Eid Naser y la 'esclavitud' de los atletas: una absolución se convierte en sanción y le cuesta los JJOO
El caso de la velocista campeona del mundo llama la atención del atletismo tras una suspensión por una norma que puede considerarse excesiva.
3 julio, 2021 02:38Noticias relacionadas
La situación que está viviendo la campeona del mundo Salwa Eid Naser en las últimas horas es realmente extraña. Consecuencias de lo que ha tenido que atravesar también en los últimos meses en lo que está resultando ser uno de los casos de sanción más extraños que se recuerdan. Algo realmente pocas veces visto.
De momento, Eid Naser no podrá competir en los próximos Juegos Olímpicos debido a una sanción de dos años que le ha sido impuesta a pesar de que no se ha registrado un positivo por dopaje como tal, sino varias ausencias injustificadas a diferentes controles. En estos casos, la normativa indica que la sanción a imponer debe ser la misma que cuando se notifica un positivo. Sin embargo, Eid Naser tiene motivos para pensar que su situación ha sido muy diferente.
La atleta de Bahréin ha estado ilocalizable en los tres controles antidopaje a los que había sido citada durante los últimos doce meses. Ausencias injustificadas que le han costado esa sanción de dos años sin poder competir y apartada de todo tipo de pruebas. De esta forma, no podrá pelear por la medalla de oro en la prueba de los 400 metros lisos en Tokio, su especialidad y donde consiguió proclamarse campeona mundial.
A pesar de que no se ha podido demostrar aún que Eid Naser haya consumido sustancias dopantes, esta sanción de dos años pesará sobre su historial tras haber sido confirmada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) sin que nada ni nadie parezca que vaya a hacer algo por reconducir esta situación que le va a salir muy cara a esta famosa atleta que pretendía brillar en la cita olímpica.
Una guerra total
El caso de Eid Naser no se limita a lo que se ha vivido en este 2021, sino que viene desde muchos meses atrás, cuando se inició el proceso de investigación sobre la corredora y sobre estas ausencias que nunca justificó al no estar localizable para someterse a los controles antidopaje rutinarios, algo que es de obligado cumplimiento para los atletas de élite.
La particularidad de la historia de Eid Naser vivió su momento más importante en el mes de octubre del año 2020, cuando fue absuelta por este mismo caso y sus ausencias a los controles. Allí, el Tribunal Disciplinario de la World Athletics falló a su favor en la decisión que parecía el final de una extraña historia. Sin embargo, solo fue el principio de una más complicada todavía.
La Unidad de Integridad del Atletismo y la Agencia Mundial Antidopaje saltaron a escena para recurrir la sentencia dictada por el Tribunal Disciplinario y volvieron a reabrir un caso que ya no tendría una solución positiva para la atleta de Bahréin de tan solo 23 años. En ese momento se abrió una brutal guerra que ha terminado con esa ya famosa sanción de dos años.
De esta forma, la resolución final del caso tras esa guerra abierta por la AIU y la AMA contra la absolución dictada por el Tribunal Disciplinario ha empezado a contar desde este 30 de junio del año 2021, cuando arranca ese periodo de sanción para la corredora que se colgó la medalla de oro mundial en Doha 2019. Además, han quedado anulados todos sus resultados conseguidos desde el 25 de noviembre del 2020 hasta la fecha en la que se realizó la notificación a la atleta y que no ha sido revelada aún.
Una campeona sin JJOO
La historia de Eid Naser ha tenido un triste final para su corta carrera deportiva. Con aquella prueba en los Campeonatos del Mundo de Doha del año 2019 consiguió tocar el cielo, no solo al colgarse el metal dorado, sino también al firmar un registro sensacional, 48,14, lo que suponía en aquel momento la tercera mejor marca de la historia. Y todo conseguido por una corredora de apenas 20 años y que representaba a un país como Bahréin, con muy pocos éxitos de este tipo.
En cuanto a su trayectoria deportiva, además de todos los resultados que le van a ser retirados, Eid Naser va a haber como, por culpa de esa sanción de dos años, no podrá tomar la salida de la prueba de los 400 metros lisos, ni de ninguna otra evidentemente, en los esperados Juegos Olímpicos de Tokio, una cita para la que llevaba preparándose mucho tiempo. Y eso, teniendo en cuenta su estatus, es un golpe muy duro de superar.
Esta atleta, cuyos orígenes familiares están en Nigeria, pretendía unir algún metal olímpico a su extensa colección de éxitos entre los cuales destaca la medalla de plata del Mundial de Londres 2017 en una carrera que pudo superar a toda una leyenda como Allyson Felix o su Campeonato del Mundo Juvenil del año 2015 celebrado en Cali, Colombia, también en la prueba de los 400 metros lisos. Por encima de todos ellos brilla evidentemente su oro de Doha.
Los controles de élite
Eid Naser ha sido víctima de una regla con la que tienen convivir todos los atletas de élite, la disponibilidad a la hora de someterse a controles antidopaje por parte de la AMA prácticamente sea el día que sea, en el lugar que sea y casi en cualquier situación y condición. Algo que para muchos es una forma ‘esclavitud’ a la hora de estar sujetos siempre a estar localizables.
Desde hace ya varios años, los atletas de cierto nivel tienen la obligación de comunicar su paradero en todo momento y de tener la posibilidad de estar localizables durante algún momento u hora del día por si existiera la necesidad de ser sometidos a algún control antidopaje, para así establecer un chequeo constante de quiénes intentan hacer trampas y quienes no.
Naser ha pagado con creces faltar a tres controles en doce meses, pero lo hace después de que el 12 de abril de 2019, cuando se encontraba en un hotel de Bahréin, fue absuelta al alegar que el agente de la AMA se había perdido y no había dado con su habitación para pasar dichas pruebas. Ahora, años después, esa absolución ha quedado en nada y ha pagado el peaje de esta regla que cuenta con muchos defensores, pero también con algún detractor que considera que atenta contra la intimidad y la privacidad de los atletas que, evidentemente, también son personas.
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