Fernando Carro y el gafe de los Juegos Olímpicos: el 'jabalí herido' del 3.000 metros obstáculos

"De mí manera tan particular de correr, siempre sacan una cierta similitud con el revolver de un jabalí herido. Así que; lejos de promocionar cualquier tipo de caza. Hoy seré vuestro jabalí herido". Así comenzaba el día para Fernando Carro, atisbando que no se encontraba bien físicamente antes de salir al tartán del Estadio Nacional de Tokio para correr la primera eliminatoria del 3.000 metros obstáculos. El madrileño confirmaba pasados tres minutos de la prueba que estaba tocado.

El atleta "tenía ilusión por ser quien rompía el hielo". En la previa se veía fuerte, admitía que para poder hacer algo importante tenía que batir su propio récord de España. Con esa motivación plantaba un pie en Tokio, pero todo apunta a que fue el izquierdo. En esa pierna es donde tendría un problema en los isquios. Quizás llegaron a través del vuelo largo, donde estuvieron tantas horas sentados, o simplemente de la tensión de la competición. En uno de los entrenamientos en Japón se resintió, pero aún así saltaría a la pista.

"Circunstancias de entrenamientos complicados desde que llegué a Japón y saltar sólo con la pierna derecha, lo hacía muy complicado", explicaba tras la prueba que tuvo que abandonar pasados tres minutos de la misma, lejos de los líderes y pasando un auténtico calvario cada vez que pasaba por un obstáculo. Ese isquio estaba roto, no tenía remedio. Otra vez revivía la pesadilla de Rio 2016. La maldición de los Juegos Olímpicos pesa sobre Carro.

Hace cinco años, llegó pleno de ilusión por su debut olímpico pero en su camino se cruzó una fascitis que le amargó toda la temporada del 2016. Se frustró e incluso se planteó si el atletismo merecía la pena. Finalmente recondujo su carrera y volvió a ilusionar con un subcampeonato de Europa y el récord de 2019. Ya tuvo un problema en la rodilla durante este 2021, en las bursas, que le obligó a entrenarse evitando los impactos. Aún así, consiguió recuperar la forma y llegaba con buenas sensaciones a Tokio.

"El viaje fueron doce horas sentado en el avión y se me contracturó el isquio. El día del tifón tenía que hacer el último entrenamiento exigente y en la última serie, se rompió", explicaba contrariado el atleta español tras la prueba. El "jabalí herido" volverá, porque es jóven y es una de las estrellas del atletismo del país. Solo necesita ese punto de suerte que le permita brillar en la cita que ya ha comenzado a preparar de París 2024.

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