Alberto Ginés, ante la pared de París: "En España hay gente muy buena que no vive de la escalada"
EL ESPAÑOL entrevista en un rocódromo al escalador de Cáceres que, con 18 años, se colgó el oro en Tokio y persigue ahora un nuevo billete olímpico.
23 marzo, 2024 11:55Hace tres años, en los JJOO de Tokio, un cacereño de 18 años tocó la cima -retórica y literalmente- y se convirtió en el primer campeón olímpico de escalada. Su nombre es Alberto Ginés (Cáceres, 2002) y gracias a él, desde entonces, su deporte se ha puesto de moda en España.
Precisamente, EL ESPAÑOL se cita con Alberto Ginés en un rocódromo -Sputnik Climbing (Madrid)- para realizar esta entrevista -y una segunda parte, que pronto verá la luz, en la que él nos enseña a escalar-. A sus 21 años, es todo lo que uno se puede imaginar de un chaval de su edad. Así ha querido siempre que le vean, en lugar de "parecer algo fuera de lo normal porque se te dé bien hacer un deporte".
Y vaya si se le da bien 'su' deporte. Un ratito de práctica con él es suficiente para saber a ciencia cierta que lo que hace es excepcional. Alberto es un Spiderman de carne y hueso. Ni más ni menos. Lo único que en él no hay un Peter Parker ni ninguna otra tapadera. Es transparente hasta para decir que, en estos momentos, disfruta mucho en su tiempo libre haciendo pan.
Alberto Ginés toca madera para estar en los JJOO de París este verano. Todavía no está clasificado, pero en octubre de 2023 ya lo rozó. Tendrá dos oportunidades más en las series clasificatorias de Shanghái (16 - 19 de mayo) y de Budapest (20 - 23 de junio). El oro de Tokio es favorito para estar en la nueva cita olímpica, con el público de vuelta.
Esta Olimpiada de tres años no ha sido sencilla para él. Ha estado llena de altibajos, reconoce, por lo que le costó primero superar la resaca del oro, y lo que conllevó, y por lesiones que vinieron después. Ha tenido buenos momentos como las dos medallas que se colgó en el Europeo de Múnich (2022). Ahora le invade de nuevo el espíritu olímpico y lo luce hasta en su estética -con guiño al valenciano Hoke, uno de sus raperos favoritos-. A Alberto Ginés no hay pared que se le resista.
Pregunta: ¿Cómo te sientes a cuatro meses de los JJOO de París?
Respuesta: Bien. A los Juegos todavía no sé si iré, estamos pendientes del Preolímpico. De forma creo que estamos bastante bien. Ahora ando con una pequeña lesión en un pie, que me está jodiendo un poco, pero espero que para las competiciones importantes ya esté bien y pueda competir al cien por cien.
P: ¿Con qué expectativas, si te clasificas, te gustaría llegar a los JJOO?
R: El sueño, lógicamente, si voy a París, es otra medalla. Otro oro. Pero nos gusta mucho ir paso por paso. Primero me clasifico, luego si voy es meterme a la final y después ya se verá.
"El sueño, si voy a París, es otra medalla. Otro oro"
P: En París 2024 cambia el formato de la escalada respecto a Tokio 2020. ¿Cómo crees que te viene esto?
R: Ha habido que adaptarse, pero bien. En 2022, al principio, sí que me costó un poco más volver al bloque, que lo habíamos dejado un poco de lado de cara a Tokio. Creo que hemos hecho bastantes avances, de hecho, más de lo que nos esperábamos nosotros mismos. Así que bien, ha sido adaptarnos a un formato nuevo respecto a lo que hicimos para Tokio.
P: Antes de una prueba, incluso en esos instantes previos a empezar a escalar, ¿tienes algún ritual para calmar los nervios?
R: Los nervios no se pueden calmar (risas). Es aprender a vivir con ellos. Es aprender a competir con ellos. Es igual que la presión. No puedes pretender competir sin presión porque es imposible. Tienes que normalizarlo y aprender a vivir con ello. Es mucho mejor entender lo que te pasa por la cabeza que intentar controlarlo.
P: Los Juegos de París también serán diferentes a los de Tokio por la vuelta del público. ¿Crees que puede ser más positivo que negativo para ti?
R: A ver, depende de la cantidad de españoles que haya (risas). Pero sí, al final que haya público creo que siempre ayuda y le da un poco más emoción.
También es verdad que, justo en nuestro deporte, el público puede ayudar en el sentido de saber si los demás han hecho más o menos que tú por cómo se viene arriba la gente. Pero bueno, creo que no es algo que sea tan influyente.
P: ¿Cómo has vivido esta Olimpiada de tres años hasta París? ¿Ha sido tranquila, de altibajos o cómo la definirías?
R: Ha sido de altibajos constantes. Ha sido una montaña rusa desde el principio de 2022, que todavía seguía un poco con la resaca de Tokio y no había terminado de centrarme. Luego antes de verano, de lesionarme y casi joderme la temporada a volver a ir al Europeo y conseguir dos medallas... No he tenido una progresión constante. No ha sido solo ascendente, sino que ha tenido subidas y bajadas.
La temporada pasada también fue bastante mala. Hacía una opción muy buena y tres muy malas. Hasta que, al final, conseguimos encauzarlo todo un poco más y conseguir pillar el buen camino. Después de tres años, creo que hemos conseguido dar con la tecla que necesitábamos dar para que mi cabeza y todo lo demás volviesen a funcionar al cien por cien.
"Después de tres años, he dado con la tecla para que mi cabeza vuelva a funcionar al cien por cien"
P: ¿Es muy diferente ir a las competiciones siendo el oro olímpico respecto a como era antes?
R: Seguramente sea una percepción personal, más que nada. De decir: 'Joder, si hago mal está 'compe' la gente va a pensar que no me lo merecía'. O cualquier cosa. Que seguramente a la gente le da igual porque luego cada uno está pendiente de su competición.
Pero sí que lo noté en el sentido de que antes de Tokio iba a la Copa del Mundo y a la prensa, por lo general, le daba igual. En 2019 fui subcampeón del mundo y a la gente le dio igual. Ahora, cuando iba y lo hacía mal o lo hacía bien, sí que veía medios hablando de ello con mayor repercusión. Lógicamente, todo es a raíz del oro. Ahí sí que noté un poco de cambio, pero una vez normalizado diría que es un poco lo mismo.
P: ¿Te costó lidiar con esa exposición repentina?
R: Sí, porque al final es algo para lo que no entrenamos. No estamos preparados. Al final yo me dedico a escalar, a entrenar e intento hacerlo lo mejor posible. De repente tengo que hacer una entrevista y yo porque, por suerte, no soy muy dado a cagarla o a decir cosas que no tengo que decir. A la gente que por lo que sea le pase eso, es una movida.
Entonces, tuve un poco de suerte en ese sentido. No es que tenga facilidad para hablar porque no soy de muchas palabras, pero por lo menos las que digo son decentes (risas).
P: Lograr todo esto con 18 años ya supone de por sí un desafío.
R: Son cosas que supongo que me hacen o me hicieron en su momento madurar. Sea un poco antes de lo normal o, en algún sentido, diferente respecto a quien tiene a esa edad una vida más ordinaria en el instituto.
P: Más allá de la competición e, incluso, el deporte, ¿un oro olímpico te puede cambiar como persona?
R: No sé a los demás. A mí, diría que no. Hay cosas diferentes, lógicamente. En tres años he tenido que cambiar cosas porque si no quiere decir que algo estoy haciendo mal con mi vida. Pero te diría que la esencia de lo que soy sigue siendo exactamente la misma.
"Suelo ir a las últimas sesiones del cine para estar bastante sólo. Es mi momento de paz"
P: Cuando no estás escalando o entrenando, ¿qué es lo que ocupa tu tiempo?
R: Siempre me ha gustado ir mucho al cine y suelo ir sólo. Porque para ir con alguien que habla... (risas). Siempre voy en las últimas sesiones para estar bastante sólo en el cine. Es mi momento de paz. Aunque la película sea bastante mala, yo lo disfruto.
Últimamente estoy recuperando mucho la lectura. En el colegio y en el instituto leía mucho, luego lo dejé y ahora estoy volviendo a ello. Mi tío me ayuda bastante recomendándome libros. Y ahora estoy empezando a hacer pan.
P: ¿A hacer pan?
R: Sí (risas). Me gusta mucho cocinar y el pan me encanta. Y ahora estoy aprendiendo sobre las masas madres, las fermentaciones y tal. Estoy ahí trasteando un poquillo. Tengo mucho tiempo libre y, entonces, tengo que hacer algo.
P: ¿Que disfrutes así de la soledad puede tener relación con tu deporte?
R: Necesito estar sólo o con muy poca gente para recargarme. Es como que la batería social se me acaba y necesito estar sólo. Pero también es verdad que vivo sólo. Pedirle ayuda a alguien para hacer pan no tiene mucho sentido (risas). Así que me pongo música y me lío a hacer pan.
P: Los tatuajes dicen mucho de la persona que los lleva. ¿Me puedes decir cuál es el que tiene más significado para ti y qué quiere decir?
R: Realmente especiales, que tengan un significado más profundo, son dos. Uno que son dos flores, un narciso y una margarita, porque mis abuelas se llaman así y me lo hice por ellas. Y el otro es el de los aros olímpicos.
Luego, por ejemplo, tengo uno de Naruto porque me gusta mucho. También un dragón por 'El viaje de Chihiro', un cuervo... El resto son un poco sin más.
P: ¿Qué dirías que es lo que sorprende más de Alberto Ginés, el chaval de 21 años, respecto a la imagen que se suele crear la gente de un campeón olímpico?
R: Como tuve la suerte de que mucha gente me conoció a través de Twitter, vieron que era un chaval de 18 años con sus movidas: que la chavala que le gustaba no le correspondía y esas ralladuras de cuando eres un chaval. Entonces, creo que en ese sentido no se me endiosó tanto y es algo que me encanta.
Nunca me ha gustado esa imagen de parecer algo fuera de lo normal porque se te dé bien hacer un deporte. Es decir, soy un chaval de 21 años y tengo las movidas normales como cualquier otra persona de mi edad. Creo que luego hay veces que no te toman demasiado en serio, pero prefiero eso a que me tengan endiosado.
P: Para la escalada en España, tu participación en Tokio fue un antes y un después. ¿Tú cómo has visto el crecimiento de la disciplina en estos tres años?
R: Es verdad que la escalada venía creciendo mucho, pero es que ha sido una barbaridad. Se abren rocódromos enormes cada dos por tres. Todo el mundo va a escalar. Es que toda la gente que sigo en Instagram en algún momento ha ido a escalar. Es una locura. Yo de pequeño era el raro del colegio porque iba a escalar y ahora parece que eres el raro si no escalas. Eso está guay.
Quiero creer que en un futuro cercano los escaladores, los que nos dedicamos a esto, vamos a empezar a notar un impacto mayor. El ecosistema de la escalada está creciendo mucho, pero los escaladores creo que somos los que menos repercusión vemos en ello.
"Prefiero que no me tomen demasiado en serio a que me tengan endiosado"
En una Copa del Mundo, por ejemplo, ganábamos más dinero en 2019 que ahora. Está guay que todo crezca, pero si a nosotros no nos repercute... Yo tengo la suerte de poder vivir bien de la escalada, pero hay mucha gente muy buena que no puede. Creo que se debe repartir de manera más justa.
P: ¿De verdad que en 2019 los premios eran mejores que ahora?
R: Sí, y no tiene ningún sentido. Incluso en 2009 había mejores Copas del Mundo y mejores premios que ahora. Pero bueno... Como tampoco puedo hacer nada más que quejarme...
P: Quejarse siempre sirve de algo. A nivel de competición, ¿han cambiado mucho las cosas en España o no tanto?
R: La gente pensaba hace unos años que era imposible llegar al nivel de los franceses o los japoneses y quizá, de alguna manera, yo he servido como motivación para demostrar que sí se puede.
Tener gente que te viene pisando los talones, que tiene ganas de ganarte, está bien para que no te duermas. Si yo voy a una Copa de España y sé que sin calentar puedo ganar, que no es para nada el caso, pues no me voy a esforzar. Ahora, si sé que o me pongo las pilas o me van a ganar en Cáceres, que es mi ciudad, delante de mis abuelos, mi familia y mis amigos... Quiero ganar y hacerlo bien. Es una sensación que mola mucho. Sé que hay gente que le echa un poco para atrás, pero a mí lo que me motiva es eso. O entrenar con gente que es mejor que yo. Me gusta que a veces me den para el pelo.
P: ¿Te 'picas' mucho?
R: Sí. Si compites, te tienes que picar. Si eres competidor y no te picas, para mí es que pasa algo raro.
P: Por último, en caso de que te clasifiques a los Juegos, ¿qué podría esperar la gente en París 2024?
R: Ojalá esté. Toco madera. Yo voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Si sale mal, espero que nadie se decepcione. Y si se decepcionan, pues ya lo siento (risas).