Con el descaro propio de una chica de 17 años, Adriana Cerezo (Alcalá de Henares, Madrid, 2003) ha hecho historia en Tokio. La taekwondista ha ganado la primera medalla para España en estos Juegos Olímpicos tras arrasar a la serbia y segunda en el ránking Bogdanovic, a la china y doble campeona olímpica Wu y a la turca Yildirim en semifinales. El sueño de la madrileña terminó en la final femenina de -49 kg con la gran favorita y número uno, la tailandesa Wongpattanakit (11-10).
El oro se escapó por escasos cinco segundos. Adriana Cerezo tocaba el oro, pero Wongpattanakit logró contactar una patada con el pecho de la española. La joven lloró sobre el tatami, aunque con el paso de las horas se dará cuenta de todo lo que ha logrado con tan solo 17 años. Adriana es de oro, independiente de que la suerte cayera del lado de la tailandesa en una final de gran nivel y muy igualada.
El combate tuvo varias alternativas y las dos merecieron ganar. A un minuto del final Wongpattanakit iba por delante, pero entonces Adriana Cerezo consiguió remontar y levantar a toda España. El oro estaba tan cerca que esta patada al pecho duele más.
La niña prodigio del taekwondo español nunca había competido contra las rivales asiáticas, ya que su experiencia internacional se reducía tan solo al Campeonato de Europa que ganó para sorpresa de todos y al Preolímpico en el que también venció con una increíble facilidad. Ambos se disputaron en Sofía (Bulgaria) hace escasos meses y ello le permitió acudir a Japón sin nada que perder y con mucho que ganar.
Ahora ya es medalla de plata en unos Juegos Olímpicos. Ni más ni menos. Ella se veía más en París 2024 que en Tokio 2021, pero su eterna sonrisa, la misma con la que entró para buscar la gloria olímpica en un combate solo apto para las elegidas, le hizo afrontar este campeonato como su cita con la EvAU el junio pasado. Cosa de niños y niñas.
El torneo de Adriana
Arrasó a Wu, que le dobla en edad y que fue oro en Pekín y Londres, e infrigió a la china la derrota más dolorosa de su carrera por 33-2. En la semifinal, Yildirim contó con la misma suerte (39-19) y no tuvo ninguna opción ante la actual campeona de Europa. Adriana Cerezo ya es una realidad y uno de los grandes nombres propios de estos JJOO de Tokio.
Antes, en primera ronda, había batido a la segunda en el ránking y plata en Río, la serbia Bogdanovic (12-4). Precisamente, la única de sus rivales en estos JJOO a la que ya se había medido. Fue en las semifinales del Europeo y allí Adriana se hizo mayor. La sonrisa que luce segundos antes de combatir, se convierte en una fuerza indescriptible en cuanto está contra su rival cara a cara. La niña de las patadas infinitas ya es la nueva heroína nacional. Adriana Cerezo se ha ganado el corazón de los españoles.
Desde 2016, cuando era cadete, ha disputado un total de 33 campeonatos internacionales y ha subido al podio en 33 ocasiones. De ellos, en 28 había logrado el oro y el 29 era el más difícil de conseguir, ya que enfrente tuvo a Wongpattanakit, la gran favorita y número 1 del ránking mundial. Sin embargo, cumplió con su efectividad del 100% de podios que le ha convertido en la niña prodigio del taekwondo.
La niña prodigio
Solo Wongpattanakit pudo, y por los pelos, con Adriana Cerezo, la próxima reina del taekwondo cuyo amuleto es la cinta que luce en el pelo y que siempre le acompaña. El tatami es su hábitat preferido. Con 17 años está centrada en su carrera deportiva y en su futuro académico. La madrileña es además una gran estudiante, en la EvAU sacó 13 de 14 puntos posible, pero en Tokio 2020 sacó particular matrícula de honor.
Antes de comenzar la final contra Wongpattanakit sonrió y saludó a la grada, al igual que hizo en cuartos o semifinales. No daba la sensación de estar ante el combate de su vida. Quizá ni se lo planteara como otras taekwondistas debido a su juventud. Cuando su rival en cuartos, la china Wu, ganó la medalla de oro en Pekín 2008, Adriana apenas era una niña de cinco años que había comenzado con su afición al taekwondo tras haber probado otros deportes.
El huracán Cerezo llegó a Tokio y se llevó la plata, cayendo solo contra la mejor del mundo hasta la fecha e igualando la hazaña de su ídolo Brigitte Yagüe, medalla de plata en Londres 2012. Adriana ya tiene el honor de ser la primera medallista española en los Juegos Olímpicos de 2020. Los de la pandemia. Los que se disputaron en 2021 y de los que cuyo aplazamiento se benefició una jovencísima taekwondista que adelantó su ciclo olímpico para escribir con letras de oro, aunque ahora la medalla sea de plata, una de las páginas más brillantes de la historia del deporte español.
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