Teresa Perales ha dado un pequeño susto este domingo antes del cierre de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. La nadadora, de 45 años, ha sufrido en la madrugada de este domingo una "situación de estrés y ansiedad", tal y como ha informado el Comité Paralímpico Español. La deportista se encuentra en observación en la Policlínica de la Villa de Tokio y no viajara este lunes 6 de septiembre de regreso a España con el resto de la delegación.
La ganadora del Premio Princesa de Asturias de los Deportes en la edición de 2021 volvió a hacer historia en una cita paralímpica. Perales compitió en cuatro pruebas, consiguiendo una medalla de plata en los 50 metros espalda y tres diplomas. Es la 27ª presea de su carrera deportiva, ampliando el legado que la convierte en una de las mejores deportistas paralímpicas de la historia. La aragonesa ha vivido sus Juegos más complicados, y no solo por el parón que provocó la Covid-19.
La nadadora zaragozana logró el metal a pesar de haberse lesionado en el hombro izquierdo el pasado mes de mayo durante el Europeo disputado en Funchal. Este desafortunado percance sucedió tras sufrir un espasmo muscular mientras nadaba, lo que dificultó su preparación para la cita japonesa. Incluso ella misma explicó que en su día la reunieron para plantearle que se quedara en casa al no estar en plena facultad física.
La campeona española es muy testaruda y luchó durante tres meses para llegar en la mejor forma posible a la cita paralímpica. Finalmente, logró la plaza y aterrizó en Tokio con la misma ilusión que lo hizo en sus primeros Juegos, Sídney 2000. A pesar de haber conseguido hasta siete oros durante sus diferentes apariciones, es la plata en estos últimos la que más importancia tiene. Todo lo que ha vivido en los últimos meses ha derivado en este episodio de ansiedad que, poco a poco, supera.
Historia viva
Una neuropatía le hizo perder a los 19 años la movilidad desde la cintura a los pies. De hecho, el último día que anduvo sin muletas fue para celebrar la Recopa de Europa de su querido Real Zaragoza en 1995. Tras aceptar esta condición, se lanzó a la piscina para demostrar al mundo que ni esta desafortunada patología iba a frenarla. Así llegaría a esa cita del año 2000, donde demostró que estaba destinada a hacer historia.
Desde entonces, su cuello se queda pequeño para poder colgarse esas 27 medallas que lucen en su palmarés. Su ejemplo de superación y de coraje perdurará para siempre, aunque su impresionante carrera que solo es superada por las 55 medallas de Trischa Zorn y las 30 de Jonas Jacobsson en la historia de los Juegos Paralímpicos.
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