La cruz de Reyes: el día en que el "patria o muerte" castrista ganó a los puntos al "patria y vida" del exilio
Enmanuel Reyes, nacionalizado español, cayó en Tokio ante su compatriota y rival Julio La Cruz en una pelea de boxeo cargada de tintes políticos.
30 julio, 2021 23:46Noticias relacionadas
"Patria o muerte, ¡venceremos!". Con ese grito celebró el boxeador Julio La Cruz este viernes su victoria contra Enmanuel Reyes Pla en los Juegos de Tokio. Ambos púgiles comparten nacionalidad, la cubana, aunque el segundo ha participado en la cita olímpica representando a España. Fue ese hecho, y también las posturas opuestas de los dos respecto a las protestas de Cuba, lo que convirtió la pelea en una lucha política.
En el Kokugikan, mítica arena de Tokio que acoge el boxeo durante los JJOO, se escucharon durante el combate varios gritos por parte de la amplia delegación de boxeadores cubanos: "A Cuba se le respeta", exclamaban. Una forma de alentar al suyo y cargar contra Enmanuel, que vino a España en busca de una vida mejor. Del exilio de nuestro púgil hablaremos después, pero algunos en su país natal no le perdonan que emigrara y le tratan de traidor.
Son tiempos convulsos en Cuba y Enmanuel no reniega de su tierra, de "su sangre". Estas últimas semanas ha animado al pueblo cubano con las protestas y se ha sumado al lema "Patria y vida", usado en las manifestaciones de julio y que da la vuelta al del gobierno cubano "Patria o muerte", acuñado por Fidel Castro en marzo de 1960. La Cruz, por su parte, suele realizar un saludo militar en honor al líder de la Revolución Cubana tras sus peleas y esta vez fue más allá. Era también un mensaje para Reyes Pla.
Su rivalidad viene de lejos, de cuando ambos competían en Cuba. La Cruz, campeón olímpico en -81kg en Río 2016 y cuatro veces campeón mundial, fue uno de los 'responsables' de que este viernes Enmanuel se subiera al ring representando a España. En su país natal solo daban la oportunidad de competir internacionalmente a uno de los dos y La Cruz había ganado hasta en cuatro ocasiones a Reyes allí. Este se cambió de categoría, pasando a los -91kg, pero se topó con el mismo problema: siempre tenía alguien por delante para los Panamericanos y para los Juegos.
Fue una derrota contra Erislandy Savón en la final de los Nacionales de Cuba, en 2016, la que llevó a Enmanuel a tomar la decisión de salir de su país. Su destino debía ser España; La Coruña, en concreto. Allí le esperaban familiares como su tío, su abuela y su padre, pero la travesía no iba a ser fácil.
La odisea del exilio
Desde Cuba puso rumbo a Bielorrusia, el país más cercano a España para el que tenía libre visado. Problemas con los trámites le llevaron a ir a Rusia, donde pasó cuatro meses encerrado en un piso de Moscú sin salir a la calle mientras esperaba los papeles necesarios y para evitar sufrir una detención o cualquier abuso por su condición de inmigrante.
El calvario no acabaría aquí. Después llegó a Austria, donde reclamó asilo político y entró en un centro de refugiados. Dos meses más tarde pasaría la frontera a Alemania con la intención de cruzar a Francia, pero fue detenido y llevado a otro centro de refugiados que casi era como una cárcel. Trasladado de vuelta a Austria, decidió jugársela y tomar un vuelo a Barcelona como ilegal para luego reencontrarse con su familia en Galicia.
Enmanuel consiguió llegar a España y al tiempo le siguió su hijo. Lo más difícil, viendo como se dio todo, ya estaba hecho, pero le faltaba hacerse valer como boxeador en España. Para ello, su padre contactó con Rafa Lozano, doble medallista olímpico y seleccionador del equipo nacional. El expúgil le puso a prueba y poco tardó en detectar que ahí había un talento nato para el boxeo con una 'derecha prohibida'.
Era momento de mejorar su técnica y coger más experiencia para aspirar a todo. En enero de 2020, mediante un Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros, Enmanuel recibió la nacionalidad por "circunstancias excepcionales". Estas eran que la Federación de Boxeo veía clave su incorporación al equipo para las aspiraciones del país en los Juegos de Tokio. Ha quedado demostrado que no faltaba razón.
Ya era el 'profeta' del boxeo español y debutó en el Preolímpico de Londres, en marzo, con victoria. Luego llegó la pandemia y tuvo que esperar un año para sellar su billete para los Juegos Olímpicos. Sus aspiraciones, como las de los otros tres miembros del equipo español, no bajaban de ganar el oro.
Su KO en octavos al kazajo Vassiliy Levit, plata en Río 2016, es historia del boxeo español en los Juegos. Enmanuel estalló de euforia con su ya icónico "hemos venido a arrancar cabezas" que algunos vieron como una provocación sabiendo cuál sería su siguiente rival. Tras esa victoria se quedaba a un paso de asegurar medalla, la primera de España en 21 años en una cita olímpica, pero la vida le ponía otra piedra en el camino, un viejo fantasma, Julio La Cruz.
Una lucha política
La pelea esta vez era en una categoría diferente, la de -91kg, a la que llegaba más acostumbrado Enmanuel. El resultado ya es el sabido, pero fue polémico cuanto menos. Reyes Pla puso contra las cuerdas a su compatriota, ahora rival defendiendo una bandera diferente, pero cuatro de los cinco jueces se decantaron por el representante de Cuba. Luego fue el "Patria o muerte, ¡venceremos!".
Reyes Pla cae en cuartos de final tras la polémica decisión de los jueces#Tokyo2020 #boxing pic.twitter.com/E0R2HV9N9l
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) July 30, 2021
El español buscó el combate y en el primer asalto, con su prodigiosa derecha, le rompió la ceja al caribeño. En el segundo, Reyes Pla derribó con una izquierda a La Cruz, pero el árbitro no hizo a este conteo de protección. De haberlo hecho, la ventaja que tuvo el representante de España en el round hubiera sido superior y le hubiera dado la victoria en el combate. A destacar que el juez marroquí puntuó en los tres rounds a favor del cubano.
Otra vez La Cruz. La decisión no convencía ni a Enmanuel, que acabó "sin un rasguño", ni a su seleccionador Rafa Lozano, que clamaba que les habían "robado la medalla". Reyes Pla supo en qué se convirtió la pelea en el momento en el que escuchó los gritos desde la grada por parte del equipo cubano: una lucha política. Era una encerrona.
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