España brilló a ráfagas poderosas en su debut frente a Japón. Un comienzo prometedor del Torneo Olímpico, una demostración de que España ha venido para luchar por las medallas. Con las armas de siempre, con algún detalle novedoso, el equipo español mostró la compostura habitual: el juego colectivo y la defensa rápida, compacta. A los anfitriones sólo les dejamos la opción de mantener su brega intacta durante los cuarenta minutos.
Como notas sobresalientes, el buen momento de los bases y de Marc Gasol. El pívot está mejorado físicamente en relación a su última etapa en los Lakers, más móvil y dominante. Y nuestros directores se alternan al timón, Ricky con la mirada de la Copa del Mundo de 2019; Sergio Rodríguez con su habilidad para sorprender y dar fluidez al juego en cada instante.
El equipo nacional se despistó de forma eventual, en algunas ocasiones por relajación, en otras, hasta que los relevos entraban en juego. También a consecuencia del equipo nipón, con jugadores NBA y acompañantes competentes. El entrenador, Julio Lamas, les ha dotado de un juego europeo, en busca de la mejor opción y generosos en los pases. Sus defensas alternativas complicaron, asimismo, la ofensiva española en algunas fases.
Vistos los contrincantes, el encuentro favoreció nuestra confianza en el podio. De momento, se atisba un torneo de igualdad predominante, en el que España se puede mover con soltura por calidad y experiencia. Ni siquiera Estados Unidos parece superior tras la derrota con Francia.
Los representantes del mejor baloncesto del planeta se atoraron ante la enorme defensa de Francia – Gobert, 2,16 y Poirier, 2,13, muchos minutos juntos. Siguen con la adaptación al juego y reglas FIBA. Asimismo, el recién fichado madridista Yabusele cuajó un encuentro notable. Que Francia derrote a USA con tres jugadores blancos habla del buen ojo de sus ojeadores y es un buen augurio para la temporada venidera.
Aunque Italia y Australia se desempañaron con acierto en el debut, Eslovenia fue quien realizó un partido completísimo. Por supuesto, dirigidos por Luka Doncic, sublime, excelencia en estado puro. Pero el jugador de Dallas dista de estar solo. El equipo esloveno posee una bioquímica poderosa, motivadora. Sus jugadores creen el proyecto de este equipo, en una oportunidad única. Tiradores letales y grandes interpretadores del baloncesto, mueven el balón con clarividencia y rapidez, siempre en busca del mejor colocado. El fichaje por nacionalización de Mike Tobey ha completado un conjunto que necesitaba una referencia interior. Si antes eran poderosos, ahora son temibles.
En cualquier caso, nada que España no pueda afrontar con garantías. Nuestra plantilla es completa y experta con grandes jugadores de ataque –los arriba citados – y defensores especializados – Rudy, Abalde, Claver. No nos faltarán opciones en ningún caso, porque, además de lo dicho, nuestro equipo juega el contraataque como los ángeles.