Simone Biles está de vuelta. La noticia de estos Juegos Olímpicos ha sido su gestión de las emociones después de admitir que sufría una crisis de ansiedad, relevando ante el mundo estos problemas de salud mental que le han hecho perderse cinco de las seis finales que pretendía disputar. Este martes (10:50 horas), la estadounidense buscará su segunda medalla, la que sería la primera en la que compite realmente después de realizar solo un ejercicio en la final por equipos. Será la barra de equilibrio donde se batirá contra sus rivales por la única presea individual a la que aspira.
Desde que se reveló al mundo esta situación, desde el equipo de Estados Unidos de gimnasia se ha tratado de evitar que el público pensara que no iba a volver a competir Biles en todos los JJOO. Desde ese fatídico 27 de julio, en el que la cabeza de Simone dijo basta, no se ha hablado de otra cosa en la villa. Todos los deportistas han hablado de la gestión de la presión, con algunos comentarios llamativos como el de Novak Djokovic, que se le volvió en contra.
Biles compareció ante los medios, resumiendo sus pensamientos poco después en Instagram: "Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar", indicó en un primer momento. "La oleada de amor y apoyo que he recibido me ha hecho darme cuenta de que soy más que mis logros y mi gimnasia, algo que nunca antes había creído". Después de esta revelación, ante los rumores de que no podría competir en Tokio, Biles saldrá al pabellón con el objetivo de volver a enamorar a todo el mundo.
Después de cuatro finales en la grada, animando a sus compañeras de selección, Simone da un paso adelante y además lo hace en una de las pruebas en las que es menos favorita. De hecho, cuando se hablaba sobre el reto de los seis oros, la prueba en la que se ponían más dudas sobre sus opciones era esta. Pero, si la gimnasta ha elegido la barra de equilibrios, es porque hay varias razones que explican una decisión premeditada.
Sin presión
La gimnasta de 24 años ha trabajado a diario con el personal médico de Estados Unidos para estar a pleno rendimiento este martes. No se había fijado una fecha, ha ido día a día y ha conseguido dejar sus fantasmas a un lado. Ha tenido justo una semana, como una lesión más, para mejorar su estado anímico y afrontar la final de barra de equilibrios con plena confianza en sus posibilidades. Aunque es el hecho de tener más dificultades sobre este elemento la clave de este regreso.
Biles vuelve en la modalidad que peor se le da. Aunque esté incluida entre las favoritas, sus experiencias pasadas demuestran que no es su prueba fetiche. En la clasificación, su compañera Sunisa Lee fue mejor, e incluso fue superada por la rumana Iordache. La estadounidense fue bronce en Rio y, aunque no lo dio todo en la clasificación, la realidad es que saldrá con menos presión que la que tenía el pasado martes.
Una vez que el reto de los seis oros quedó en el olvido, esa tensión que le provocaban los focos de todo el mundo atento a la que se había reconocido como la gran exhibición esperada de estos Juegos. Los cuatro oros que consiguió en Rio 2016 siempre la perseguirán para ponerla en el olimpo del deporte, pero el gesto más humano que ha dejado su presencia en Tokio 2020 ha hecho de su figura una leyenda más terrenal.
La sexta
Todo lo que trascendería una medalla de Simone Biles este martes después de lo vivido en la última semana, sea el metal que sea, pasará a la historia. Si su evolución ya era una leyenda conmovedora, después de sufrir desde muy joven situaciones como las adicciones de sus padres, los abusos del monstruo de Nassar o la condena de su hermano, superar estos problemas de ansiedad durante unos Juegos y conseguir subirse al podio será el último eslabón de su cadena.
El pasado martes se derrumbó, pero dio una lección que trasciende más allá del deporte: también los atletas de élite, los que lo han ganado todo como ella, sienten vértigo y han de cuidar la salud mental. En este, puede dar otra: un ejemplo de superación, de que las malas situaciones se pueden revertir y de que se puede tocar fondo y volver a subir; pero también lo será porque Simone Biles sigue siendo algo extraterrestre por esta habilidad innata para la gimnasia artística.
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