Nadal y Alcaraz, dos nombres que ya por sí mismo temibles, pero que juntos infunden un respeto máximo. También una expectación inusual, prueba de ello ver la Philippe Chatrier abarrotada para ver un partido de primera ronda de dobles. La dupla española es la sensación del momento y una de las mayores atracciones de estos Juegos Olímpicos de París.
Inevitablemente, la presión sobre ellos es máxima ¿Qué hubiera ocurrido si Alcaraz y Nadal se hubieran despedido del torneo a las primeras de cambio? Eso no entraba en el guión. Y tampoco acabó ocurriendo en la realidad. El manacorí y el murciano ofrecieron una gran versión en su estreno ante una pareja de quilates (la dupla González-Molteni) y presentaron su candidatura al oro olímpico.
Vencieron, sonrieron y levantaron el puño al cielo de la capital gala, pero la faena no fue tan fácil como se podía suponer. La dupla argentina hizo uso de su garra y vendió muy cara su piel en todo momento. El primer set se decidió en el tie break y en la segunda manga la pareja española tuvo que firmar una remontada formidable.
Sin duda, lo que ocurrió en esa fase del partido marcó por completo el devenir del choque. Alcaraz y Nadal vieron de golpe y porrazo como marchaban 3-0 por detrás en el marcador y tuvieron que ofrecer su mejor versión para darle la vuelta a la situación. Lo hicieron dejando puntos brillantes que hicieron levantarse de sus asientos a una abarrotada pista central de Roland Garros.
Calidad individual
Carlos Alcaraz y Rafa Nadal dejaron en el camino a una pareja con largo recorrido en el circuito ATP. Algo en lo que precisamente los tenistas españoles carecen. En mayor medida Alcaraz que tan solo ha disputado siete partidos de dobles en su carrera. Mientras tanto, el balear ya sabe lo que es ganar una medalla olímpica con una pareja.
Lo conseguido ya es un éxito rotundo, pero la ambición desmedida de los tenistas españoles les hace ser inconformistas hasta que no toquen metal. Poco a poco deben entenderse mejor en la pista y actuar como un equipo más que por una suma de dos individualidades. El cóctel puede ser letal.
Y es que en el estreno de la dupla española en los Juegos se apreció que los destellos y las genialidades individuales fueron lo que marcó la diferencia. En algunas ocasiones Nadal con sus 'passings' marca de la casa y en otras Alcaraz subiendo y haciéndose gigante en la red.
Uno tiró del carro cuando el otro mostraba su lado más débil y el otro tiró del uno cuando éste no lograba ofrecer su mejor tenis. Resistieron juntos, remontaron juntos, ganaron juntos y celebraron juntos. Y su techo es muy alto. Han dejado claro que su suelo competitivo puede ser suficiente para lograr colgarse en el cuello una presea.
En busca de récords
Este domingo Nadal debuta en el cuadro individual, competición en la que Carlos Alcaraz ya ha dado el primer paso tras vencer con suficiencia al libanés Habib (6-3, 6-1). Ambos quieren agrandar su historia y escribir una nueva página en los libros de los Juegos.
Si Carlos Alcaraz persigue el récord de precocidad en el cuadro individual masculino, que tiene justo un siglo, Rafa trata de igualar otro registro que es aún más antiguo. Y es que sólo un hombre ha ganado tres oros olímpicos en este deporte. Se trata del británico Reginald Doherty, en dobles y dobles mixto en París 1900 y en dobles en Londres 1908.
Otros 10 tenistas acumulan dos títulos, entre ellos el manacorí, oro individual en Pekín 2008 y en el dobles, junto a Marc López, en Río 2016. Lejos quedan, eso sí, los cuatro oros de las hermanas Venus y Serena Williams.