El salto histórico de Jordan Díaz fue el protagonista de la jornada en el Europeo de Roma y copa este miércoles las portadas en España. El atleta hispanocubano se llevó el oro con el tercer mejor triple salto de todos los tiempos (18,18m), a sólo 11cm del récord mundial de Jonathan Edwards (18,29) que permanece inamovible desde hace casi 30 años.

Era la jornada por la que tanto llevaba esperando Jordan, que desde 2019 no acudía a un gran campeonato. Entonces lo hacía como cubano. Tras huir de su país, en 2022 recibió la nacionalidad española. Sin embargo, la normativa de World Athletics le impedía competir en los grandes certamenes durante un tiempo. Las puertas del Europeo se le abrían hace apenas mes y medio, y fue llegar y besar el santo.

A Jordan le temblaban las piernas tras ganar la competición en el Olímpico de Roma, así lo reconocía a diferentes medios. Se acababa de batir en un impresionante duelo con Pedro Pichardo, también cubano de nacimiento, pero nacionalizado portugués. El segundo salto del atleta luso se fue hasta los 18,04 metros y ahí empezó la pugna con Díaz, que había registrado 17,56 en su primer intento.

El pique entre ellos venía de antes y no se limitaba a lo deportivo. "No nos llevamos nada bien, no nos llevamos nunca. Él es un poco peculiar, es lo que hay", decía Jordan Díaz sobre su relación de Pichardo tras la sesión de clasificación. Antes había hablado el portugués, en un tono con cierta soberbia: "Tenéis que preguntarle al chico (Jordan), el campeón pasado [en Tokio 2020] fui yo". Y sobre si saltaría por encima de los 18 metros en la final, esto dijo: "¿Cuál es tu nombre? El martes por la noche me esperas aquí y te responderé". Jordan cogió la pelota del tejado... y la pateó: "Que los salte. Saltaré 18,01, ya está".

Aquella frase del español no sentó nada bien a Pichardo. Tal y como revela MARCA, el lunes se produjo un encontronazo entre ambos en el comedor de atletas. El portugués le recriminó de malas maneras a Jordan lo que había dicho: "Que sea la última vez que hablas de mí en tu vida". Ambos se encararon, aunque la cosa no terminó yendo a más.

Esa rabia de Jordan Díaz hacia su rival le hizo volar en la final de este martes. Su segundo salto fue de 17,82m e hizo nulo en el tercero. Pero el atleta afincado en Guadalajara, donde entrena bajo el manto del prestigioso entrenador Iván Pedroso, no perdió los nervios. Lo mejor estaba por venir.

En el cuarto salto mandó una seria advertencia a Pichardo: 17,96 metros para superar su récord de España y entrar en los diez mejores saltos de la historia. No era suficiente para superar a Pichardo, que ya sentía la respiración de su oponente en la nuca. El sorpasso llegó en el quinto intento de Díaz, con un vuelto ya histórico de 18,18 que le llevaba a hundir a su rival y colgarse el oro. Eso sí, Jordan no hizo ni un solo gesto feo y se centró en celebrarlo con su gente.

El récord de Edwards y los JJOO

Tras la prueba, en la zona mixta, a Jordan le bombardeaban a preguntas sobre dos cosas: batir el récord mundial de 1995 y llevarse el oro en los Juegos de París. Díaz quería centrarse en el presente: "Tengo la cabeza como un bombo", decía entre risas. "Las marcas están muy bien, pero lo que importan son las medallas. Iván Pedroso, mi entrenador, que también es el de Peleteiro, es el que tiene la magia, la entrevista tendría que ser a él, no a mí", decía humildemente en el micrófono de SER.

Sobre los Juegos Olímpicos apuntó que "son diferentes" al Europeo. "Todo lo que he hecho hoy no servirá para nada. Allí hay muchos atletas de mucho nivel [como el jamaicano Hibbert o el burkinés Zango] y todos están preparándose para la guerra", señaló en la radio. De esa 'guerra' a la que hizo mención ya avisó en una entrevista para EL ESPAÑOL, hace dos meses, donde recalcó que el triple salto en París "va a ser la competición más grande de toda la historia". Vayan cogiendo las palomitas.