El uso de cannabis entre los deportistas en Estados Unidos ha sido un tema de creciente interés y debate. La desregulación del cannabis en el ámbito deportivo y su aceptación en eventos internacionales como los Juegos Olímpicos refleja un cambio significativo en la percepción y las políticas hacia esta sustancia.
Un estudio interdisciplinar publicado en la revista académica PLOS One, realizado entre 1.200 deportistas de distintos niveles y disciplinas, determinó que el 26% habían consumido cannabis en las últimas dos semanas y que el 67% lo había usado alguna vez contra el dolor.
Estos datos revelan una alta prevalencia del uso de cannabis entre los deportistas, a pesar de las regulaciones que prohíben su consumo, en determinadas formas, situaciones y lugares.
Jaime Lamboy, jefe de asuntos legales de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), explicó que "en el deporte se ha empezado a desrregularizar". La NBA, las ligas de béisbol y de hockey en EEUU ya no persiguen el consumo de cannabis, aunque no son organizaciones signatarias del Convenio Mundial Antidopaje.
El caso de la velocista estadounidense Sha'Carri Richardson en 2021, quien fue suspendida por usar cannabis para aliviar su pena por la muerte de su madre, causó conmoción en las redes sociales y obligó a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) a revaluar el estado del THC como droga prohibida.
Richardson correrá en los Juegos Olímpicos de París, lo que marca un hito en la aceptación del cannabis en el deporte de élite.
Otro caso significativo es el de Brittney Grinner, la dos veces oro olímpica con la selección estadounidense de baloncesto, quien pasó casi todo 2022 encerrada en Rusia con cargos de tráfico de drogas después de que se le requisaron cartuchos de vaporizador de cannabis.
Estados Unidos movilizó sus hilos diplomáticos al más alto nivel para que la deportista fuera liberada antes de terminar el año, resaltando las discrepancias en las políticas de cannabis entre diferentes países.
Regulación y percepción
El presidente del Consejo de la División I de la NCAA, Josh Whitman, expresó en un comunicado que "el enfoque del consejo está en políticas centradas en la salud y el bienestar de los estudiantes atletas en lugar de castigar el consumo de cannabis", lo cual refleja una tendencia hacia una mayor aceptación y regulación.
Derrick Morgan, jugador de la NFL, defendió la legalización del cannabis en la liga, afirmando que "esta planta ayuda de verdad a muchas personas, adultos y niños, tenemos que legalizarla ya".
El debate sobre si la droga mejora el rendimiento no es concluyente. Estudios recientes señalan que, más que favorecer el desempeño, el cannabis lo perjudica, ya que reduce el tiempo de reacción y afecta a la respiración y el ritmo cardiaco.
No obstante, muchos deportistas usan cannabis para combatir el dolor y la inflamación, lo que puede mejorar su capacidad de recuperación y bienestar general.
Karl-Anthony Towns, jugador de los Minnesota Timberwolves, ha abogado por la desregulación del cannabis, mencionando los beneficios que la sustancia proveía a un familiar con autismo. Esta perspectiva destaca el potencial terapéutico del cannabis más allá de sus efectos sobre el rendimiento deportivo.
El CBD y su aceptación en el deporte
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) ha permitido el uso de CBD, un cannabinoide no psicoactivo, en el deporte de élite. El CBD ha demostrado clínicamente presentar acción antiinflamatoria y analgésica, lo que se traduce en el alivio eficaz del dolor, inflamación y malestar en general, permitiendo una mayor relajación de los músculos y articulaciones.
El Comité Experto en Drogodependencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó que "el CBD no es adictivo, no produce efectos psicoactivos, no presenta riesgos individuales ni sociales y presenta prometedores usos terapéuticos".
Al igual que en Tokio 2021, en los próximos Juegos Olímpicos de París 2024, el CBD seguirá estando permitido para los atletas. Los deportistas podrán usar CBD para aliviar el dolor y mejorar su bienestar, contribuyendo a un enfoque más saludable y equilibrado en el manejo del dolor y la recuperación.