Los ojos de Antonio Serrat resplandecen con especial brillo cada vez que se le mencionan los Juegos Olímpicos de París. "Me imagino nadando en el Sena y corriendo por las calles de París, a va a ser una pasada", dice en tono jocoso cuando ve un cartel promocional de los Juegos con el mencionado río y los Campos Elíseos de fondo. 

Antonio afronta la cita en la capital francesa con las mariposas de quien hace algo por primera vez. A sus 29 años debuta en unos Juegos Olímpicos que inician el viernes 26 de julio, pero que Antonio lleva semanas visualizando. Se mueve nervioso, ilusionado y con una sonrisa de oreja a oreja cuando es llamado para subir al escenario y ser presentado en sociedad como integrante del equipo masculino de triatlón que acude a París. 

"Siento que hasta que no esté en la línea de salida no me lo voy a creer del todo. En las últimas semanas, después de saber que hemos cumplido con los criterios de la Federación para estar allí, estoy disfrutando mucho cada momento. Cada entrenamiento, cada preparación, cada esfuerzo... Va a ser una carrera muy especial. No somos conscientes de la magnitud del evento que va a ser. Muy pocos deportistas tienen el privilegio de correr en ese circuito", asegura en su conversación con EL ESPAÑOL. 

A Antonio le llega el debut cuando ya es un veterano en el triatlón debido a la longevidad de la anterior hornada liderada por Noya y Mola con los que ahora conversa sobre cómo afrontar unos Juegos. De ídolos a compañeros. "Es difícil devolver todo lo que han dado ellos al triatlón porque son los mejores de la historia de este deporte. Tenemos que hacer nuestro propio camino". 

Antonio no ha competido en uno Juegos, pero se hace una idea del ambiente que se va a encontrar. "Tuve la suerte de vivir el anterior ciclo olímpico a Tokio con ellos. Esa experiencia me va a ayudar", explica Antonio. Entre los consejos que más le repiten, uno se reproduce por encima del resto. 'Preparar y afrontar los Juegos como una competición más del alto nivel'. "Creo que al final es más el cariño que le pone cada uno que las cosas a cambiar. Puede ser contraproducente modificar automatismos que han funcionado", sostiene. 

Antonio Serrat, durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Antonio Serrat, durante su entrevista con EL ESPAÑOL. David Morales.

Noya y Mola contaban con la presión de quienes lo han ganado todo, pero Antonio va más tapado de París. "Ir sin esa presión de victoria puede jugar a nuestro favor", reconoce. También tiene clara la hoja de ruta a trazar en un circuito que conoce. "En el triatlón la natación no se ganan carreras, pero pueden perderse. Debo estar desde el principio lo más arriba posible. Y si no se puede salir en un grupo adelantado, mantener la tranquilidad porque es un circuito favorable para recuperar tiempo. Hay que controlar las ganas de querer dar más cuando no se debe hacer", analiza. 

El apellido Serrat hace tiempo que suena con fuerza en el triatlón español. Antonio es quien lo ha conseguido, su hermana Irene también ha colaborado a ello, pero su padre ha sido el germen de ello. "Siempre ha hecho triatlón, antes de que naciéramos mi hermana y yo. Lo tiene como hobbie y esa sensación de disfrutar es la que nos ha querido transmitir", relata Antonio. 

No da tiempo a ahondar en ello cuando el triatleta, movido por la pasión, profundiza en el mensaje y figura de su padre como fuente de inspiración. "Me enseña a disfrutar de este deporte. Yo por suerte me dedico a ello, pero eso no quita que en ocasiones me cueste salir a entrenar. Y cuando veo a mi padre que a abrir la óptica y vuelve a casa después de trabajar con ganas de salir a correr o ir a la piscina, me contagia", detalla. 

El padre de Antonio comenzó en el triatlón por salud, por hacer deporte. Y lo que empezó como un hobbie se convirtió en pasión. Sus hijos, Irene y el propio Antonio, acudían a las carreras a ver competir a su padre, que su primer triatlón lo completó "con un traje de surf", como recuerda entre risas Serrat durante su conversación con EL ESPAÑOL. "Le apasiona el triatlón", sentencia. 

Antonio vivirá en París el sueño de su padre al competir en unos Juegos Olímpicos. En la memoria quedan aquellas competiciones a las que iba el hijo a ver al padre y las posteriores con intercambio de papeles. "Será una carrera especial", repite el triatleta español. No competirá con un traje de surf, pero su padre estará orgulloso de verlo desde el otro lado.