Rusia sigue combatiendo al veto que recomendó el Comité Olímpico Internacional a todas las federaciones deportivas del mundo tras la invasión de Ucrania. La nueva fórmula que anuncia Oleg Matytsin, ministro de deportes ruso, es crear nuevos formatos de competiciones con sus aliados BRICS, el conglomerado de países emergentes que forman junto a Brasil, India, China y Sudáfrica. Esta propuesta tiene como objetivo los 4.000 millones de personas que viven entre todas estas naciones.
Esta revelación de las intenciones de Rusia la ha hecho precisamente en la inauguración de uno de los campeonatos que lleva promoviendo el país para que sus grandes talentos sigan compitiendo. El país, por ejemplo, ha traído de vuelta las Espartaquiadas, unos particulares Juegos Olímpicos que se celebraron en la era de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ante la amenaza del COI de que no haya deportistas rusos en París 2024, quieren plantear competiciones con otros países.
Ya lo hicieron, por ejemplo, con Pekín 2022. Tras el veto, la ciudad de Janty-Mansisk fue testigo de los Juegos Paralímpicos de Invierno "Estamos juntos. Deporte", la denominación de una cita en la que también estuvieron Bielorrusia, Tayikistán, Armenia y Kazajistán. El plan con los BRICS va más allá, ya que Matytsin habla de inmiscuir a la Shanghai Cooperation Organisation, entre los que están el mismo Kazajistán, Kirguistán y Pakistán.
Rusia está tratando de volver a participar en las competiciones deportivas internacionales después de haber sido vetada en gran parte de los eventos. Sobre todo, tras la amenaza de algunos deportistas de cambiar su nacionalidad. Andrey Rublev y Daria Kasatkina ya han planteado en público que pueden seguir el ejemplo de Elena Rybakina, ganadora de Wimbledon representando a Kazajistán. Matytsin no teme que suceda porque cree que "el deporte mundial no podrá vivir sin los atletas rusos durante mucho tiempo".
Los deportistas rusos llevan sufriendo diferentes vetos durante más tiempo. En los dos últimos Juegos Olímpicos no han podido lucir su bandera, si no la del Comité Olímpico Ruso, por la trama de dopaje de Estado. Esta práctica nociva para el deporte y la salud de los profesionales sigue asociada al país gobernado por Vladimir Putin como queda demostrado en el informe de mitad de 2022. Aún así, Matytsin confía en que su nación saldrá más fuerte: "debe ser utilizado para el desarrollo de nuestro deporte".
Las palabras de Matytsin van en sintonía con lo que Putin ha mostrado en público. El presidente, en la ceremonia de clausura de esos Juegos Paralímpicos de Invierno que creó, defendió que el deporte vive un ambiente de "eventos que son incompatibles con el espíritu y carácter de las ideas con las que Pierre de Coubertin lo concibió". Ni la relación cercana que une al mandatario ruso con Thomas Bach ha rebajado esta tensión.
Este octubre está previsto en Moscú un nuevo foro de los BRICS en los que se podría tratar esta cuestión. La incipiente tensión que se está creando desde el lado chino, tras la situación que se vive en Taiwán, podría propiciar que este país también se ponga del lado de Rusia de forma pública y este tipo de competiciones reciban un gran respaldo. India ya se abstuvo en la votación de una resolución en contra de Rusia delante de las Naciones Unidas. Brasil y Sudáfrica no han hecho este tipo de movimientos.