Damián Quintero, la plata en Tokio e ingeniero aeronáutico que casi deja el kárate por dinero
De origen argentino, afincado en Málaga y con mujer asturiana. Damián Quintero, ingeniero y karateka, coronó su carrera con una plata en Tokio.
7 agosto, 2021 00:09Damián Quintero (Buenos Aires, Argentina, 1984) se despidió de Tokio a lo grande. No con una medalla de oro ansiada y que consiguió horas antes Sandra Sánchez, pero sí con una medalla que le sirve para escribir su nombre en los anales de la historia del kárate. Este ya veterano karateka de 37 años, nacido en Argentina pero criado en tierras malagueñas, se llevó la plata en la final de kata para encumbrar una carrera deportiva envidiable.
Quintero era uno de los grandes favoritos de la disciplina olímpica. Junto a Sánchez, ambos partían como dos medallas casi aseguradas para la delegación española. Y frente a otras sorpresas, la mayoría negativas, que se han ido produciendo en las filas españolas, tanto Quintero como Sánchez acabaron sumando un nuevo premio a las vitrinas de la delegación. Todo un honor para ellos y que les ha permitido pasar a formar parte de la historia.
La trayectoria de Quintero -como la de Sánchez- bien permitía situarle en lo más alto del kárate mundial. Sin embargo, faltaba ese reconocimiento olímpico que será fugaz. El kárate debuta en el programa de unos Juegos en Tokio 2020. Tierra de nacimiento de las artes marciales. Sede de cada movimiento que ahora ejecuta a la perfección Damián. Pero, pese a la elegancia de este, en París 2024 dejará su hueco a otras innovadoras disciplinas como el breakdance.
El momento más esperado de su carrera @DamianHQuintero recibe su medalla olímpica en #Tokyo2020
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De ahí que llevarse una medalla fuera mucho más allá de un premio olímpico. Si el mejor en algo no consigue triunfar en unos Juegos, su grandeza deportiva puede verse empequeñecida por momentos. Quintero se quedó a escasos puntos del oro, que además tuvo que pelear con un karateka japonés. Pese a ello, la plata supone el reconocimiento a años y años de trabajo.
De Argentina a Málaga
Su vida comienza en 1984 en Buenos Aires. De familia humilde, sus padres buscaron una salida para emprender un nuevo viaje. En busca, como en la mayoría de ocasiones, de un mejor estatus. Llegaron a España, concretamente a una Málaga que se ha convertido en su hogar. Torremolinos, cuando él apenas tenía cinco años, se había convertido en su nueva casa.
Quintero no tardó en adaptarse pese al cambio de país. Era joven. Y, sobre todo, se ayudó del kárate. Solo pasaron dos años hasta que se decidió por dicha disciplina. El Club Goju-Ryu, ahora considerado uno de los mejores del territorio nacional, iba a ser quien le viera crecer hasta convertirse en lo que es hoy. Tenía siete años e iniciaba un nuevo camino. Solo necesitó uno más para llevarse la primera medalla de bronce en un torneo de Navidad.
La figura de Damián Quintero ya iba cogiendo forma. Sin embargo, como cualquier chaval, también se encontró con muros que saltar. En concreto en 2001, ya con 17 años y entrando en una edad donde el físico te marca sus capacidades deportivas. Damián pasaba a la categoría de cadete y entró en una pequeña crisis de resultados. Pero no hubo demasiado problema, en 2002 recuperó su mejor versión para iniciar una nueva escalada hacia lo más alto.
Fue el año de su renacer. De tomar decisiones y hacerse mayor. Los 18, edad querida por muchos y temida por otros. Quintero dejó su amado Torremolinos tras ganar una medalla de oro en el Europeo cadete, se marchó a Madrid para vivir en la residencia Blume y se incorporó al Centro de Alto Rendimiento para dar un empujón a su carrera sobre el tatami. Bajo las órdenes de su mentor, Miguel Ángel López, entendería a la perfección de que iba ese deporte.
Además, Quintero tuvo que dividir su tiempo y, siguiendo el plan de estudios, optó por iniciarse en la ingeniería aeronáutica. Dos años más tarde, y haciendo valer su implicación en el CAR, ganó absolutamente todo en lo que participó. Y con 19 años ya era plata en el Europeo sénior. Quintero se había consagrado como estrella.
2008, todo o nada
La calma y el éxito, sin embargo, no perduraría sine die. En 2005 sufrió una lesión que le obligó a pasar por quirófano, apartándose tres meses del tatami. Y ahí dio inicio un bucle de frustración que podría habernos quitado la opción de ver lucir al mejor karateka de la historia. Quintero ya no es el niño de antes y aspira a todo, pero un conflicto con el seleccionador le deja fuera del equipo nacional durante unos meses.
Quintero llega a plantearse la retirada. Sin lograr sus objetivos en kárate, quizás tenía que buscar otros caminos. Y esos no estaban ligados al deporte. Solo se había perdido un Europeo, pero la situación le llegó a superar. El malagueño de adopción no obtenía muchos ingresos del mundo del kárate y, sin dinero y con malestar propio, la única vía que tenía era la de dejar por completo la disciplina. Solo quería acabar su carrera de ingeniería y emprender una vida laboral alejada del tatami.
"Económicamente, tampoco te da mucho dinero, y encima estaba sufriendo", confirmó en una entrevista en 2016. "Pensé en hacer mi carrera y buscar mi profesión por otro lado". Por fortuna, su familia y círculo más cercano le recondujo.
Quintero logró que esos fantasmas de la retirada se esfumaran y entendió esa caída a pique como un golpe de la vida que le ayudaría a manejarse en el futuro. Después de tres años de intenso trabajo, Damián se graduó como ingeniero y logró ganar el Campeonato de España siete años después. El 2011 era su segundo resurgir.
Excedencia para Tokio 2020
Pese a los éxitos en su carrera, pues ha recibido condecoraciones como la de ser el mejor karateka de la historia en su modalidad de katas o afianzarse en lo más alto del ranking mundial, los Juegos Olímpicos de Tokio podían ser un punto de inflexión. Es ese peldaño que todas las estrellas siempre quieren alcanzar. Aunque hayan caminado cientos de veces por las escaleras del éxito, pocas veces pueden renunciar a estar algo más altos. Y si se hace justicia a tu deporte, qué menos que aventurarse.
En 2015 trabajaba en una empresa de servicios digitales. Tenía su trabajo y seguía compaginando el kárate con su vida. Pero la llegada de una noticia del COI lo cambió todo. Y es que en 2016 el Comité Olímpico Internacional dio el visto bueno a que el kárate pudiera disputarse en Tokio 2020. Junto al surf, béisbol, escalada y skate-board, la disciplina tendría su estreno olímpico. Había que intentarlo.
Quintero pidió una excedencia para poder volcarse en sus entrenamientos. No tenía tiempo para todo y prefirió centrarse en el kárate. Esa misma disciplina que años atrás había pensado en dejar porque no le daba suficiente rédito económico, y además no le generaba el bienestar esperado, ahora se convertía en su prioridad absoluta. Se concentró en llegar a Tokio, en 2017 recibió el premio de mejor karateka y en 2021, tras el aplazamiento por la Covid, se proclamó primera plata olímpica del kárate.
Tras años "muy duros", donde ha trabajado "muchísimo", el ingeniero Damián Quintero recibía su premio. "Para mí esta plata lo es todo, me sabe a oro. No sabemos cuándo volveremos a esto, por lo que somos los únicos karatekas privilegiados. Quiero dedicárselo a todo el kárate español", aseguró, esbozando una sonrisa de orgullo y pelea, en los micros de TVE.
Junto a Sandra Sánchez, Quintero ha conformado la pareja estrella del kárate español y mundial. Dos medallistas que se marchan de Tokio haciendo historia en la primera presencia de su amado deporte en una cita olímpica. Y dos historias marcadas por la superación y la lucha en una disciplina alejada de los focos y guiada por la pasión. Su adiós será a lo grande: portando la bandera en la ceremonia de clausura.