En medio de escándalos de corrupción y fotos de instalaciones mastodónticas que ya no sirven para nada, el ‘merchandising’ de Río 2016 dio la semana pasada un rato de alegría al presionado Comité Olímpico Internacional (COI): según su Informe de Marketing de los últimos Juegos, los 5.000 productos con licencia vendidos en más de 40.000 puntos de la geografía brasileña generaron “más de 300 millones de euros en ventas al por menor, para ayudar a sostener y promover los Juegos Olímpicos”.
La estrella popular de los Juegos fue la sandalia Havaiana olímpica, de la que se vendieron 2,5 millones de pares; fue el producto con más éxito en el festival carioca del deporte mundial, que si bien será recordado con luces y sombras mostró gran acierto en el terreno del marketing: según las cifras del COI, Río 2016 ha batido el récord histórico en cuanto a beneficios por ‘merchandising’, duplicando casi a la ciudad que ostentaba la marca anterior, Pekín 2008, y superando en un 260% a su antecesora, Londres 2012.
El Comité Organizador Local de los Juegos siempre confió en las chanclas con motivos olímpicos (además de toallas o pareos, por ejemplo) para animar su programa de ‘merchandising’ en una ciudad con la playa más famosa del mundo, Copacabana, escenario de la zona ‘Fan Fest’ de la FIFA en Río durante el Mundial de Fútbol 2014. “Podemos vender millones,” había afirmado en 2014 su Directora de Licencias, Sylmara Multini: “En los Juegos de Londres no se vendió ni una chancla, pero aquí podría ser el producto número uno”.
Disponibles en dos estampados y varios colores, las Havaianas olímpicas prolongan el éxito de unas chanclas que en la última década han saltado de las favelas brasileñas a la Casa Blanca (Barack Obama), Hollywood (George Clooney, Jennifer Aniston) o el deporte (David Beckham). Havaianas vende más de 250 millones de pares de sandalias al año, con precios para estudiantes (15 euros) y para pudientes con ánimo ‘cool’ (150 euros): hay más de 220 modelos para elegir. “No pagamos a ningún VIP, pero estamos en los pies de todos los famosos”, dijo el año pasado al diario Marca el presidente de la empresa, Eno Polo. “Guardamos el secreto sobre el material mejor que la fórmula de Coca-Cola”.
Venta de entradas
Una de las imágenes más negativas de Río 2016 fueron sus gradas, muchas de las cuales lucieron semivacías en numerosas disciplinas, inclusive semifinales y finales, y no siempre de deportes ‘minoritarios’. Los organizadores negaron sistemáticamente cualquier anomalía y afirmaron haber vendido más del 80% de las entradas a pesar de la recesión económica del país y la crisis informativa del virus del Zika en los meses anteriores. Durante la competición se produjeron escándalos como el que supuso el arresto en su hotel del entonces presidente del Comité Olímpico Irlandés (y expresidente del olimpismo europeo), Pat Hickey, por una red de venta ilegal de entradas para finales.
El reciente informe del COI señala una venta total de 6,2 millones de entradas y 373 millones de euros en ganancias, es decir, el doble que Pekín 2008 pero mucho menos que Londres 2012 (940 millones), donde se vendieron 8,2 millones de los 8,5 millones de boletos disponibles.
Sandalias contra la crisis
Este lunes se supo que el exvelocista namibio Frank Fredericks presentó su dimisión como presidente de la Comisión de Evaluación del COI para los Juegos Olímpicos de 2024, en la primera reacción concreta al enésimo caso de venta de votos para adjudicar sedes olímpicas, destapado el viernes pasado por el diario francés Le Monde, según el cual Fredericks recibió un ingreso de 299.300 dólares el mismo día de la elección de la sede de los Juegos de 2016 (cuando Río venció a Madrid).
La crisis abierta en el olimpismo por el dopaje ruso y los escándalos de corrupción mantiene alerta (siempre de puertas hacia adentro) a sus dirigentes internacionales, en un contexto político que, como demuestra la investigación abierta en la FIFA, tolera mucho peor que hace unos años la corrupción deportiva.
Este periódico publicó el mismo viernes que el Comité Olímpico Internacional estudia cambiar su normativa para decidir el próximo mes de septiembre en Lima (Perú) no sólo la ciudad organizadora de los Juegos de 2024, sino también los de 2028. La medida (inédita) se tomaría ante la escasez de ciudades aspirantes (sólo quedan París y Los Ángeles) y la ola de rechazo ciudadano a albergar el evento -referendos incluidos- que ha provocado la retirada de las otras cuatro candidatas originales: Roma, Hamburgo, Boston y Budapest (el mes pasado). El tiempo ganado se dedicaría a repensar y modificar, en su caso, los procesos de elección de sede entre otras cuestiones organizativas.
Pasado medio año desde la celebración de los primeros Juegos de Sudamérica, las sandalias Havaiana figuran sin duda entre sus grandes vencedores.