana?



Entre 30 y 35.



¿Son muchas?



[Risas] bueno, unas pocas.



¿Y en qué piensa durante todo ese rato?



Muchas veces entreno con compañeros, pero, evidentemente, hay momentos en los que te tienes que exigir algo más tú solo. Al final, no es lo mismo hacer un entrenamiento pensando en la técnica que en otra cosa. Normalmente intento concentrarme lo máximo posible y pensar en lo que estoy haciendo para sacarle el máximo rendimiento posible. Y, obviamente, también ves qué sensaciones tienes y te mides.

Gómez Noya sale del agua en la prueba de nado. Gómez Noya web



Dicen de ustedes que son inhumanos, hombres de acero…. ¿Es así?



Para nada. El triatlón es un deporte como otro cualquiera y, dependiendo del nivel al que compitas, te exige mayor o menor dedicación. En mi caso, que soy profesional, necesitas invertir mucho en él.



Brigitte Yagüe, una vez retirada, dijo que si le decían que estaba clasificada para los Juegos de Río le daba algo. ¿Tanta es la exigencia?



Sí, claro. Si no fuera tan duro iría todo el mundo. Al final, necesitas ser el mejor y contar con algo de suerte. Y luego hay que mentalizarse muy bien: debes trabajar todos los días y la preparación es muy exigente. Además, estás sometido a mucha presión.



¿Qué tiene de malo ser deportista de élite?



Pues que tienes que renunciar a muchas cosas. Llevas un ritmo de vida que no te permite hacer lo que las personas de tu edad. Pero a mí, aunque me gustaría estar más tiempo con mi familia y amigos, me gusta. Es parte de mi vida y mi trabajo. Y claro que echo de menos Galicia y la comida y todo eso, pero…



¿Qué día de su carrera deportiva no olvidará?



La medalla de plata en Londres. Fue un momento muy importante. Lo celebré con mi familia y amigos porque ellos son más conscientes que nadie de todo el sufrimiento y el trabajo que conlleva. Y luego, siempre soñé con ser campeón del mundo y lo he sido en cinco ocasiones. Todas fueron bonitas.



¿Y qué le gustaría olvidar?



Quizás los Juegos Olímpicos de Pekín. Quedé cuarto, pero estaba entre los favoritos, competí lesionado y fue un día duro por muchos motivos.



En esos momentos de flaqueza, ¿en qué piensa?



Siempre intento sacar fuerzas y tener pensamientos positivos. Al final, lo importante es saber cuál es tu último objetivo y a partir de ahí pensar en la satisfacción que produce conseguirlo. Eso te ayuda a seguir adelante. Porque, obviamente, hay muchos días malos en los que estás cansado y no tienes ganas de nada.

Gómez Noya al llegar a la meta. Gómez Noya web



A estas alturas, ¿le tiene miedo a algo?



A nada. Pero sí que le tengo respeto a muchas cosas. A los rivales, por ejemplo, que sabes que son tan buenos y duros que no los puedes batir.



¿Alguna vez ha echado de menos ser una persona normal?



En ese sentido, sí que a veces lo pienso. Pero es verdad que tampoco soy un futbolista ni tengo gente desbordada a mi alrededor, así que estoy cómodo con mi situación y muy contento con lo que hago. Es verdad que cuando tienes competiciones tienes que cuidar mucho más todos los aspectos relacionados con la preparación, pero eso no quiere decir que un día no te puedas tomar una cerveza.



En España se habla de Pau Gasol, Rafa Nadal, Fernando Alonso… Usted es cinco veces campeón del mundo. ¿Se siente lo suficientemente valorado?



El problema es que el triatlón no tiene la misma repercusión que otros deportes y se nos aprecia menos. Pero la gente que entiende sí que nos valora y yo así lo siento. Y a nivel general, de opinión pública, la audiencia ve lo que dan los medios de comunicación y éstos dan más valor a unos deportes que a otros.



Ahora han coincidido usted, Mario Mola… ¿No es una pena que con la buena hornada y éxitos que consigue el triatlón no se pueda ver el campeonato del mundo por televisión?



En la televisión de Galicia se puede seguir, pero es una pena que no se pueda ver a nivel nacional. Si no se hace ahora que dominamos, cuando no estemos ahí…



Usted que viaja mucho. ¿Qué imagen tienen de España en el exterior?



Le gusta a mucha gente porque es un país estupendo, pero no tenemos buena imagen por todos los casos de doping que se han descubierto en los últimos años. Estamos más controlados que otros deportistas europeos a nivel internacional porque no se fían de nosotros. Esa es la realidad y lo que yo he vivido.



¿Y qué imagen tiene usted de España?



Bueno, es mi casa y, además, como viajo mucho, valoro mucho estar en España. Estoy feliz por tener mi casa aquí.



Por último. Si tiene que elegir entre ganar una medalla de oro en los Juegos o vivir 10 años más. ¿Con qué se queda?



Posiblemente, prefiero ganar una medalla de oro.

Gómez Noya, en bicicleta. Gómez Noya web

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